Omar Barboza Gutiérrez 08 de julio de 2017
El 5
de Julio debe ser el día de la civilidad porque se celebra la fecha en la cual,
gracias a la decisión visionaria, patriótica y valiente, de los más destacados
líderes civiles de la época, se acordó la independencia de Venezuela concebida
como una República de hombres libres. Muchos de los firmantes o promotores del
Acta de la Independencia, se pusieron los uniformes de militares siendo civiles
sin formación militar para defender la patria, lo cual lograron más por la
fuerza de las ideas que impulsaron los triunfos patrióticos, que por las armas
mismas. Así, vencieron a un ejército profesional como el español. Un siglo
después es que nace la Fuerza Armada Nacional que se dice heredera de los
héroes de Carabobo.
El 5
de Julio, luego de un brillante discurso en la Asamblea Nacional de la
historiadora Inés Quintero, una horda de colectivos asalariados del gobierno
realizó un asalto al lugar donde se reúne la representación legítima del pueblo
venezolano, contando con la complicidad de la Guardia Nacional que tiene la
misión de resguardar la seguridad del Poder Legislativo, y que es tan efectiva
para reprimir y asesinar a quienes piensan distinto a los que están en el
gobierno, sin importarles que la libertad de pensamiento fue una de las razones
fundamentales del 5 de julio de 1811. La Guardia no actúa porque recibe
instrucciones superiores de no actuar, como lo confesó uno de los oficiales
asignado a la Asamblea.
Por
supuesto, detrás de esas órdenes superiores están los líderes del gobierno
nacional, lo cual quedó demostrado cuando el Presidente de la República, el
Presidente del TSJ, el Defensor del Pueblo y el Ministro de la Defensa,
declararon que condenan esos hechos, que hay que investigarlos y sancionar a
los responsables, el cinismo de esas declaraciones se demuestra cuando uno de
los líderes de los asaltantes que apodan “Cabeza de mango” asume públicamente
la responsabilidad de lo ocurrido, y cuatro horas después de haberlo declarado,
seguía dirigiendo a los asaltantes sin que ninguna autoridad lo detuviera o le
impidiera su acción criminal.
La
realidad es que el madurismo representa al modelo del populismo demagógico y
personalista, que ofrece distribuir la riqueza para hacer justicia social, pero
lo que hace es destruir la producción y termina distribuyendo pobreza, y cuando
el pueblo deja de apoyarlo porque lo ha
traicionado, dice que si no se mantiene con los votos lo hará con las armas
porque ellos son revolucionarios. Es la misma historia de la revolución
mejicana que duró 10 años y dejó a los campesinos más pobres, y del peronismo
que acabó con la economía más próspera de Latinoamérica, o de la revolución
cubana que luego de cambiar el imperialismo norteamericano por el soviético,
cuando Venezuela no la puede seguir manteniendo, hace esfuerzos por entenderse
con los norteamericanos como consecuencia de su estruendoso fracaso.
El
conocimiento profundo de Rómulo
Gallegos, expresó en Doña Bárbara la eterna tragedia de la patria
venezolana, la lucha entre la civilización y la barbarie. En esta hora oscura
de Venezuela los herederos de Doña Bárbara fueron a la Asamblea Nacional para agredir a quienes luchamos por
mantener vivos los sueños de Santos Luzardo en favor del progreso y la
libertad.
Hoy es
importante ubicarnos en el momento histórico que vivimos. El madurismo está
agonizando y amenaza con violencia y terror al pueblo venezolano para que no
exprese su decisión de cambio, que no es solo de gobierno, es de cambio de
modelo para tratar de ponernos a la altura de los países más desarrollados
cultural y tecnológicamente. Es para garantizarle a las nuevas generaciones un
país donde puedan hacer realidad sus sueños. Por eso los jóvenes están en las
calles, saben que lo que nos estamos jugando es su futuro, y que para
asegurarlo es necesario un profundo cambio que entierre para siempre y como un
mal recuerdo lo que Maduro representa. En medio de su agonía al gobierno se le
ha ocurrido imponer a sangre y fuego una supuesta Constituyente fraudulenta sin
consultar al pueblo, porque no tiene los
votos, y pretende mantenerse en el poder en contra de una mayoría que lo
rechaza.
Pero
tiene dos grandes obstáculos. En primer lugar, a una Asamblea Nacional que no
está dispuesta a entregar los derechos del pueblo y los valores democráticos
que representa. Y en segundo lugar, a la inmensa mayoría del pueblo venezolano
que asumió de manera definitiva la lucha por el cambio como su papel histórico
en estos momentos. Desde el 16 de julio con el rechazo a la Constituyente, y
todos los días siguientes, estaremos en las calles y en cualquier espacio, para
impedir este fraude constitucional y abrir el cauce definitivo al cambio
democrático para siempre.
Omar
Barboza Gutierrez
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