Por Marielba Núñez
Ni incolora ni inodora. Por
los grifos de la urbanización Santa Rosa de Lima ha salido agua de color marrón
y de olor fétido. A los vecinos de las residencias Orituco les alarmó de tal
manera el aspecto del líquido que comenzaron a recibir hace aproximadamente 9
meses que, luego de comprobar que la limpieza del tanque no solucionaba el
problema, encargaron un análisis al laboratorio especializado Otecnagua. El
resultado de la medición, tomada en varios puntos de la red de distribución, no
pudo ser más desalentador: el agua no es
apta para el consumo humano.
Los afectados no son
únicamente quienes residen en alguno de los 83 apartamentos de ese edificio,
porque se trata de una situación que se repite en otros puntos del sector donde
residen unas 6.000 personas, señalan Beatriz Viloria y María Elena Arnal,
integrantes de la junta directiva de Asolima. Los habitantes de la
urbanización, afirman, han sufrido problemas gastrointestinales y
dermatológicos que atribuyen al agua contaminada.
Luego de que las denuncias
sobre la irregularidad fueran difundidas en medios de comunicación se
presentaron en la urbanización técnicos de Hidrocapital que confirmaron el
diagnóstico. El informe que les adelantaron señalaba, entre otras cosas, que no
había rastros de cloro residual, indicador por excelencia de la inocuidad del
agua.
³Nos dijeron que
aparentemente hay una fisura de tuberías de aguas limpias y que se están
contaminando con aguas servidas. Quedaron en enviarnos los resultados oficiales
de los estudios el pasado 11 de julio y hacer una prueba mediante geofono para
localizar la fuga, pero aún los estamos esperando², señalan.
Yazenia Frontado, presidenta
de la Asociación Suramericana para el Agua y de la Asociación Venezolana para
el Agua, señala que la falta de información sobre lo ocurrido en Santa Rosa de
Lima no es una excepción, porque el misterio rodea todo aquello que tiene que
ver con este tipo de análisis. ³Es muy difícil conseguir estudios oficiales.
Los ciudadanos o las organizaciones acuden a las empresas hidrológicas a pedir
los resultados y se los niegan y, es más, está prohibido suministrarlos. Eso
alimenta las dudas, porque el agua llega marrón o blanquecina, con un sabor
particular, totalmente distinta a como debería ser², indica.
Nutrientes indeseables. La
Gaceta Oficial 36.395, publicada en 1998, contiene el decreto que establece las
condiciones sanitarias que debe cumplir el agua para el consumo humano en el
país. Entre otras cosas el documento señala que no debe presentar agentes
patógenos, como virus, bacterias u hongos, ni contaminantes químicos. Su
aspecto también está sujeto a regulaciones: no debe verse turbia ni tener
sabores u olores desagradables.
Sin embargo, los obstáculos
para alcanzar esos parámetros comienzan desde la fuente: los nueve embalses
que surten la región metropolitana distan de estar en condiciones óptimas.
Ernesto González, director del Instituto de Biología Experimental de la
Universidad Central de Venezuela, recuerda que, a las dificultades de enviar
agua a la capital, un trabajo complicado y costoso por el largo recorrido que
implica y la altura de las cuencas, hay que sumar también el reto que supone la
contaminación creciente a la que los reservas del líquido están sometidas.
³Los embalses deberían estar
en zonas protegidas pero están en lugares que han sido invadidos desde hace
muchos años². La urbanización desordenada en esos sectores y un vertido
descontrolado de aguas servidas han hecho que aumente excesivamente la materia
orgánica que llega a los ríos y lagos, lo que se conoce como eutrofización.
Frases que en otros
contextos podrían tener una connotación positiva, como ³enriquecimiento con
nutrientes² y ³productividad biológica², en este caso se traducen en efectos
indeseables: el agua que debería ser límpida se convierte en hábitat propicio
para la proliferación de plantas como la bora y la lemna, así como de
microalgas, fitoplancton o cianobacterias que tiñen de verde el agua que
condiciones ideales debería ser transparente.
Aunque el problema afecta en
general a todos los embalses, hay matices. Para González es preocupante el caso
de Camatagua, que estudió de cerca para un proyecto financiado por el
Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. ³El afluente
principal era el río Guárico, pero se le metió agua del Tucutunemo, que sale de
Taiguaiguay y que a su vez iba a alimentar un sistema de riego. Se trata de un
líquido que recibe un tratamiento inadecuado y que lo que ha hecho es dejar a
Camatagua en un estado completamente eutrófico². En la planta de Taiguaiguay
debería hacerse un tratamiento terciario por el trasvase que trae aguas del
contaminado Lago de Valencia. Como ese proceso no se cumple adecuadamente esas
aguas llegan contaminadas al río Guárico, el principal alimentador de
Camatagua.
La consecuencia es perfectamente
visible: hace quince años el agua era transparente hasta alcanzar cuatro metros
de profundidad, pero hoy en día comienza se ve turbia a menos de un metro de la
superficie. Las imágenes fotográficas son elocuentes: el paisaje azul y
brillante que mostraba Camatagua en 1997 es ahora verdoso y opaco.
González y María Leny Matos,
del Laboratorio de Plancton de Hidroven, en el libro Desafíos del agua urbana
en las Américas, perspectiva de las Academias de Ciencias, recientemente
publicado, señalan que hay rastros de metales pesados como cobalto, cromo,
cobre, niquel y zinc en los embalses Quebrada Seca, Lagartijo y La Pereza, que
superan los valores que la norma considera tolerables. ³La presencia de esta
contaminación en los sedimentos pudiera ser relacionada con el agua bombeada
hacia estos embalses desde el río Tuy, el cual recibe altas descargas de aguas
domésticas e industriales², dicen en el texto.
Modernización en espera. El
filtro obligado a remediar la maraña de problemas que trae el agua de los
embalses está en las plantas potabilizadoras, que en el caso de Caracas suman
6: La Mariposa, Caujarito, Macarao, Mariches, La Guairita y La Pereza. Sin
embargo, grupos ambientalistas han expresado reiteradamente sus dudas sobre el
funcionamiento de este servicio.
El informe que presentó la
ONG Aguaclara con miras a la evaluación del cumplimiento por parte de Venezuela
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en junio
pasado, expresa que la mayoría de estas instalaciones se construyeron entre las
décadas de los cincuenta y los setenta. ³Son plantas tecnológicamente
convencionales y se ajustaron perfectamente al agua cruda que debían procesar.
Sin embargo, hoy, las condiciones y la contaminación de las aguas que se
intentan procesar son totalmente distintas².
Frontado coincide con que
las plantas potabilizadoras, tal como están, no parecen ser suficientes para
purificar un líquido sometido no sólo a contaminantes orgánicos y aguas
residuales, sino también a vertidos industriales y metales pesados. ³No podemos
tener veracidad científica del funcionamiento de las plantas, hasta que no se
tome la muestra y se sepa la composición².
En la respuesta que el
Estado venezolano presentó en la evaluación de la ONU se sostiene que el país
ha logrado abastecer con agua potable a más de 90% de la población. En el
documento destacan el Plan Nacional de Agua, cuya meta principal es incorporar al
servicio a 650.000 habitantes, para alcanzar un porcentaje de 98% de cobertura
en 2015. Allí recuerdan que el plan estatal comprende la ³construcción,
rehabilitación, mejora y optimización de las infraestructuras como embalses,
plantas potabilizadoras y redes de distribución².
En todo caso, la
modernización de la infraestructura encargada de garantizar la calidad del agua
que se distribuye parece ir con lentitud. De acuerdo con la Memoria y Cuenta de
2014 del extinto Ministerio del Ambiente, ahora Ministerio de Ecosocialismo y
Aguas, Hidroven contaba con un presupuesto de 289,8 millones de bolívares
para la rehabilitación y optimización de las plantas mayores de potabilización
de agua de Venezuela, pero al cierre del año pasado el porcentaje de avance de
las obras era de 3%.
Grietas en el sistema. Pero
aunque el agua que se bombeara estuviera en perfectas condiciones, eso no
garantizaría condiciones de potabilidad.
González explica que la red
de distribución presenta graves problemas, en gran parte derivados de que tiene
más de medio siglo y no ha sido renovada.
³Las tuberías pueden estar
agujereadas o rotas y por allí pueden colarse tierra, organismos, óxido².
El ingeniero José Nahul, uno
de los autores del Análisis de los Servicios de Alcantarillado y Agua Potable
de Caracas del Instituto Metropolitano de Urbanismo, resumió en una frase el
estado de los 6.000 kilómetros de tuberías que recorren Caracas: ³Su vida útil
expiró², dijo durante la presentación del estudio en el 4°Foro de Ciudades
Sostenibles, realizado en junio.
Otro grave problema sobre el
que advierte González es el almacenamiento del agua potable, pues los tanques
colectivos o domésticos no suelen recibir el mantenimiento bianual que
necesitan. ³Cuando los revisas encuentras que están llenos de algas y de
barro².
A todo eso hay que añadir la
intermitencia del servicio, pues todo corte conspira contra la confiabilidad
del líquido, como advierte la Organización Mundial de la Salud en las Guías
para la calidad del agua potable. El organismo señala que cada racionamiento
conlleva una pérdida de presión en el sistema de tuberías que permite la
entrada de contaminantes por puntos rotos, grietas y agujeros. En esos casos,
advierten, ³aumentan significativamente los riesgos de infiltración y reflujo².
Una vez que se restituye el suministro, el peligro es mayor, porque ³cabe
esperar que recorra el sistema un pulso de agua contaminada².
La Encuesta Condiciones de
Vida de la Población Venezolana del año 2014, un estudio conducido por las
universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Andrés Bello, puede servir
como referencia a la hora de evaluar hasta qué punto esta situación está
afectando a los hogares venezolanos. De acuerdo al sondeo ³sólo 60,8 % de los
hogares informa tener suministro diario de agua potable, mientras que 39,2 % de
los hogares tiene un servicio discontinuo o no lo tiene². Desde mayo del año
pasado, la Gran Caracas tienen un esquema de racionamiento del servicio, que se
actualizó este año y que podría extenderse de acuerdo con los pronósticos
meteorológicos que prevén que a finales de este año y principios del próximo se
agudice el fenómeno de El Niño que genera sequías extremas en el país. De
acuerdo con ese cronograma, hay sectores que pueden pasar hasta cuatro días sin
recibir el líquido.
Aunque en la práctica, hay
zonas de la región capital, como el estado Vargas, donde los habitantes
constantemente protestan porque el agua puede tardar más de un mes en
llegarles.
Para Frontado no hay
justificación para que Venezuela, que figura como décimo primer país productor
de agua en el mundo, presente problemas de abastecimiento tan graves que
obliguen que obliguen a recurrir a medidas como decretos de emergencia por
escasez de agua, como los que emitido en ciudades como Puerto Cabello, Maracaibo
y Coro. ³Es el resultado de un sistema en mal estado, tuberías muy antiguas y
con fugas, embalses con graves problemas de preservación. No importa todo lo
que llueva si no hay un buen mantenimiento de la red².
Espera que la transparencia
deseable en el agua se traslade también a la actuación de los organismos
encargados de administrarla y garantizar su calidad. ³Pero por los momentos, la
única certeza que transmito a quien me pregunta si se puede tomar el agua
directo del grifo es que no lo haga nunca, jamás².
13-09-15
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