Miguel Méndez Rodulfo 17 de abril de 2021
El
pomposo documento: “Propuestas para la Comisión Especial para el Diálogo, la
Paz y la Reconciliación Nacional” debió estar precedido de contactos, reuniones
y conversaciones previas. Lo que evidencia una nueva estrategia asumida por
esta directiva de Fedecámaras. Llama la atención que se retome el tan manoseado
diálogo, pero sorprende que se enarbolen las banderas de la paz y de la
reconciliación nacional. Tal como que si el país le hubiese encomendado a los
patronos esa misión, cuando de lo que se trata es de destrabar la producción
nacional y encontrar viabilidad a las empresas que aún continúan abiertas. Por
lo que el título del documento de marras luce como un intento edulcorado de
congraciarse con el régimen y como una oportunidad de negociar aspectos
políticos que están claramente fuera de su alcance y para los cuales no tienen
facultad ni representatividad alguna. Las empresas privadas, aún en operación,
permanecen en manos de sus dueños no porque el régimen no las quiera expropiar,
sino porque sencillamente no puede darse ese lujo (Polar), ya que dada su
proverbial incapacidad, se expondría a un desabastecimiento casi total que
pondría en grave riesgo su propia sobrevivencia.
Volviendo al tema concreto de las Mini Refinerías, habría
que advertirle a Fedecámaras (aunque ellos lo saben) que si tal negocio
resultara aprobado, al frente del mismo se colocaría a un generalote, socio que
no pone dinero sino que dicta las condiciones y se lleva una buena tajada de
las ganancias. Pero además es muy probable que quieran que le subsidien el
crudo suministrado, con pérdidas para la Nación. Ahora bien, al tiempo que la
cúpula empresarial solicita el placé para las Mini Refinerías, el régimen les
quita la concesión de las estaciones de servicio de gasolina a múltiples
empresarios que habían detentado, desde hacía 40 años promedio, el negocio
expendedor, sosteniéndolo a niveles de sobrevivencia los últimos 15 años. El
gobierno les arrebata las estaciones a estos pequeños empresarios para
repartirlas entre sus amigotes, con la autorización incluso de que pueden
montar bodegones, algo no permitido al anterior concesionario. Por fortuna, el
gobierno determinó que llegaron tarde las propuestas de Fedecámaras para ser
consideradas este año; además, como es en su esencia, se disgustó con la cúpula
y cerró el diálogo por las denuncias ante la OIT.
Por otra parte, y ya en el tema de la importación de
vacunas contra la Covid- 19, la Academia Nacional de Medicina instó a
Fedecámaras a ponerse a la orden del plan de vacunación para no crear un
mecanismo paralelo a la Mesa Técnica Nacional, establecida con la OPS, para
acceder al Mecanismo Covax. Pero además el régimen exigió el manejo de 20% de las vacunas rusas que
importe Fedecámaras. Con todas estas propuestas de negocios que le formula el
organismo empresarial al régimen, habría que analizar como encajan tales
actividades en el contexto de las sanciones impuestas al régimen, por EEUU y
por la UE desde hace varios años, sobre todo en lo referente a quienes hagan
contrataciones con el gobierno de Maduro, y en particular a la luz de la
recientemente aprobada “Ley Bolívar” por parte del Congreso
norteamericano.
Hay que recordarle a Fedecámaras que los organismos
multilaterales no son de orden humanitario. Pero que aprovechar fondos de ayuda
de organismos humanitarios, para negocios, no parece nada ético ni conveniente
a sus propios intereses.
Entiendo claramente que los empresarios saben y quieren
hacer negocios, que esa es su misión, pero preocupa que Fedecámaras esté tan ansiosa
de pactar con quién los ha obstaculizado, entorpecido, controlado, expropiado,
confiscado y perseguido. Creer que el régimen está contra la pared y ahora sí
va a rectificar, parece otra decepción como tantas veces ha ocurrido; pero todo
esto sólo se explica si la cúpula empresarial piensa que el régimen no saldrá
del poder en el mediano plazo, algo muy grave para la oposición de país.
Entonces lo que queda es convenir como se pueda, con la esperanza que el
chavismo en el poder mute su modelo y se aproxime a algo parecido a la economía
china. Pero, en el supuesto negado que ello ocurriera, se acabaría la oposición
completa, habría prosperidad pero un partido único en el poder negador de las
libertades democráticas. ¿Es eso lo que quiere Fedecámaras?
Miguel Méndez Rodulfo
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