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miércoles, 22 de abril de 2020

Entrevista a Emeterio Gómez por @pedrogarciao



Por Pedro García Otero


El país “se encamina a la barbarie (…) Chávez no tiene idea de qué está haciendo”. Filósofo y economista, señala que el Presidente “destruirá lo que existe y no consolidará nada”. Sin embargo, comparte que la preocupación por los pobres “debe ser pieza central de cualquier proyecto político”.

Margariteño de nacimiento, economista de profesión y, hoy por hoy, 100% filósofo por convicción, Emeterio Gómez sorprendió a todos, la semana pasada, en un foro en Cedice, cuando señaló que el neoliberalismo se había impuesto a sangre y fuego en el mundo, en la década de los 80, y que tal modo de vida, hoy, es “totalmente inviable”.

No hay que temer, sin embargo, que este polémico columnista y orador haya vuelto a sus raíces de izquierda.

Afirma que, hoy por hoy, las empresas del mundo tienen tanto poder, que la única manera en la que el mundo puede evitar el caos es mediante la autorregulación de las grandes corporaciones, con un Estado fuerte y con la conciencia activa de todos los habitantes del mundo. Reconoce sus coincidencias con Hugo Chávez, pero a la vez, señala que en la manera que está gobernando, Venezuela se hundirá en la barbarie, pues su proyecto económico-político “no se consolidará con el petróleo a ningún precio”.

PG: Sus declaraciones en el foro de Cedice causaron polémica. Coménteme el núcleo de esas declaraciones, y por qué levantaron tanta roncha.

EG: El núcleo se encuentra en el libro que estoy publicando, que se llama La Responsabilidad Moral de la Empresa Capitalista. Allí dije que el neoliberalismo, que en efecto se impuso a sangre y fuego en la década de los 80 por Ronald Reagan en EEUU, Margaret Thatcher en Inglaterra y Augusto Pinochet en Chile, es inviable, porque no puede resolver el problema de la pobreza. La única manera de avanzar rápidamente en la solución de ese problema es, justamente, la responsabilidad moral de la empresa. Además, hay un componente de presión social en ese sentido. Cualquier empresa de la que se divulgue que realiza prácticas inescrupulosas, cae enseguida. Porque la preocupación por los derechos humanos o cualquier discriminación (contra ancianos u homosexuales, por ejemplo), empieza a pesar sobre el nivel de aceptación de la marca.


PG: Oyéndolo, pareciera que usted coincide con el Presidente: el capitalismo es salvaje…

EG: Voy a comentarle un hecho que fue real: Después de ocho horas hablándole a 40 empresarios sobre la responsabilidad moral de la empresa, uno se me acercó al final y me dijo “tú lo que planteas es la misma vaina de Chávez”. Yo le dije que sí, y fue un poco mi posición el pasado martes en Cedice. Si nosotros, los liberales -yo me siento profundamente liberal- no asumimos la bandera de la lucha contra la pobreza, el mundo se encamina a la barbarie, porque el capitalismo solo, la mano invisible del mercado, no soluciona a corto plazo el problema de sociedades como la venezolana, con 60 ó 70% de pobreza. Y eso sólo lo pueden hacer las trasnacionales, que tienen más que los Estados.

PG: ¿Hasta dónde llegan sus arreglos con el comandante y dónde están las diferencias?

EG: El acuerdo con Chávez es bien claro, hay que enfrentar la pobreza como tema fundamental; hay que cuadrarse espiritualmente con los pobres, exactamente como lo hace él, hay que hacerle sentir a la gente que son tu gente y que tú eres parte de ellos. Ese experimento que está haciendo Ron Santa Teresa con el proyecto Alcatraz, o lo que siempre hizo Fe y Alegría, ahora tienen que tener un componente moral mucho más poderoso.

Así que, redondeando la idea, la única alternativa al Socialismo del siglo XXI sigue siendo el capitalismo y el liberalismo; claro, no el capitalismo y el liberalismo no como hoy está concebido, sin reformas profundas, no solo por la vía del capitalismo popular, la democratización del capital, sino por la vía de la responsabilidad moral del empresario, que mientras más grande es, más poder tiene, y solo pueden ser éticos los que tienen poder. Si usted no tiene poder, ni siquiera el de su voluntad para vivir y ser feliz, de nada sirven los valores morales.

Premarxistas y utópicos

PG: Usted es filósofo y acaba de hablar de Socialismo del siglo XXI. Me gustaría una imagen de lo que es eso y si Hugo Chávez encarna esa imagen.

EG: No hay ningún socialismo del siglo XXI. El socialismo que está propulsando el presidente Chávez es el del siglo XIX y cuidado si no del XVIII. Lo que el Presidente tiene en la cabeza es premarxista, se encarna en el socialismo utópico, el de Proudhon, y Saint Simon, que es un término que a mí no me gusta, porque el socialismo marxista también ha demostrado ser utópico. El marxismo es una ilusión tonta, por lo tanto, no puede ser científico como fue la pretensión de Engels, quien escribió Del socialismo utópico al socialismo científico.

No hay ninguna posibilidad de construir un régimen socialista sobre la base de los incentivos morales y la propiedad colectiva si tú no desarrollas en el ser humano una capacidad de producir bienes y servicios en una forma rentable. Tú puedes crear las cooperativas que te dé la gana, pero si tú no le dices a las cooperativas que tienen que ser competitivas, rentables y acumular capital, todo lo demás es tontería.

PG: En esa “utopía”, como usted la denomina, está avanzando el Gobierno, incluso en el rechazo a la ganancia. ¿Hacia dónde vamos, con ocupaciones de tierras y empresas quebradas?

EG: No estamos avanzando. Estamos retrocediendo, más bien. Marx, mucho más allá de Chávez, sabía que los valores morales no se decretaban. El error fundamental del presidente Chávez es, que él más bien es guevarista, comparte esa ilusión tonta que tenía el Che Guevara del “Hombre nuevo” porque usted decretaba la solidaridad.

PG: Voluntarismo, pues.

EG: Sí, Chávez usó en estos días [2004] una expresión de Simón Bolívar: “El que abandona todo para servir a su patria no pierde nada, y gana cuanto le consagra”. Bueno, él sustituyó “patria” por “desprendimiento”. Ese lujo se lo puede dar quien tiene bienes de fortuna para desprenderse, como Bolívar. Pero al pequeño empresario, microempresario, cooperativista, que está asumiendo riesgos, tú no le vas a decir que no va a tener lucro.

PG: ¿A dónde vamos, entonces?

EG: Vamos hacia una barbarie radical; lo que el presidente Chávez está generando en el país es una destrucción del aparato productivo, sin ninguna posibilidad de construir uno sustituto, porque sobre la base de los valores no se puede desarrollar ninguna forma económica de producir bienes y servicios. El presidente Chávez no tiene, simplemente, idea de lo que está haciendo.

PG: Y políticamente, ¿a dónde vamos, si el Presidente se está estrellando contra una realidad terca? Pero por allí vamos avanzando. Y hay una parte que usted no ha analizado, que es el precio del petróleo.

EG: Déjame volver al primero de todos los aspectos. Mi preocupación fundamental es que la oposición venezolana no tiene ninguna propuesta de país que hacer frente a la propuesta de país de Chávez. La oposición no ha hecho nada más allá que recomponer un poco lo que había sido la propuesta de Pérez en 1989, modificada con cosas de la Agenda Venezuela, de 1996, y la presentó en el referendo revocatorio del año pasado. Los esfuerzos deben ir dirigidos a crear una propuesta económica que entusiasme a la gente, una idea que sea capaz de convertirse en un motor de cambio, pero emocional, no una racionalidad muy bien estructurada. De esa propuesta va a depender el futuro del país, porque si la oposición no logra estructurarla, entonces estamos a las puertas de una catástrofe nacional, porque por otro lado, Chávez no va a conseguir consolidar nada, se le va a ir desmoronando todo incluso con el petróleo a $60; va a tener algún respiro con los precios a ese nivel, pero aun así va a fracasar, porque la cantidad de dinero que requiere no la va a producir con el crudo al precio que sea y las promesas que hace.

PG: Promete pero no cumple, con lo cual no gasta.

EG: Pero en el camino se queda una masa importante de recursos. El está invirtiendo en relaciones internacionales de manera desproporcionada; y, sobre todo, aquí adentro se está sosteniendo a punta de comprar lealtades. Entonces, el precio del petróleo lo está favoreciendo, pero la inviabilidad del proyecto es tal que es imposible. Eso que tú mencionaste ahorita: Cuando tú agarras una empresa que está quebrada, y la compras para ponerla a producir, lo que estás haciendo es tratar de resucitar un cadáver. Nadie cierra una empresa porque quiere: La cierra porque no tiene mercado para su producto, la competitividad no le permite producir, ¿y la vas a mantener artificialmente?

PG: Esa historia no es nueva, y se vivió en Venezuela durante las épocas más fuertes del capitalismo de Estado. Hemos pasado varias veces por ese proceso, como el de toma de tierras.

EG: Esa es una idea muy difundida, que esto es capitalismo de Estado: Yo he venido insistiendo cada vez que puedo, esto es un comunismo, que tiene elementos de capitalismo de Estado. Si usted se lee los lineamientos estratégicos de noviembre de 2004, eso está expresado, a tal punto que en un momento, Chávez dice: “Esto no va hacia el comunismo”, y agrega en la edición de Martha Harnecker, “todavía”. Eso quiere decir que la propuesta básica es comunismo, y eso está ratificado ahorita, porque Chávez ya habla abiertamente de propiedad colectiva, de eliminación de incentivos materiales y su sustitución por incentivos morales, y esa es la propuesta premarxista, marxista o como sea, pero si usted liquida la propiedad privada, usted no tiene ninguna posibilidad de construir un modelo económico viable.

PG: ¿Y la población? Porque 90% de la población, según la encuesta, se está dejando aplicar algo que rechaza, porque apoya la propiedad privada.

EG: Ahí impera un fenómeno que es muy distinto, que es la falta de liderazgo. La población puede estar clara, pero si no tienes alguien que te esté dirigiendo y te ayude a ver los procesos, eso es masa informe. Esa población, mientras no tenga una conducción eficiente, que canalice esos procesos, no va a poder cuajar en nada.

PG: La naturaleza aborrece el vacío. En este tipo de situaciones suelen emerger líderes.

EG: La naturaleza sí, pero la política no, puede terminar en un vacío, en un anarquía, en un desastre total.

PG: Y usted cree que este proceso se dirige hacia allá.

EG: Absolutamente, a menos que la oposición logre cuajar una propuesta y un liderazgo. Cosa que es angustiante, porque estos líderes nuestros no parecen tener la menor preocupación por eso.

PG: Diría Marta Colomina que buscan su “carguito”.

EG: Sí, su chambita, su cosa, que es legítima, pero no puede ser lo único. Me decía el otro día un connotado dirigente nuestro en un foro que si yo estaría dispuesto a discutir estos problemas con él. Yo estoy dispuesto a discutirlo con quien sea, lo que pasa es que yo le he dicho por diversas vías a diversos líderes políticos sobre proyectos económicos y no hay ninguna posibilidad de hacerlo. No tienen ninguna idea, no hay en la oposición venezolana una sola idea acerca de qué hacer con este país, no se abren a la posibilidad de abrir o discutir estas cosas.

20-04-20




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