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jueves, 30 de abril de 2020

Gobierno de emergencia para una transición exitosa, por @Egleidb




Eglé Iturbe de Blanco 29 de abril de 2020
@Egleidb

El 31 de marzo del 2020, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, presentó un plan para la salida de la crisis política de Venezuela, dicho plan se apoya en las propuestas discutidas entre el régimen y los negociadores del equipo del presidente interino Juan Guaidó en la Isla de Barbados en agosto del 2019. Como se recordará este proceso de negociación fue suspendido abruptamente cuando el régimen decidió, unilateralmente, retirarse de la mesa de conversaciones. El plan consta de 14 puntos que incluyen no solo aspectos referidos a la necesaria ayuda humanitaria sino a la posibilidad de suspender escalonadamente las sanciones internacionales, siempre y cuando se hagan realidad algunos aspectos del acuerdo. La propuesta centra la atención en la formación de un Gobierno de Emergencia Nacional el cual estaría encabezado por un Consejo de Estado conformado por todos los sectores nacionales políticos y sociales de Venezuela, pero sin la presencia de Nicolás Maduro ni de Juan Guidó. Ese Consejo de Estado asumiría, en nombre del Poder Ejecutivo, las decisiones fundamentales para atender la emergencia nacional, además de la estabilidad y reconciliación de la nación.

La Asamblea Nacional (AN) recuperaría todas sus facultades y todos sus miembros regresarían a sus curules, la institución deberá tomar acciones para nombrar nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), además del resto de los cargos que indica la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. A la luz de esta situación se disolverá la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se liberarán los presos políticos y se  ordenará la salida del país de todos aquellos que integran las llamadas fuerzas de seguridad extranjeras, en éste caso se trata, entre otros, de los agentes cubanos de inteligencia. En esta primera etapa los esfuerzos deberán concentrarse en el área de la salud no solo para el combate efectivo del coronavirus (COVID-19) sino para preservar la integridad física del personal de salud que viene atendiendo a todas las personas afectadas por la pandemia. Habrá que mejorar las precarias condiciones en las cuales trabajan debido a que en ningún hospital público del país tiene servicio de agua potable, jabón de uso hospitalario, desinfectantes, tapabocas, guantes, batas blancas y demás insumos médicos necesarios para hacerle frente a esta emergencia. De igual manera deberán corregirse todas las fallas que presenta la infraestructura hospitalaria, tales como electricidad, filtraciones, ventilación mecánica, aires acondicionados en el área de quirófano, ascensores, áreas destinadas a desechos humanos (crematorios) y transportes adecuados para que todo el personal pueda atender a los enfermos.  El tema del combustible aquí será fundamental.

Luego de conocerse el plan presentado por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, la Asamblea Nacional legítima de Venezuela, aprobó en la misma línea un Acuerdo para un Plan de Emergencia y Conformación de un Gobierno de Emergencia Nacional. El primer punto del documento se centra en el apoyo a la solución de los  problemas de salud que presenta el sector y que se agravaron con la llegada de la pandemia a nuestro país. Como se recordará el pasado 13 de marzo del presente año se presentaron los dos primeros casos  de coronavirus en nuestro país y para el 15 de abril, de acuerdo a las cifras aportadas por voceros del régimen de Nicolás Maduro, ya habían en Venezuela 197 casos de contagiados y 9 fallecidos. Al conocerse los primeros dos casos la Asamblea Nacional creó una Comisión de Expertos de la Salud para hacer frente a la pandemia, dicha instancia  realiza a diario un conteo rápido denominado “Encuesta Nacional Impacto COVID-19” en el cual precisan datos sobre el servicio eléctrico, de agua, transporte público, suministro de alimentos, de gasolina,  y gas en todo el territorio nacional. También “miden” la capacidad que tienen los venezolanos de resistir la cuarentena social de acuerdo a sus ingresos mensuales o ahorros y cuantos casos se han registrado en el país.  De acuerdo al mencionado sondeo nacional, este 21 de abril los números indicaban lo siguiente: falla en el servicio eléctrico 90,8%, agua (75,8,%,)  transporte público  (49,8%) suministro de alimentos (82,5%), gasolina  (86,6%), abastecimiento de gas (51,5%) y la capacidad de resistir la cuarentena social o de ahorros de las personas (91,4%). Esta última cifra demuestra que solo una minoría de la población venezolana puede adquirir alimentos y medicinas necesarias, de hecho, solo un (9,3%) manifestó tener ahorros para resistir más de una semana la mencionada situación. El mencionado estudio demuestra que en los centros de atención pública la situación de equipos de protección de las personas que atienden los pacientes es alarmante:

No hay tapabocas: 71,43% (18 de abril), 73,91% (19 de abril) y 55,00% (20 de abril).

No hay guantes 61,90% (18 de abril) 73,91% (19 de abril), 60,00% (20 de abril).

No hay jabón: 80,95% (18 de abril), 69,57% (19 de abril), 75,00% (20 de abril).

No hay gel desinfectante: 95,24% (18 de abril), 95,65% (19 de abril), 90,00% (20 de abril).

Es evidente que estas precarias condiciones ponen en peligro la salud del personal que atiende a los pacientes, en consecuencia, para tratar de paliar esa situación el Acuerdo de la Asamblea Nacional establece la creación  del “Plan José María Vargas” el cual tiene el propósito de apoyar en forma directa a este ejército de profesionales (médicos, enfermeras y paramédicos) que, a cambio de nada, han entregado su vida para salvar la de otros. Dicho plan ya está en proceso de puesta en marcha.

Volviendo a las propuestas de un Gobierno de Emergencia Nacional .para restituir la democracia en Venezuela en forma pacífica, se ve muy lento el proceso, ya hace más de quince días que la propuesta está sobre la mesa con un fuerte apoyo  internacional y buena parte de la sociedad venezolana, por cierto, ya harta de las grandes dificultades que hoy se padecen. No obstante Nicolás Maduro pero N.M  no da señales de abandonar y tampoco ha encontrado un aliado en el coronavirus para reforzar su  capacidad de dominio social y de represión  mayor. La cuarentena obligada ha disuelto toda la acción de calle por parte de la oposición y a pesar de eso, en lo últimos días, ha ordenado la prisión de los más cercanos colaboradores del Presidente Juan Guaidó. Sin duda alguna Maduro se siente fortalecido por el apoyo militar que no ha reaccionado abiertamente  a las propuestas del Plan de Emergencia Nacional, al contrario, ha  aumentado todo tipo de represión.

Es necesario, desde mi punto de vista, acelerar el proceso de nombramiento del Consejo de Estado para dar inicio al cambio efectivo de gobierno y escoger con mucha prudencia y criterio las personas que lo deben conformar, estas personas tendrán la inmensa responsabilidad de asesorar al nuevo Poder Ejecutivo en las tareas necesarias e imprescindibles y superar la emergencia nacional para que el nuevo Gabinete, aunque sea integrado por pocas personas, esté dispuesto a trabajar a tiempo completo para mantener funcionando la administración pública, además, de apoyar en la conducción del país hacia las elecciones presidenciales en los lapsos sugeridos, los cuales parecen insuficientes.

Es imprescindible que el liderazgo opositor se muestre unido alrededor de la formación de este Gobierno de Emergencia Nacional, que reserve sus legitimas ambiciones personales o partidistas y que escojan, junto con la sociedad civil organizada,  con buen criterio, las personas de la tolda chavista que se incorporarán al mismo, siempre y cuando, se tenga la seguridad de que su apoyo será para sacar el país adelante y no para entorpecer el proceso.

Vienen tiempos duros en lo político, en consecuencia, estamos obligados a la concertación entre ideas distintas y una amplia participación de los organismos gremiales y ciudadanos, inclusive la Iglesia venezolana debe darle un amplio apoyo y legitimidad al gobierno de emergencia nacional.

 Lo económico será el escenario que requerirá un gran esfuerzo de los sectores públicos y privados nacionales e internacionales, que junto a los organismos financieros multilaterales y los bancos de desarrollo podrán apoyar a la industria y la agricultura nacional  para salir adelante y recuperar la producción, el empleo y todo el aparato productivo del país.  A mi juicio más complejo aún será la recuperación de la industria petrolera y de su empresa matriz, Petróleos de Venezuela (PDVSA) y la racionalización de la actividad minera para legitimar sus ingresos y poder acabar con las mafias que hoy operan en la región sur destruyendo el hábitat de la población indígena y produciendo grandes daños ecológicos. Difícil será también sacar del país a las fuerzas invasoras que están en nuestro territorio, las mafias de la droga,  los campamentos guerrilleros, los asesores en materia militar y de inteligencia, además de todos esos grupos extranjeros que se han aprovechado de las riquezas del suelo patrio para llevar a cabo sus actividades con el apoyo tácito o disimulado del régimen.

Lo social será la parte que requerirá la máxima prioridad porque recuperar la pérdida de valores, el abandono de la educación, la destrucción de las universidades, el abandono en el sector salud y la dotación de un ingreso razonable a la población para que tenga una existencia digna costará mucho tiempo no solo en dinero sino en empeño. Se trata de apoyar el cambio colectivo hacia la solidaridad, el deseo de trabajar para ganarse el sustento independizandose de  la dádiva del gobierno, aunque habrá un largo proceso de transición hacia una cultura de trabajo y productividad, pero si se avanza con todos unidos hacia ese mismo objetivo podemos alcanzar muy pronto no solo la democracia sino vencer todas las pandemias que hoy aquejan a nuestro país, entre ellas la pandemia del coronavirus.


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