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lunes, 14 de septiembre de 2015

Cambio indetenible, por @OmarBarbozaDip



Omar Barboza Gutiérrez 13 de septiembre de 2015

A estas alturas el cambio político es indetenible, y el próximo 6 de diciembre será el inicio de su precipitación ante la urgencia que se desprende de los diferentes síntomas que reflejan el desmoronamiento del modelo oficialista, junto a la negativa de sus conductores a reconocer su fracaso y rectificar, con sus negativas consecuencias para la calidad de vida y la paz de todos los venezolanos. Hoy más que nunca se requiere la participación de todos los que queremos que el cambio se dé por la vía democrática, para prevenir el riesgo cierto de que ante la falta de una salida pacífica los acontecimientos nos conduzcan a los terrenos de la violencia y la anarquía.


Con las recientes decisiones sobre las fronteras del Táchira y Zulia, el gobierno nacional demuestra encontrarse incapacitado para comprender lo que está ocurriendo, y en consecuencia tomar las medidas que ataquen las causas que han generado esta grave crisis. Tenemos la impresión de que los intereses creados alrededor del oficialismo, junto a la excusa ideológica para responsabilizar a otros sectores de las culpas del gobierno, junto a los negociados relacionados con el dólar preferencial y las importaciones contrarias a la producción nacional, tienen al gobierno al servicio de esos intereses y no del bienestar nacional.

No tiene otra explicación el hecho de que el gobierno no comprenda que el contrabando y el bachaqueo son hijos legítimos del fracaso del modelo económico que han tratado de imponer en Venezuela, junto a la corrupción de los funcionarios civiles y militares que en la frontera se convirtieron en cómplices y hasta socios de los contrabandistas. Si hicieran un análisis objetivo se dieran cuenta de que la destrucción de la capacidad adquisitiva de nuestra moneda, causada por las políticas cambiarias y monetarias oficiales, al lado de una regulación de precios que no toma en cuenta la devaluación del bolívar, son la razón por la cual los precios de nuestros productos son muy atractivos para los que tienen pesos colombianos o dólares. En otras épocas, los venezolanos pasaban la frontera para comprar en Colombia porque el bolívar era muy fuerte frente al peso colombiano. Pero este modelo le quitó tres ceros a nuestra moneda, la bautizó como el “bolívar fuerte” y resulta que no vale nada, y por eso los precios en bolívares están muy altos, pero sin desconocer la especulación, lo que pasa es que el Banco Central de Venezuela dentro de este modelo económico ha perdido su autonomía, y en vez de proteger el valor adquisitivo de nuestra moneda, se ha dedicado a ejecutar una política monetaria al servicio de los intereses políticos del Ejecutivo Nacional y, en consecuencia, se ha convertido en una imprenta de billetes sin respaldo, lo cual empobrece al venezolano que trabaja, que cobra su salario en bolívares pero tiene los precios dolarizados.

Toda esta grave situación se complementa con el hecho de que el modelo oficial, en vez de invertir nuestros ingresos petroleros en impulsar la producción nacional, los invierte en importar con dólar preferencial bienes que se pueden producir en el país, beneficiando a los intermediarios y a los productores extranjeros, y actuando en contra de los productores nacionales. Hay muchas otras razones para que el cambio político sea una necesidad urgente para nuestra sociedad, pero las mencionadas son suficientes para que todos nos incorporemos a la lucha por una nueva Venezuela, donde la vida en paz con prosperidad, sea posible.

Debemos evitar que el oficialismo, a través de su gran influencia en los medios de comunicación, distorsione la realidad y pueda lograr su objetivo de crear desesperanza entre los que quieren el cambio, haciéndoles creer que no hay nada que hacer, y que a pesar del desastre que han causado seguirán en el poder. Es la hora de cambiar, no le podemos fallar a Venezuela, pongamos toda nuestra decisión y entusiasmo para salir victoriosos de esta pesadilla.

Para eso debemos mantener en alto las banderas de la unidad nacional, de la unidad superior de todos los que estamos dispuestos a luchar por una Venezuela mejor. No sólo para ganar las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, que son muy importantes, sino para mantenernos unidos para lo que viene después. Y cuando hablo de unidad no sólo me refiero a los que estamos hoy en la oposición democrática, incluyo de manera especial a quienes han sido seguidores del oficialismo, pero que reconociendo la realidad, están dispuestos a incorporarse a esta lucha para que juntos podamos hacer el gran esfuerzo de reconstruir a Venezuela en todas sus dimensiones. Para esa gran tarea todos los hombres y mujeres de buena voluntad hacemos falta. La Unidad no sólo debe servir para ganar, sino también para cumplirle unidos al pueblo venezolano.

Omar Barboza Gutiérrez

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