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martes, 21 de abril de 2020

Pandemia, represión y censura por @goyosalazar



Por Gregorio Salazar


Aparejados al aluvión de víctimas de la pandemia van surgiendo héroes y antihéroes. Son las tres categorías que por lo general se entremezclan en toda catástrofe. Entre los héroes buena parte de las veces esa condición queda determinada cuando el rol que desempeñaron enfrentando el peligro los subsumió fatalmente entre las víctimas.

Médicos, enfermeras, trabajadores sanitarios, policías, bomberos y otros servidores públicos están en la primera línea de fuego, ejerciendo a plena conciencia el riesgo y, desgraciadamente, un buen número de ellos termina inmolados. Sólo en Italia la pandemia reinante ha dejado más de cien médicos fallecidos, algunos de ellos profesionales jubilados que no vacilaron en sumarse a la cruzada por salvar vidas.

                                                    Héroes venezolanos

Héroes también son lo que sin descanso trabajan en estos momentos en la búsqueda de los mejores paliativos y una vacuna que le de tranquilidad a la humanidad en los años por venir.

No se sabe con precisión quien fue la primera víctima del covid-19, o el paciente cero como se le dice técnicamente, ni siquiera si efectivamente el virus salió del mercado de Huanan, en Wuhan, en la cesta de mercado de un consumidor de caldos hechos con murciélagos o si se escapó o lo escaparon (hipótesis conspirativas siempre las hay) del laboratorio que está ubicado en la misma ciudad.


En cualquiera de los dos casos las responsabilidades apuntan a las autoridades chinas. No obstante hasta en la segunda hipótesis el gobierno chino se ha encargado de devolver la pelota acusando a Estados Unidos de haber llevado el virus a tierras asiáticas a través de soldados que participaron en una competencia deportiva en Wuhan, en octubre de 2019. EEUU, por su parte, señala a la OMS, de haberle hecho el juego a la China en la ocultación de la epidemia.

Lo que sí parece estar claro es que el primer héroe y una de las primeras víctimas de la epidemia fue el médico Li Wenliang, quien trató de advertir desde el mes de diciembre de 2019 de la aparición de un virus similar al SARS que generó la pandemia en el 2003.

La primera reacción de las autoridades chinas fue silenciar y finalmente anular a quien hacía de mensajero de esa mala nueva, que de haber sido tomada en serio hubiera facilitado el combate de la epidemia, la protección oportuna del personal hospitalario y la salvación de muchas vidas en todo el mundo. La policía le exigió que dejara de hacer “comentarios falsos” y “propagar rumores”. Fue amenazado con ser llevado ante la justicia. Las disculpas vinieron demasiado tarde, cuando Li Wenliang ya había entrado en las estadísticas de víctimas fatales.

Los sentimientos de penas e indignación estallaron en las redes del país asiático y la figura del médico Li Wenliang adquirió un perfil entre héroe y mártir, mientras las controversias y el debate por la falta de libertad de expresión en China cobraba un nuevo impulso.

                                             Dr. Li Wenliang – Héroe y martir

Ojalá su caso dejara para todos el aprendizaje de cómo la libertad de expresión y el derecho de información están indisolublemente ligados a la defensa de todo los derechos humanos comenzando por el de la vida. Derechos fundamentales que comúnmente se reprimen y desechan en regímenes de vocación autoritaria o totalitaria.

Sin ir tan lejos, los primeros periodistas y médicos que dieron noticias sobre lo que eventualmente podían ser casos susceptibles de ser descartados como Coronavirus fueron perseguidos y amenazados.

Una periodista de Maracay tuvo que abandonar esa ciudad tras una publicación semejante en tuiter y recibir amenazas e insultos por las redes sociales. Un médico del Zulia fue amenazado por el gobernador de ese Estado.

Si algo ha ido en paralelo a la epidemia durante las últimas semanas en Venezuela son los ataques represivos contra los periodistas, lo que incluye censura y detenciones, bien porque han publicado comentarios o trabajos directamente relacionados con la epidemia o por la cobertura de la crisis socioeconómica potenciada o dejada al desnudo durante el período de cuarentena dictado por el régimen, crisis que se viene arrastrando y en la cual la responsabilidad del régimen es inexcusable.

De acuerdo a los datos del Colegio Nacional de Periodista del Distrito Capital, durante el último mes entre periodistas o trabajadores de la prensa se han registrado dieciocho casos de afectaciones a la libertad de expresión. Entre ellos el de Eduardo Galindo, Secretario General del CNP Apure, detenido junto con algunos familiares por publicar un reportaje sobre la situación en la frontera sur. La censura es en Venezuela una epidemia que no cesa.

19-04-20




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