Por Gregorio Salazar
Aparejados al aluvión de
víctimas de la pandemia van surgiendo héroes y antihéroes. Son las tres
categorías que por lo general se entremezclan en toda catástrofe. Entre los
héroes buena parte de las veces esa condición queda determinada cuando el rol
que desempeñaron enfrentando el peligro los subsumió fatalmente entre las
víctimas.
Médicos, enfermeras,
trabajadores sanitarios, policías, bomberos y otros servidores públicos están
en la primera línea de fuego, ejerciendo a plena conciencia el riesgo y,
desgraciadamente, un buen número de ellos termina inmolados. Sólo en Italia la
pandemia reinante ha dejado más de cien médicos fallecidos, algunos de ellos
profesionales jubilados que no vacilaron en sumarse a la cruzada por salvar
vidas.
Héroes venezolanos
Héroes también son lo que
sin descanso trabajan en estos momentos en la búsqueda de los mejores
paliativos y una vacuna que le de tranquilidad a la humanidad en los años por
venir.
No se sabe con precisión
quien fue la primera víctima del covid-19, o el paciente cero como se le dice
técnicamente, ni siquiera si efectivamente el virus salió del mercado de
Huanan, en Wuhan, en la cesta de mercado de un consumidor de caldos hechos con
murciélagos o si se escapó o lo escaparon (hipótesis conspirativas siempre las
hay) del laboratorio que está ubicado en la misma ciudad.
En cualquiera de los dos
casos las responsabilidades apuntan a las autoridades chinas. No obstante hasta
en la segunda hipótesis el gobierno chino se ha encargado de devolver la pelota
acusando a Estados Unidos de haber llevado el virus a tierras asiáticas a
través de soldados que participaron en una competencia deportiva en Wuhan, en
octubre de 2019. EEUU, por su parte, señala a la OMS, de haberle hecho el juego
a la China en la ocultación de la epidemia.
Lo que sí parece estar claro
es que el primer héroe y una de las primeras víctimas de la epidemia fue el
médico Li Wenliang, quien trató de advertir desde el mes de diciembre de 2019
de la aparición de un virus similar al SARS que generó la pandemia en el 2003.
La primera reacción de las
autoridades chinas fue silenciar y finalmente anular a quien hacía de mensajero
de esa mala nueva, que de haber sido tomada en serio hubiera facilitado el
combate de la epidemia, la protección oportuna del personal hospitalario y la
salvación de muchas vidas en todo el mundo. La policía le exigió que dejara de
hacer “comentarios falsos” y “propagar rumores”. Fue amenazado con ser llevado
ante la justicia. Las disculpas vinieron demasiado tarde, cuando Li Wenliang ya
había entrado en las estadísticas de víctimas fatales.
Los sentimientos de penas e
indignación estallaron en las redes del país asiático y la figura del médico Li
Wenliang adquirió un perfil entre héroe y mártir, mientras las controversias y
el debate por la falta de libertad de expresión en China cobraba un nuevo
impulso.
Dr. Li Wenliang – Héroe y
martir
Ojalá su caso dejara para
todos el aprendizaje de cómo la libertad de expresión y el derecho de
información están indisolublemente ligados a la defensa de todo los derechos
humanos comenzando por el de la vida. Derechos fundamentales que comúnmente se
reprimen y desechan en regímenes de vocación autoritaria o totalitaria.
Sin ir tan lejos, los
primeros periodistas y médicos que dieron noticias sobre lo que eventualmente
podían ser casos susceptibles de ser descartados como Coronavirus fueron
perseguidos y amenazados.
Una periodista de Maracay
tuvo que abandonar esa ciudad tras una publicación semejante en tuiter y
recibir amenazas e insultos por las redes sociales. Un médico del Zulia fue
amenazado por el gobernador de ese Estado.
Si algo ha ido en paralelo a
la epidemia durante las últimas semanas en Venezuela son los ataques represivos
contra los periodistas, lo que incluye censura y detenciones, bien porque han
publicado comentarios o trabajos directamente relacionados con la epidemia o
por la cobertura de la crisis socioeconómica potenciada o dejada al desnudo
durante el período de cuarentena dictado por el régimen, crisis que se viene
arrastrando y en la cual la responsabilidad del régimen es inexcusable.
De acuerdo a los datos del
Colegio Nacional de Periodista del Distrito Capital, durante el último mes
entre periodistas o trabajadores de la prensa se han registrado dieciocho casos
de afectaciones a la libertad de expresión. Entre ellos el de Eduardo Galindo,
Secretario General del CNP Apure, detenido junto con algunos familiares por
publicar un reportaje sobre la situación en la frontera sur. La censura es en
Venezuela una epidemia que no cesa.
19-04-20
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