Julio César Arreaza B. 11 de marzo de 2018
Una
nueva farsa electoral en el horizonte, en contravención a los lapsos de ley y
garantías constitucionales; las condiciones electorales impuestas al margen de
la ley carecen de transparencia. El parapeto está montado para burlar una vez
más a la soberanía popular y mantener en el poder a un señor nefasto con
rechazo del 80%. Esta devastadora crisis de gobernabilidad con saldo rojo en
penurias y muertes por falta de comida, atención médica y violencia se resuelve
sólo con la salida del régimen forajido. Maduro debe renunciar y facilitar una
transición pacifica con elecciones limpias. La pantomima electoral del 20- mayo
convocada por la írrita ANC comunal no va a ser reconocida por nadie y de paso
el impopular y fracasado Maduro perdería la legitimidad de origen, lo cual es
una peña en su cuello lanzada al abismo.
En
Venezuela se mantiene la ruptura del orden democrático y constitucional, y cualquier connivencia con la espuria ANC
representaría convalidar la disolución de la República y comprometería la
transición a la democracia.
Para
que ocurran elecciones libres y limpias es indispensable que se lleve a cabo
una auditoría independiente de todo el proceso electoral, con el acompañamiento
de observadores internacionales especializados y reconocidos, con el fin de
conocer el verdadero pronunciamiento del pueblo venezolano. Al mismo tiempo la
alternativa democrática no ha dejado de exigir mediante un sin número de
protestas la instrumentación eficaz de las medidas humanitarias y la liberación
de los presos políticos. La normalización del país exige de una amplia amnistía,
el cese de la puerta rotatoria mediante la cual se recicla el número de
perseguidos políticos y el regreso de los exiliados con libertad plena.
Permanecemos
firmes en las demandas democráticas y nos acompaña la comunidad internacional
para enfrentar la consumación de un nuevo fraude a las expectativas de libertad
y restauración republicana que tienen los venezolanos. Nuestro desafío es el
cambio político, un sentimiento nacional compartido, junto a la instauración de
la justicia independiente, la libertad, la igualdad, la democracia y la
dignidad; y transformar el país destartalado en un lugar para la vida, la
alegría, el estudio, el trabajo enaltecedor, el encuentro y la pluralidad.
Mantenemos
los ciudadanos dos exigencias; la primera a la comunidad internacional, por la
inmediata activación de la ayuda humanitaria en alimentos y medicinas; la
segunda, al régimen y los poderes públicos, para que se restablezca la
institucionalidad democrática, el equilibrio de los poderes, y la plena
vigencia de la Constitución.
Los
ciudadanos con nuevos bríos nos activamos para establecer la plena vigencia de
la Constitución y emprender la irrenunciable tarea de reconstruir el país.
¡No
más prisioneros políticos, asesinados, torturados ni exiliados!
Julio
César Arreaza B.
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