Por Deivis Rodríguez
Entre seis meses y hasta dos
años podría ser el lapso de tiempo que necesitaría el embalse del Guri para
recuperar su cota óptima de 271 metros sobre el nivel del mar (msnm). Factores
como el aporte de agua de los ríos que alimentan la represa, la hidrología, los
eventos climáticos, además del uso de la central hidroeléctrica Simón Bolívar,
son claves para superar la actual crisis eléctrica.
Los últimos datos oficiales
reflejan que la cota se ubica en 241,57 metros y está a 1,57 metros de la “zona
de colapso”. El fenómeno climático de El Niño y el peor período de sequía en la
historia del país le han pasado una fuerte “factura” al embalse —con un área de
4.690 km2— que hoy luce como un “desierto”. Incluso, al bajar la cantidad
de agua (que se traduce en energía) esto disminuye la potencia de las 20
unidades generadoras que existen en la central hidroeléctrica.
Un ingeniero hidráulico de
la central Simón Bolívar, informó a PANORAMA, en calidad de anonimato, que “en
2010 se pasó por un período de sequía que llevó el nivel de 261 msnm (en enero)
a un mínimo de 248 msnm en mayo. En junio empezó un fuerte período de lluvias y
ya en noviembre la cota había subido a más de 271 metros. Pero en 2016, es algo
complejo predecir cómo será la recuperación del embalse (...) por la
inestabilidad del clima. Podría darse un fenómeno rápido si llega La Niña
(fenómeno climático caracterizado por abundantes precipitaciones) o un proceso
lento de hasta dos años —en el peor de los casos— para que llegue nuevamente a
un nivel óptimo”.
Explicó que “un elemento
fundamental en el proceso de recuperación es el aporte hidrológico de los ríos
que alimentan el embalse. Hoy, por la sequía, está entrando muy poca agua. ¿Qué
es lo ideal? un caudal que aporte entre 10.000 y 14.000 metros cúbicos por
segundo (m3/seg, una unidad utilizada para medir el flujo del agua), esto
permitiría un turbinado promedio (en las unidades de la central) de unos 4.600
metros cúbicos m3/seg. Lo más idóneo es que la entrada de agua sea mucho mayor
que el turbinado para que exista un balance”.
Las últimas declaraciones
del ministro para la Energía Eléctrica, (M/G) Luis Motta Domínguez, en abril
pasado, reseñaron que la superficie del embalse con agua del Guri bajó de 4.690
km2 a un mínimo de 2.800 km2. Aseguró que el turbinado se encontraba entre
“3.000 y 4.000 m3/seg”. “Es necesario que el pueblo sepa que un centímetro que
baja el embalse representa 47 mil millones de litros de agua” manifestó.
Miguel Lara, experto en
materia de electricidad y exgerente general en la Oficina de Operación de
Sistemas Interconectados (Opsis), aseguró a este rotativo que “la hidrología y
el uso que se le dé al embalse son las variables que deciden hasta que cota se
recuperará (el Guri) una vez transcurra la época de lluvias. No es el Niño
(fenómeno climático) quien toma por sorpresa al SEN, es el abuso del embalse lo
que lo deja vulnerable para la época seca”.
Lara puntualizó que la
capacidad de generación térmica operativa —datos extraoficiales revelan que
apenas el 40% está disponible— en el país serviría de gran ayuda cuando la
fuerte sequía afecta el nivel del embalse y, por tanto la operatividad de la
central hidroeléctrica Simón Bolívar. Explicó que de “tener la generación
térmica necesaria” se podría ajustar “la producción de Guri al valor de diseño
para hidrologia desfavorables y asi soportaría tres años desfavorables seguidos
sin ningún problema”.
“Con tan baja generación
térmica disponible no se puede usar el embalse apostando a que la hidrología
sea siempre favorable ya que en lo que sea desfavorable solo puedes bajar la
producción hidroeléctrica con racionamiento como ha ocurrido”, apuntó.
En esto también coincidió el
experto en sistemas eléctricos, Daniel Castillo. “En los próximos meses pueden
darse lluvias muy abundantes y en seis meses la cota sube hasta los 271 msnm,
pero en 2017 se vuelve a registrar una fuerte sequía y nada garantiza que se
toque otra vez los 241 msnm. Acá lo que se tiene que hacer es un buen uso del
embalse y repotenciar el parque termoeléctrico. Se tiene que llegar a un punto
en que los megavatios de las ‘termos’ puedan suplir la energía que genera el Guri
si este sistema llegara a fallar por distintas razones”.
El mes pasado, el Instituto
Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) previó que las temporadas de
lluvias comenzarán en la segunda quincena de mayo, fecha en la que se espera
que comience a declinar completamente los efectos de El Niño. “Los modelos
indican que para mayo ya deberían comenzarse a establecer, retardíamente, la
temporada de lluvia. Ellas se van a ir gradualmente incrementando. Ya para
junio y julio deberíamos tener buenas precipitaciones”, detalló, en esa
oportunidad, el presidente del organismo, José Gregorio Sottolano.
Sólo un período largo de
precipitaciones y el aumento del caudal del río Caroní ayudaría a sacar del
“foso” el nivel del embalse del Guri y que ya tocó, hace una semana, es el más
bajo en toda su historia: 241,50 msnm.
08-05-16
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