Maru Morales P. 11 de marzo de 2018
Una de
las promotoras del Frente Amplio Venezuela Libre conversó con Crónica.Uno sobre
el proceso de creación de esta estructura y sus objetivos. “El Gobierno sabe
que si hay condiciones electorales no gana la presidencia”, afirmó. Admite que
una de las tareas más importantes de la nueva plataforma opositora es “generar
confianza en los venezolanos y entre los actores del frente” que tienen
diferencias políticas e ideológicas.
Liliana
Hernández inició su participación en la política desde el liceo, pero fue a los
22 años cuando se inscribió por primera vez en un partido político. Fue
dirigente estudiantil, dirigente juvenil, concejal y más tarde diputada tanto
del extinto Congreso como de la Asamblea Nacional. A partir del ascenso a la
presidencia de Hugo Chávez en 1998, se ha sumado a todas las coaliciones
partidistas opuestas al proyecto encarnado por él y por su sucesor, Nicolás
Maduro.
2018
la encontró como parte del grupo organizador del Frente Amplio Venezuela Libre,
presentado oficialmente a la opinión pública este jueves 8 de marzo desde
Caracas. La plataforma multisectorial heredará los errores, aciertos y
aprendizajes de otras dos instancias similares –a las que también perteneció
Liliana: la Coordinadora Democrática que operó entre 2002 y 2004 para conducir
la participación ciudadana en el referendo revocatorio contra Chávez y más
recientemente, el Movimiento Libertador, que conglomeró a los más diversos
sectores sociales en la organización de la Consulta Ciudadana del 16 de Julio.
El
objetivo del Frente Amplio, sin embargo, trasciende a sus predecesores, pues no
solo trabajará por la obtención de condiciones electorales competitivas y por
la convocatoria a unas elecciones presidenciales libres este mismo año, sino
que pretende reconstruir el tejido social opositor desmembrado por la crisis
humanitaria, la frustración y desconfianza en la dirigencia, la migración
masiva de personas y la manipulación del gobierno a través del uso de programas
sociales para comprar voluntades.
El
Frente persigue a su vez elaborar un programa de gobierno de consenso nacional,
ganar la elección presidencial y mantener la unidad de objetivos para
garantizar el cumplimiento de los compromisos, al menos en el mediano plazo.
“Mucha
gente dirá que este gobierno nunca modificará las condiciones. Ante eso uno
puede hacer dos cosas: uno, no hacer nada; dos, aprovechar la presión internacional
sobre el tema. La elección del 20 de mayo se va a materializar; yo no soy capaz
de decirle a nadie lo contrario. Y el gobierno no quiere ceder porque sabe que
si hay condiciones electorales, no gana la presidencia. Nuestra tarea es
elevarle el costo interno y externo a las decisiones del gobierno. Fue un gran
logro ver a todos estos sectores sentados juntos. Ahí hay una pluralidad
democrática”, afirma.
¿Cuando
comenzó y como fue el proceso para estructurar este Frente?
—Desde
el año pasado se comenzó a hablar de un frente pero fue enero de este año
cuando se materializaron las conversaciones entre todos los sectores. Nunca
hubo una ‘primera reunión’, sino que se fueron dando reuniones bilaterales y
poco a poco se fueron incorporando otros sectores. Yo llegué a esta iniciativa
cuando las reuniones ya habían avanzado. Los actores centrales aquí son los
liderazgos de cada sector.
¿Qué
ha sido lo más difícil para llegar hasta el lanzamiento del Frente?
—Tomar
la decisión de avanzar todos y sentarnos. Creo que lo más difícil es el
desprendimiento, pero la situación del país lo generó. Superar el ‘yo no me
siento con fulano porque tengo diferencias’. Entender que hay una diferencia
fundamental con el gobierno que está por encima de cualquier diferencia pequeña
que podamos tener entre unos y otros.
¿Cómo
se logró que luego de las cosas tan duras que se dijeron dirigentes como
Henrique Capriles y Henry Ramos Allup se hayan sentado juntos en la instalación
del Frente?
—Ya se
habían sentado antes. No podemos llevarnos un crédito que no tenemos (risas).
El mérito es de ellos que han venido conversando desde el diálogo en Santo
Domingo y pienso que hoy (el jueves) todo se dio con naturalidad. En política a
veces puede haber palabras altisonantes de unos y otros pero al final prevalece
el respeto porque cada uno representa a un pensamiento, a un sector y a una
gente. Y si le estás reclamando respeto al gobierno, el primero que tiene que
respetar eres tú mismo.
¿Este
Frente está inspirado en alguna iniciativa latinoamericana o de otras latitudes
similar en sus objetivos?
—En
todos, pero al mismo tiempo es un frente muy nuestro y está inspirado en la
realidad del país. En el documento constitutivo del Frente decimos que será un
organismo horizontal donde se respete la autonomía de cada quien y su
especificidad, pero además donde exista una representación paritaria, donde
nadie diga que tiene más afiliados que otro. Porque aquí no se van a aprobar
leyes, se va a deliberar, a construir consensos, a construir estrategias
nacionales, estadales o municipales. Entonces no es un asunto de quien tiene
más votos. El documento es muy claro: primero hay que constituir esto,
conformar la red desde abajo. La semana que viene empieza una réplica de
frentes aguas abajo, con otros sectores y en los estados.
¿Si
consiguen las elecciones como las están pidiendo, se acaba el Frente o tienen
una visión de permanencia más allá de las elecciones como La Concertación de
Chile o el Frente Amplio de Uruguay?
—La
primera fase nuestra es lograr las elecciones libres, pero vamos a propiciar un
escenario de encuentro para construir una propuesta de gobierno ante la
seguridad de acceder al poder. La construcción de la propuesta nos compromete
a, una vez en el gobierno, ser garantes de que esa propuesta se ejecute. No me
atrevo a decir que es un frente permanente. Pero creo que tiene una fase en
este momento que es la lucha por condiciones electorales, que lograda esa fase
viene la propuesta de país y eso se va a consultar en las parroquias. La idea
es que la gente se organice no solo para luchar por condiciones, sino para
decir qué propuestas del Frente le parecen viables o no.
Si la
oposición logra las condiciones, las elecciones y la victoria ¿qué garantiza
que no va a pasar lo mismo que pasó con la Asamblea Nacional donde algunos
dirigentes comenzaron a actuar como si el triunfo se debía a ellos? ¿Cómo
garantizan que no priven los egoísmos personales y la iniciativa pueda tener un
empuje de largo aliento pese a las profundas diferencias entre sus factores?
—El
rol nuestro es construir la red opositora del país. Con la Asamblea Nacional
tuvimos un gran aprendizaje, todos tuvimos un gran contacto cara a cara con la
gente durante seis meses antes de la elección. Esa red social se tejió en seis
meses, esa oportunidad no la hemos tenido más nunca porque después del 6D-2015
el chavismo rompió las condiciones electorales. La lucha de nosotros tiene que
ser exigir condiciones reales. Y por eso fuimos a hablar con el Grupo de Lima,
fuimos a la Unión Europea, fuimos a Estados Unidos y a otros países, porque el
derecho al voto es un derecho humano y su defensa es universal.
¿De
qué depende entonces el éxito o fracaso de este Frente?
—Depende
mucho de que eso que se vio hoy (el jueves) aquí en el Teatro Chacao, de que se
estructure realmente en todos los niveles hacia abajo, de que se genere la
conciencia de que el Frente va a la lucha por las condiciones y que también es
un espacio para la organización local, para exigir, cuestionar y denunciar lo
que está pasando. Eso hay que consolidarlo desde abajo, con los medios, con las
redes, pero lo que más sirve es el cara a cara. Tiene que tener rostro,
discurso, propuesta y eso tiene que llegarle a la gente.
¿Cuál
es la diferencia entre el Frente, el Movimiento Libertador y la Coordinadora
Democrática?
—El
Movimiento Libertador era más operativo. Íbamos a una consulta el 16 de julio
para presionar al gobierno, pero era una consulta entre nosotros mismos, las
condiciones las poníamos nosotros. Este es un movimiento que lucha en términos
afirmativos en la búsqueda de una Venezuela Libre. No es un frente para, ni un
frente por, ni un frente contra nadie. No lo compararía tampoco con la
Coordinadora Democrática. Hay mucha gente que lo quiere satanizar y creo que es
un gran error. No es la coordinadora. Obviamente queda de parte de cada uno de
nosotros que no se convierta en Coordinadora con situaciones como que las
decisiones no se den o todo se haga lento. Estos primeros días del frente serán
fundamentales, abiertos, con la gente, donde todo el mundo tenga derecho a
expresarse, como lo que ocurrió hoy (el jueves) con el muchacho de la
resistencia que se subió a la tarima.
El
documento constitutivo habla de elecciones con condiciones este año pero ¿y si
no son este año? ¿cómo manejas la frustración de la gente a la que en 2016 le
dijiste ‘el revocatorio es este año’ y en 2017 le dijiste ‘este es el año del
cambio’?
—Si no
son este año, serán el año que viene, pero la Constitución señala que éste año
corresponden las elecciones presidenciales y sobre eso está montada en parte la
presión internacional. Aunque haya la elección en mayo, eso no quiere decir que
no se pueda llegar a una negociación para unas elecciones con condiciones en
2018. Si el gobierno hubiera firmado el acuerdo de los cancilleres del 2 de
diciembre pasado, las elecciones serían en junio, que era el plazo de los seis
meses. Pero en febrero dicen abril, en marzo dicen mayo y es lo mismo, no hay
tiempo de organizar una misión de observación ni de levantar el padrón de
miembros y testigos de mesa, solo por mencionar dos tareas.
¿Cómo
va a ser la articulación entre partidos y sociedad civil?
—Eso
viene esta semana. La idea es que esté un representante principal y uno alterno
por cada sector. Y que se establezca un mecanismo de coordinación para la
discusión y definición de las estrategias. Bajas las estrategias a las regiones
pero dejando libertad para ajustarse la realidad de cada estado. No es lo mismo
el enfoque que puedas dar a las actividades en Zulia que en Bolívar. La
estrategia en un estado puede ir más dirigida al sector campesino y en otro al
industrial. El que si sería uniforme es el vecinal.
¿Quién
o quiénes serán los voceros del Frente?
—La
idea no es tener un solo vocero sino que de acuerdo a la agenda país, cada
sector tenga la vocería. Lo que importa es que exista un gran grupo de
coordinación. La dinámica puede llevarnos a designar voceros, pero por ahora no
está planteado porque lo más importante de este movimiento es que tiene que
generar confianza en los venezolanos pero también entre los actores del Frente.
Eso no se teje en un día, si lo decretas dura 48 horas. El Padre Virtuoso fue
muy acertado cuando usó la palabra construcción. A la gente no le gusta la
palabra construcción porque la gente quiere la inmediatez, pero para llegar a
un objetivo tienes que construir y la inmediatez no es lo que nos ha dado los
mejores resultados. El foco es la operatividad del colectivo, no el
protagonismo. Para que los frentes funcionen hay que racionalizar la
individualidad y darle mayor peso a la acción colectiva.
¿Tendrán
una instancia Ejecutiva?
—Sí,
arranca con los 8 sectores que hablaron hoy (el jueves). También habrá un
organismo deliberativo integrado por los 8 sectores principales y sus
subsectores. Está previsto algo como un consejo consultivo también. Pero lo
prioritario ahorita es la parte operativa, mientras cada sector va llenando el
organigrama para el órgano deliberativo. Los 8 sectores son: iglesias,
trabajadores, empresarios, ONG, partidos, estudiantes, chavismo disidente y
Asamblea Nacional. Otros sectores podrían incorporarse.
¿El
movimiento Soy Venezuela fue invitado?
—Freddy
Guevara es quien tiene mayor comunicación directa con ellos y me consta que ha
trabajado muchísimo para lograr su incorporación. Se les invitó a esta
actividad y a esta estructura pero no vinieron. No te puedo decir si ellos a la
larga se van a incorporar o no.
No es la MUD ni se le parece
El
Frente Amplio Venezuela Libre tendrá tres instancias de gobierno a lo interno:
una ejecutiva, una deliberante y una consultiva.
La
ejecutiva tendrá la tarea de dictar las líneas de acción política a todas las
réplicas del Frente a escala nacional. Estará conformada, en principio, por los
representantes de los sectores que tomaron la palabra en el Teatro Chacao el
jueves: iglesias, trabajadores, empresarios, chavismo disidente, ONG,
partidos/MUD, estudiantes y Asamblea Nacional. Pero no se descarta la
incorporación de otros sectores como los artistas, deportistas, gremios
profesionales y rectores universitarios.
La
deliberante estará integrada por dos representantes (uno principal y uno
alterno) de cada sector y sub sector. Por ejemplo, en el sector estudiantes
tendrán representación los estudiantes universitarios y de educación media
tanto pública como privada; en el sector de las iglesias están representadas la
iglesia Católica y la Evangélica; los sindicatos tendrán sector salud,
educación, petroleros, etc., y así sucesivamente. Hasta el momento son 23
escaños, pero podría ampliarse. Esta instancia formulará, debatirá y presentará
propuestas de acción a la instancia Ejecutiva.
La
consultiva estará integrada por personalidades destacadas en sus áreas de
especialización pero sin representación, por ejemplo historiadores,
politólogos, líderes de opinión pública o expertos en determinadas materias.
Tanto la instancia ejecutiva como la deliberante podrían elevar consultas a
este consejo sobre asuntos puntuales.
El
Frente Amplio Venezuela Libre no tendrá —por ahora— un vocero o secretario
ejecutivo, sino que su vocería será rotativa dependiendo del tema a tratar. Esa
misma estructura intentará copiarse en los niveles estadal, municipal y
parroquial, donde se integrarán los dirigentes vecinales.
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