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jueves, 16 de junio de 2016

La comparsa de las bolsas


Por Luis Germán Cabrera B.


Era costumbre que en los carnavales de Caripito, estado Monagas, se presentara el siempre recordado Alí Pinto Machado a los salones del Club Bolívar, con una comparsa familiar distinguida como “Los Bolsas”. Eran bolsas elaboradas de papel hasta más abajo de las rodillas y con abertura a la altura de los ojos. Muy llamativo en el festín pagano, además, por la identificación del disfraz: “Papá y Mamá Bolsa”, “El más Bolsa”. “El menos Bolsa”, “El siempre Bolsa”, “El Bolsa para todo”. Pasaron las fiestas carnestolendas de ese año; luego cesó la actividad petrolera y quedaron los bolsas del pueblo esperando no se sabe qué, de esas promesas electoreras que llenan de esperanzas a los ciudadanos por la solución a sus problemas y necesidades.


Este desgobierno, que vive en una bolsa apretujada de inventos e  inconexos anuncios, ahora saca a la venta unas bolsas con productos “alimenticios”, que expertos aducen, traerían aumento en los riesgos de obesidad, hipertensión y diabetes. La canasta alimentaria básica familiar la integran unos 58 alimentos y la bolsa en oferta no contiene 12, lo que está produciendo efectos negativos sobre el estado nutricional y la salud de la población. Los más afectados serán la población infantil por el consumo de azucares y harinas, porque carne y pescado no entran en la bolsa.

Esta medida muy tomada a la ligera por el desgobierno, es más hambre para el pueblo, solo sirve para manipular el sufrimiento y de la profunda crisis que se vive actualmente en Venezuela. ¡Qué vergüenza! para un país bendecido por los dioses, acunado de inmensas riquezas y que hoy tenga que recurrir a ayuda humanitaria internacional para atender a una población como la venezolana que siente la destitución y la privación nutricional absoluta en su organismo.

Lo que origina este tipo de hambruna en el país, está marcada por la incapacidad, la mentira e insensatez de un Gobierno que se la pasa culpando al otro, y no termina de entender el fracaso de su modelo político, que se dio a la tarea de acabar con el sector productivo expropiando las empresas consolidadas y manipulando la inversión a su antojo; hizo que este derrumbe se diera sin detenerse a pensar, un instante nada más, lo grave de este crimen que se comete contra el pueblo considerado de lesa humanidad. Arderán las pailas el infierno para esta caterva de bolsas, con mentes diabólicas que pasaron por este país, dejando una estela de seres humanos afectados en su estado físico y mental, porque no pudieron alcanzar las tres (3) comidas diarias cargadas de proteínas, vitaminas y minerales para poder vivir.

Con el cuento de enfrentar la guerra económica y a “los bachacos rojos”, cierran la venta de productos regulados en los establecimientos comerciales y se aprestan para llevarlos embolsados a boca de casa, por cooperantes y supuestos comuneros que cobran y se dan vuelto por la venta de la bolsa de hambre. Como saben que rasparon la olla y nada queda, pagarán esta improvisación socialista, los bolsas de siempre. Dieron a entender que es un ensayo de distribución de esos alimentos, pero que pasado el tiempo volverán a los abastos del gobierno ya sin bachacos, pero si carcomidos de hormigas. 

El pueblo está cansado de tantas mentiras y miserables ofertas,  sabe que no hay suficiente comida para embolsar y  llegar a tanta gente. Los gritos de hambre se han generado en todos los rincones del país, también la falta de agua potable se suma a las carencias que diario viven los venezolanos que nunca merecieron esta desgracia que acabó con parte de su felicidad. Por tanto, soplan vientos de cambio en el acontecer político que necesariamente amerita la unidad de todos los sectores democráticos para darse un verdadero gobierno que sea soporte del desarrollo y progreso nacional.

luisgermancabrera@hotmail.com

16-06-16




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