Luis Ochoa Terán 12 de junio de 2016
El
Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha dado un paso histórico en el
sistema interamericano no solo en la política hemisférica sino en la conducción
de los organismos internacionales, en donde lo normal es que la burocracia
internacional y sus intereses devoren a quienes los dirigen. Esto ha sido una
realidad constante desde su misma creación y el mejor ejemplo en el caso
hemisférico lo tuvimos con su antecesor, José Miguel Insulza.
El
accionar político del Almagro rompió los esquemas internacionales, en primer
lugar, porque se sacudió de los intereses anodinos, tenebrosos y temerosos de
los gobiernos que siempre han privilegiado sus intereses a los principios y
fundamentos de la política y el Estado; en segundo lugar, haber tenido la
valentía de utilizar el Artículo 20 de la Carta Democrática que le da la
facultad para solicitar una reunión del Consejo Permanente del organismo para
tratar el tema de la crisis política e institucional de Venezuela, que desde
hace tiempo( desde los gobiernos de Chávez) transita por “una alteración del
orden constitucional” que el inútil de Insulza fue incapaz si quiera de
advertir y tercero, por haber tomado esa decisión trascendente política e
internacionalmente en solitario, sin el acostumbrado respaldo de los gobierno,
es decir, siendo el jefe del club de gobierno le pide a sus propios miembros
que sanciones los desvaríos democráticos de uno de ellos. Lo ha hecho porque es
un hombre de izquierda democrática, con ética y principios políticos, que raramente
existen o permiten su ascendencia, al que el mundo político latinoamericano no
está acostumbrado, de allí, la sorpresa de su mentor, el mismísimo
ex-presidente Pepe Mujica.
Mucho
se ha especulado sobre la aplicación de la Carta Democrática y muchos ven su
aspiración como realidad y equivocadamente dan como un hecho al gobierno de
Maduro sancionado por la OEA, sin terminar de entender que es imposible
aplicarle la Carta Democrática, no porque no queramos sino porque no se tienen
los votos necesarios y menos la voluntad política para su aplicación, porque
los gobiernos de la región evitaran este precedente peligroso para ellos
mismos; no obstante, si las condiciones fueran favorables, qué hora lo son,
para llegar allá se requiere todo un proceso político y diplomático que además,
demanda de la aprobación del propio gobierno de Maduro, ello, porque la OEA es
un organismo de defensa de los gobiernos y la Carta Democrática tiene el
objetivo de defenderlos de los golpes militares. En el caso que nos ocupa, por
lo cual es trascendente e histórico, es porque ahora ha surgido una variante
democrática como es la de defensa de las instituciones y los pueblos contra los
golpes constitucionales o autogolpes, es decir, la alteración del orden
constitucional por parte de los propios gobiernos.
La
importancia de la solicitud de Almagro no está en su aplicación sino que
utiliza la Carta Democrática como una herramienta para que se toque el Tema de
Venezuela y su “transito por una alteración del orden constitucional” que la
Asamblea Nacional de Venezuela ha terminado de sustanciar y que demuestra que
ya no solo hay un déficit democrático sino una constante violación de la
Constitución y un accionar político autoritario que raya en la dictadura.
La
importancia del próximo Consejo Permanente es que Almagro expondrá y
desenmascarará el autoritario y dictatorial gobierno bolivariano de Venezuela
ante la Comunidad Internacional, que ya por cierto, ha comenzado a manifestarse
al respecto y le exige al gobierno de Maduro enmarcarse en la Constitución. El
gran valor y la importancia de la intervención de Almagro es que le colocara en
la frente de Maduro el sello dictatorial, que hasta ahora, nadie se ha atrevido
a indalgarle.
En la
votación previa para tocarse el tema venezolano veremos la hipocresía de
regímenes llamados parlamentarios y democráticos que se rasgaran las vestiduras
pisoteando los principios políticos por prebendas económicas, imitando la misma
actitud de los bolivarianos tratando de aprovecharse del repele que nos ha
dejado la depredación bolivariana sin importarle la miseria en la que está
sumido al pueblo venezolano y que en cierto modo son corresponsables, y en la
que ahora con cinismo y en algarabía diplomática, invocaran la ayuda
humanitaria.
Los
argumentos que planteara Almagro serán contundentes y no quedarán dudas de que
hay “una alteración del orden democrático” que será ratificado y explicitado
por el Presidente de la Asamblea Nacional si le dan la oportunidad de
intervenir. Sin embargo, debemos estar claros que la resultante será solo un
exhorto al diálogo iniciado en Republica Dominicana y que la solución se
enmarque en la Constitución, lo que quiere decir en otras palabras, que no solo
se restaure la democracia, se respete los derechos humanos y la autonomía de
los poderes, sino además, el derecho democrático del pueblo de decidir su
destino en el Referendo Revocatorio este año, porque al fin y al cabo, la
solución de nuestros problemas políticos solo lo resolvemos los venezolanos y
con votos, de manera pacífica, democrática y constitucional.
De
resultar así, la oposición democrática ha triunfado y el camino se abre a una
solución política y constitucional respaldada por la Comunidad Internacional.
¡Entonces!, permitamos que la Facilitación de los ex-presidentes de su
resultado y evitemos nosotros mismos de dinamitar nuestra propia solución por
intereses mezquinos y políticos ante los intereses del pueblo y la nación. El
amanecer democrático comienza a vislumbrase, no obstante, debemos continuemos
luchando en unidad y con desprendimiento por el pueblo y el país para que él no
sea solo una esperanza sino una realidad.
Luis
Ochoa Terán
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