Julio Castillo Sagarzazu 27 de febrero de 2023
@juliocasagar
Decía
Víctor Hugo que “no hay nada mas poderoso que una idea a la que ha llegado su
momento”. Justamente, eso es lo que ha estado sucediendo con la propuesta de
unas primarias para escoger un candidato presidencial de la oposición a unas
eventuales elecciones en el 2024.
En la
política ocurre como en la física: los cuerpos mas grandes suelen atraer a los
mas pequeños y la opción de las primarias fue prevaleciendo, sentido
común mediante, al punto que ya la mayoría de los factores democráticos, la
admiten como la fórmula más lógica y la procedente para dilucidar la opción
opositora.
Ahora bien, el mandado no esta hecho nada más que con esto. Aun, sobre las primarias revolotean muchas incertidumbres y amenazas. La primera de todas es que el régimen aun tiene mecanismos para sabotearlas o desnaturalizarlas. En este sentido, el abanico es inmenso: Puede adelantar las elecciones para que no de tiempo a realizarlas; puede infiltrarlas para que no haya acuerdos sobres sus condiciones; puede inhabilitar candidatos o irse directamente al “Ortegazo”, apresarlos y deportarlos o cualquier otra barrabasada similar. Lo que si es cierto, es que evitar unas primarias exitosas pasa a ser, para ellos, un objetivo de vida o muerte. Teniendo todas estas opciones a la mano, lo que sí sabemos es que no se quedaran indiferentes ante esta amenaza latente.
Esta
realidad a lo que nos compele es a que las primarias no solo debemos hacerlas,
sino que debemos hacerlas bien.
‘Que
significa hacerlas bien? Pues, en primer lugar, tratar que el chavismo, no
pueda o le cueste mucho políticamente, implementar cualquiera de las opciones
señaladas arriba, pero también a que este acto se convierta en un acto de
rebeldía ciudadana; en una revolución para retomar el voto como un arma de los
hombres y mujeres libres. Esta tendencia se ha venido ya reflejando en las
encuestas. En efecto, la intención de voto de los venezolanos ha venido
aumentando y, sorprendentemente, más allá de la desafección a los partidos (que
ya es vieja) también aumenta la intención de participar en las primarias.
Tenemos entonces la obligación de proteger esta iniciativa de la mejor manera
posible.
En
este terreno, de arropar las primarias de legitimidad, se esta planteando un
debate que no es secundario. Se trata del grado de participación del CNE en su
organización.
Probablemente
el mejor método para abordar este debate sería el de tratar de definir en qué
cosas la Comisión Nacional de Primarias no debe perder la rectoría y conducción
del proceso. Las ideas que siguen son de la exclusiva cosecha de quien esto
escribe:
1. La
localización de los centros de votación, no debe estar en manos del CNE. Si así
fuera el chavismo podría escoger sitios donde se les haga más fácil movilizar
su militancia para influir en los resultados y quitarlos de aquellos donde la
oposición ha sido históricamente más votada.
2. Ningún
dispositivo que este conectado en línea o que envíe data a ser totalizada fuera
de la mesa debería ser aceptado tampoco. Esto quitaría a la CNP la facultad del
conteo de los votos, propiciando la posibilidad de resultados incongruentes y
pondría en las manos del CNE la totalización de las actas.
3. El
registro electoral debe estar en posesión tanto de la CNP, como de los
candidatos para que pueda ser auditado con suficiente antelación. Recordemos
que este ha sido uno de los mas controvertidos temas del sistema electoral
venezolano.
4. La
identidad del votante debe ser preservada y los cuadernos de votación puestos a
resguardo y destruidos, luego de que los candidatos hayan aceptado los
resultados y se hayan vencido los lapsos de revisión.
5. La
votación de los venezolanos en el exterior no debería limitarse a las
capacidades logísticas y consulares del estado. El acto de las primarias es un
acto ciudadano y las formas del voto en el exterior deberían concebirse, con la
tecnología segura disponible, como un acto universal en el que se permita
expresarse a cualquier compatriota aunque no este cerca de un consulado.
Ninguna
exigencia en este debate debe ser estigmatizada como una intención de “enredar”
las cosas o interpretada como una presión a la CNP. Es un debate que debe
abrirse democráticamente.
De los
candidatos inscritos, varios han manifestado observaciones y la Comisión de
Primarias debería tomar nota y abrir un cauce para discutir esos temas.
También
deberíamos señalar que una campaña contra toda observación y contra este debate
no es democrática. Valdría la pena considerar que los candidatos actúan de
buena fe cuando lo hacen y entender que quienes están mejor colocados en las
preferencias de los electores, son los menos interesados en entorpecer el
proceso.
El “Tigre de Carayaca” diría: “Mano segura
no se tranca”
Los
demócratas venezolanos deberíamos felicitarnos del calor ciudadano y
popular que esta iniciativa está tomando y prepararnos para el ataque que
vendrá desde fuera. Tener listos acuerdos de mutuo respeto en la campaña y a
los resultados y apuntar a buscar los mecanismos de gobernabilidad para un país
que puede entrar en una transición tan fascinante, como peligrosa.
Julio
Castillo Sagarzazu
@juliocasagar
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