Por lo que, “El debate frecuentemente es manoseado por determinados intereses que tienen mayor poder, procurando deshonestamente inclinar la opinión pública a su favor”. Y, por ello el Papa Francisco advierte, que, “No me refiero solamente al gobierno de turno, ya que este poder manipulador puede ser económico, político, mediático, religioso o de cualquier género”. “A veces se lo justifica o excusa”, según el Pontífice, “cuando su dinámica responde a los propios intereses económicos o ideológicos, pero tarde o temprano se vuelve en contra de esos mismos intereses”. Al igual que, “La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar”. Y concluye, el Papa Francisco, “Así las conversaciones se convertirán en meras negociaciones para que cada uno pueda rasguñar todo el poder y los mayores beneficios posibles, no en una búsqueda conjunta que genere bien común. Los héroes del futuro serán los que sepan romper esa lógica enfermiza y decidan sostener con respeto una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales. Dios quiera que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad” (Nos 198-202)[[1]].
Un aspecto no solo ético sino de la praxis de la mediación, son las reglas generales de la preparación del encuentro y posteriores reuniones, entre los precandidatos, que coinciden en plantear un cambio político, que no es propiamente una negociación, sino una fase previa de verificación de la intención de las partes de si en verdad existe la voluntad de mediar a través un diálogo para un pacto y sobre qué se quiere con éste y acerca de lo que las partes están dispuestas a llegar a acuerdos y cuáles son las alternativas posibles. Igualmente, la existencia de las reglas generales sobre las operaciones del proceso de medición ayudan a la confianza para un dialogo honesto, por ejemplo, cómo resolver los impases que puedan surgir y los medios de legitimación de los acuerdos por la voluntad popular[[2]].
Tesis que se basa en la idea de una mejor política, donde el Santo Padre hace una llamada hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social. Es decir, una política con visión amplia, que lleve adelante un replanteamiento integral de las relaciones y promueva un diálogo interdisciplinario sobre los diversos aspectos de la crisis. Y quese funda en el derecho y en el diálogo leal. Esta visión ética del dialogo se basa también en lasrenuncias que hagan posible el encuentro, saber escuchar el punto de vista del otro y facilitar que todos tengan un espacio en condiciones de igualdad. El Papa Francisco resume en cinco puntos en qué consiste una buena política del dialogo político: Que trabaje por grandes principios y apueste por un servicio al bien común a largo plazo. Que no busque únicamente garantizarse los votos. Que fomente cauces de encuentro, escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Que promueva una economía integrada en un proyecto social, cultural y popular que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial. Y, que tenga una visión amplia para llevar adelante un cambio integral[[3]]. En ese orden de ideas, ante el planteamiento del Pacto ante una realidad de una nación en crisis; hay que moralizar la participación prelectoral.
Un aspecto, sin duda, es que no se da importancia las prácticas de moral y ética generadoras de violencia y violación a la dignidad, al respeto, a la vida y al honor del hombre, O, se tratan sin interés, o, acaso, son parte de una doble moral. Un aspecto es la trasparencia que deben tener los procesos de diálogos políticos y otros el de la credibilidad de los actores políticos. De allí que la práctica de moral social y de ética de la credibilidad y transparencia legitiman sus gestiones, por lo que, según lo dice Mariano Sierra, “no son virtudes imaginarias para la disertación o el discurso retorico” [[4]]. En este contexto, hay que tener claro la distinción que formula la profesora Palma Román Marugan, de la Universidad Complutense de Madrid, entre, el facilitador, que en este caso es la Asociación Civil “Mujer y Ciudadanía”, que es aquel cuya misión consiste en crear las condiciones para que las partes obtengan acuerdos a su ritmo. Y el formulador, que es la misma Asociación y los integrantes de su Diplomado de Formación Ciudadana, dictado en la Universidad Monte Ávila, que es aquel encargado de idear algunas soluciones, con el diagnóstico de causas y la previsión de consecuencias que sirva de impulso para favorecer el pronto y más eficaz desarrollo del proceso, ante una posición inmóvil de las partes. A diferencia del manipulador, que es un mediador muy intervencionista, incluso coercitivo, que aprovecha su posición política para ejercer presión en el sentido de sus intereses. Pienso, que en las iniciativas de dialogo se requieren de verdaderos facilitadores y formuladores.
Me permito citar, por lo acertado, las conclusiones a las que llega la citada profesora Paloma Román Marugán, de la Universidad Complutense de Madrid, sobre la mediación política¨([5]) quien textualmente concluye: “Los conflictos profundamente arraigados reclaman una solución política como meta del mejor acuerdo. Frente a la derrota o a la solución militar, la salida política apuesta por un acuerdo negociado en el que consientan las partes. Esta sería la máxima propia de la mediación, pero en el ámbito político, se presentan una serie de especificidades que es necesario subrayar para comprender mejor estos procesos”.
En primer lugar, hay que mencionar que los pactos políticos se sustentan en el dialogo; de ahí el empeño de la Asociación Civil “Mujer y Ciudadanía, en mencionar la expresión “Pacto”. Si para el ejercicio de cualquier rama de la mediación, conviene tener formación y experiencia negociadora, en el ámbito político es un requisito imprescindible. Si la mediación opta como camino central de su actuación por facilitar un acuerdo emanado de las partes, en el ámbito político, el equipo ha de formular todos los escenarios posibles, enunciar posibilidades –siempre negociadas-, guiar el proceso a través de la negociación, y del mismo modo, vigilar el seguimiento de los acuerdos. Tal y como ya se señaló, en el caso de la búsqueda de soluciones políticas, cabe la posibilidad, siendo muchas veces un muy buen recurso, solicitar el concurso de facilitadores al proceso por su conocimiento de un conflicto profundamente arraigado, como lo son los alumnos egresados del Diplomado de Formación Política y Ciudadana, dictado en la Universidad Monte Ávila, promovido por la Asociación Civil “Mujer y Ciudadanía”.
Otra especificidad de la facilitación en el ámbito político es la variedad de posibilidades de perfiles dentro de estos intervinientes (facilitador, formulador y actores), que bien pueden no coincidir, pero que buscan una posición homogénea, la realización de las elecciones primarias y una candidatura. Asimismo, de las peculiaridades de los procesos eleccionarios, aún primarios, es la problemática existente en torno a la cuestión de la asimetría. En el ámbito político puede ser un factor de riesgo, además de ser muchas veces imposible de esquivar, precisamente por los intereses que mueve no sólo de las partes, sino también de terceros (observadores, donantes o “partidarios”) donde se encuentran objetivos geopolíticos con peso suficiente para inclinar la balanza más sobre los propios que sobre los de las partes en conflicto.
Y sin duda, una de las especificidades más duras, son los dilemas morales, a que se puede, y debe enfrentar es un dialogo político: es la referencia al establecimiento de prioridades, sobre todo al inicio para poder conseguir un cese de la violencia, a costa del sacrificio del cumplimiento de las normas, así como establecer contactos y además propiciarlos después con la parte contraria. La mediación política es una forma racional y razonable de acabar conflictos arraigados; pero es simplemente una extensión de la actividad regulatoria del conflicto que viene ejercitando la política desde hace siglos. Pero la complejidad de aquellos y la interdependencia del mundo globalizado hacen preciso que se mejore y se perfeccionen aquellas prácticas, a través de la experiencia, pero también de la reflexión académica, que puede ayudar a completar lagunas y depurar otra línea de investigación tanto básica como aplicada en las ciencias sociales. Este ha sido el propósito del Diplomado de Formación Política y Ciudadana de la Universidad Monte Ávila, auspiciado por la Asociación Civil “Mujer y Ciudadanía”, al proponer a los precandidatos de las elecciones primarias la celebración de un Pacto de Respeto y No Agresión.
La tesis, en síntesis, que se propone, del Pacto de Respeto y No Agresión, desde un punto de vista ético, es la del diálogo abierto y respetuoso, donde se busque alcanzar una síntesis superadora, donde no deben privar los propios intereses económicos, ideológicos o partidistas, por lo que no han de ser meras conversaciones, sino bajo una palabra cargada de verdad, más allá de las conveniencias personales. Es concreto, la tesis de la ética en el dialogo y la ética del dialogo, en lo cual son determinantes la trasparencia, la veracidad de la información y la negociación al amparo de la ley, es decir, sin comprometer principios basicos del bien común, irrenunciabilidad de los derechos humanos y la equidad. Asimismo, el grado de confianza en los actores. En este orden de ideas, la Iglesia y la universidad aparece como un espacio para el diálogo y el encuentro, puesto que sigue siendo percibida por la sociedad como una organización de confianza, como lo señala el estudio realizado por los profesores Adolfo Vargas y Zaira Reverón de la Universidad Simón Bolívar, denominado “Paralelo 2003: Opiniones y Valores Políticos de los venezolanos; Presente y Futuro de Nuestra Democracia”[[6]]. Por otra parte, sin duda, que la desunión entre los sectores de la oposición por su pluralismo dificulta un dialogo por el obstáculo de considerar la cualidad de la contra parte del gobierno a un solo sector de la oposición, al contrario del gobierno que es unitario. Los precandidatos de las elecciones primarias tienen una oportunidad de demostrar esas éticas, suscribiendo el Pacto de No Agresión y Respecto, propuesto por el Diplomado de Formación Política y Ciudadana, de la Universidad Monte Ávila, promovido y organizado por la Asociación Civil “Mujer y Ciudadanía.
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