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jueves, 10 de marzo de 2016

Un adiós a la CTV por @daniel_santolo


Por Daniel Santolo


Se fueron Jesús Urbieta, Ciro Tovar, Pablo Castro y ahora el negro Manuel Cova, luchadores de toda la vida, y esto hay que reconocerlo, a pesar de todas las diferencias que pudimos tener con referencia en el manejo de la otrora gran central de los trabajadores, siempre se lograron espacios para sentarnos a conversar, con unos más que con otros, pero siempre hubo diálogo, y en algunos momentos, por qué negarlo, la confrontación.

En los últimos años la CTV fue blanco de ataques de quienes por accidente del destino se encuentran en el poder, una camarilla de individuos que han sido expertos en destruir y dividir.
La CTV no escapó de esta etapa de destrucción, una central que vivió años de esplendor, que en sus mejores tiempos logró representar a la masa de trabajadores de todo el país, hoy se encuentra en su peor momento, una central obrera sin obreros y sin una dirigencia sindical que asuma su rescate, si es que éste es posible.

En la actualidad los trabajadores cargan con lo más pesado de la crisis: inflación, escasez, especulación, atropellos, devengando un salario que no alcanza más que para subsistir, y a toda esta tragedia también hay que sumarle la indefensión en que se encuentran frente a un gobierno indolente y manipulador, que se hace llamar obrerista, pero en la realidad es el patrono que más incumple con las leyes, sometiendo a sus trabajadores a chantajes y humillaciones de todo tipo, con el agravante de contar con centrales sindicales oficialistas complacientes y cómplices de los atropellos que sufren la mayoría de los trabajadores.

En la actualidad se escuchan voces de aquellos que abogan por mayor producción, la creación de un empresariado comprometido con el país, que se le deben dar prerrogativas para que puedan ser eficientes en la producción de bienes.

En eso estamos de acuerdo, pero ello debe ir acompañado del respeto a los derechos laborales y sindicales. Se habla de sincerar los precios, entre otros el de la gasolina, de los productos básicos y de los servicios públicos, que no podemos negar están desfasados, pero lo que más preocupa es que no haya nadie abogando por la sinceración en el monto del salario, porque si vamos a hablar de rezagos, es el salario el más rezagado de todo ello, un salario que ha regresado a épocas pasadas, donde el trabajador cobraba en especies o con vales para canjearlos por alimentos, es inexplicable como hay un silencio cómplice en aceptar que el salario mínimo esté por debajo del bono de alimentación, destruyendo de hecho el concepto de salario integral, y muy alejado de lo que la OIT ha dado en llamar salario decente.

En la actualidad es urgente que el movimiento sindical independiente que ha logrado sobrevivir a este tsunami del “socialismo del siglo XXI”, se encuentre y debata la posibilidad de darse un tipo de organización que logre representarlos a nivel nacional, que tenga la estatura moral para hablar en nombre de todos los trabajadores, que con firmeza exija el cumplimiento y respeto de los derechos de los trabajadores de gozar de condiciones de trabajo dignas y de un salario suficiente y decente.

09-03-16




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