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lunes, 17 de junio de 2024

“Salvar a los arrecifes es un trabajo colaborativo de todos, no sólo de los biólogos” | ENTREVISTA, por @mongabay


por Laura García Cáceres en 14 junio 2024
  • El caribe hondureño forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano. Desde hace dos años enfrenta un importante evento de blanqueamiento del coral.
  • “Se están haciendo esfuerzos para mantener el arrecife, pero no estábamos preparados para un evento así”, explica la investigadora hondureña Mayra Núñez Vallecillo.
  • En entrevista con Mongabay Latam, Núñez habla de la urgencia de realizar acciones para salvar a los arrecifes, sistemas que sufren los efectos del aumento de la temperatura como producto del cambio climático, las aguas no tratadas que se desechan al mar y otras acciones.
Mayra Nuñez Vallecillo creció entre montañas, lejos de las costas en donde descubrió su fascinación por el océano. Ahora, la investigadora hondureña está enfocada en entender la dinámica de las especies marinas con su hábitat y explicar a través de su trabajo por qué lo que se hace en tierra también afecta el océano.

Al estudiar su pregrado en biología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Nuñez comprendió que en su país natal hacer investigación científica es un reto mayúsculo, que no es posible lograrlo sin tener redes de colaboración en el extranjero. Por ello, decidió especializarse en ecología marina en la Universidad Católica Santísima Concepción en Chile, donde ahora cursa su doctorado en biología marina.

Núñez quiere regresar a su país natal, le emociona seguir intentando hacer investigación en Honduras y contribuir en buscar soluciones a varios de los problemas que enfrentan los ecosistemas marinos en su nación. Uno de ellos es el blanqueamiento de corales en la costa norte. .

Los arrecifes del caribe hondureño se han caracterizado por su resiliencia, por eso Núñez aún guarda esperanza para su recuperación. Foto: Claudia Guerrero

El blanqueamiento del coral es uno de los tantos efectos que tienen el cambio climático y la contaminación en los arrecifes.

El caribe hondureño forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo sistema de arrecifes más grande del mundo: se extiende aproximadamente a lo largo de 1 300 kilómetros, desde la Península de Yucatán, en México, hasta la Bahía de Trujillo, en Honduras.

De acuerdo con datos de Coral Reef Alliance, organización en donde trabaja Núñez, Honduras mantiene más del 68 % de coral vivo, en el resto del sistema el promedio es el 18 %. Además, el arrecife de este país es una importante fuente de larvas de coral para el resto del sistema, por lo que su bienestar es esencial para la conservación de los arrecifes de todo el caribe.

Adicional a trabajar en el conocimiento y conservación del arrecife mesoamericano, la investigadora enfoca su atención científica en un pez conocido en Honduras como calale rojo (Lutjanus synagris), presente desde Florida hasta Brasil.

En entrevista con Mongabay Latam, Núñez habla de su investigación y de la urgencia de implementar medidas de mitigación para recuperar al arrecife hondureño, ante la crisis de blanqueamiento del coral que afecta una zona que va desde las Islas de la Bahía hasta Trujillo.

La bióloga hondureña asegura que la mejor red que ha formado son sus colegas. Foto: Claudia Guerrero

— ¿Cuál es el estado de los arrecifes del caribe hondureño?

— Estamos viviendo un evento de blanqueamiento (de coral), esto ya se había vivido anteriormente entre 2018 y 2020. Habíamos tenido pérdidas de varios bancos de arrecife en Honduras, pero nunca tan grave como en los últimos dos años que comenzó el aumento de temperatura oceánica, que es la principal causa de este evento. (Los corales) parecen fantasmas, todo está blanco.

Cuando bajamos a hacer el monitoreo, queríamos llorar. Hace unos meses todo estaba vivo y, de repente, todo estaba muerto. Con tantos nutrientes que llegan de los ríos al mar, rápido se llenó de algas. Estaba lleno de algas en lugar de corales, no había peces. Fue triste verlo. Es difícil detener el cambio climático, estamos en contra de algo difícil de controlar.

Hay personas que piensan que los arrecifes están condenados por el calentamiento global. Hay otros investigadores que tienen esperanzas de que se pueden implementar medidas de mitigación para mantener los arrecifes. Yo tengo un poco de esperanza aún. Los arrecifes ya no se pueden salvar por completo, pero si el gobierno actúa y si actuamos los hondureños podríamos mitigar estos efectos para mantener los arrecifes.

En 2023 se registraron temperaturas hasta de 34 grados celsius, principalmente en Tela, lo máximo que yo había registrado eran 28 grados celsius. Muchos (corales) no pudieron soportarlo y tuvimos este blanqueamiento masivo en todo el Caribe y Honduras. Se están haciendo esfuerzos para mantener el arrecife, pero no estábamos preparados para un evento así. Van a sobrevivir los más fuertes y esperamos que en algún momento se puedan recuperar.

Ha sido realmente difícil porque ha habido baja precipitación en todo el territorio y no hemos tenido huracanes que son importantes para enfriar el agua y remover sedimentos. Si un coral queda blanco, todavía se podría recuperar, pero las otras condiciones locales no ayudan. Hay mucha contaminación que llega de los ríos de las ciudades hacia el mar.

En Roatán, Islas de la Bahía, se están ejecutando iniciativas para la recuperación de arrecifes. Foto: Mayra Núñez

— ¿Cómo se pueden mitigar los efectos de las condiciones locales desfavorables?

— Las amenazas que hay que combatir son, principalmente, la calidad del agua, el aumento de la temperatura como producto del cambio climático, contaminantes que están llegando por tierra, la sobrepesca y pesca de arrastre. Lo que pasa en la cuenca alta afecta al mar. Son ecosistemas que están conectados, entonces si usted daña uno, va a dañar al otro. Si no tenemos una calidad de agua óptima para las especies marinas, van a seguir estresadas y son más vulnerables a enfermedades. Si mantenemos una buena calidad de agua, podríamos darles esa ayuda para soportar estos eventos.

La Bahía de Tela fue la primera que me impactó al verla. Los arrecifes de Tela siempre se han caracterizado por ser resilientes, han sobrevivido muchas enfermedades del Caribe y habían estado bien. Un mes estaba el coral bello, precioso y para el siguiente monitoreo todo estaba muerto, eso sucedió en semanas. Hablo de Tela porque es un ejemplo útil para implementar medidas de mitigación.

Ya había algas y un montón de cosas que no eran corales, eso compite con el espacio de los corales. Las barras de los ríos estaban cerradas porque no había llovido, entonces no era una descarga directa de los ríos. Creemos que las aguas residuales de Tela no están tratadas y así van directamente a la bahía. Estas aguas residuales aportan muchos nutrientes que provoca una floración de algas.

Si se van los arrecifes, habrá problemas con todo. Ese es un trabajo colaborativo de todos, no solo nos corresponde a los biólogos.

— El arrecife que corresponde a Honduras es esencial para garantizar la conservación de toda la barrera en el caribe, ¿hay un diagnóstico específico para esta zona?

Es difícil en este momento actualizar el diagnóstico porque no hemos hecho monitoreos para comparar entre años, tenemos que esperar para evaluar el daño. El blanqueamiento es un evento que seguiremos viviendo cada año, porque las temperaturas del mar no bajan y las amenazas, como la contaminación, hacen a los corales más vulnerables. Que (el coral) esté blanco no quiere decir que está muerto, el problema es que está débil y con los demás problemas y amenazas pueden morir.

La buena noticia es que se han encontrado bancos de arrecife en buen estado (…) ojalá se mantengan así porque esos bancos ayudarán a restaurar lo perdido, siempre y cuando las condiciones ambientales mejoren y las amenazas se mitiguen.

Núñez ahora es dive master, coordina protocolos y apoya otros protocolos regionales. Foto: Claudia Guerrero

— ¿Qué iniciativas han surgido para recuperar el arrecife?

En Roatán están implementando una metodología que consiste, básicamente, en colocar pedacitos de arrecife y cuidarlos en condiciones óptimas. Así el arrecife va creciendo y después lo trasplantan a un banco y luego el coral va creciendo y colonizando. Esta es una iniciativa costosa, pero en algunos lugares está funcionando. Esperemos que en Honduras, también. En Roatán están ejecutando esta iniciativa de viveros de coral.

— Además de trabajar en el Sistema Arrecifal Mesoamericano, usted ha investigado la conectividad marina, ¿por qué?

— La conectividad es importante para poder identificar sitios o poblaciones que ayudan a mantener la población sana. Al identificar esta conectividad se pueden proponer medidas de manejo y gestión para estas poblaciones. Además, al realizar estas acciones también se protege a otras especies. La conectividad también es importante cuando hablamos del blanqueamiento (del coral) y contaminación, para entender que todo lo que llega, por ejemplo, de los ríos Ulúa y Motagua afecta a los arrecifes. No hemos medido hasta donde llega el efecto de estos ríos. El río Ulúa es uno de los ríos que más aporta nitrógeno en toda Latinoamérica, no sólo en Honduras, el efecto del Ulúa llega hasta México, al igual que el río Motagua.

Entonces, si hacemos algo en los ríos, ¿cuánto y cómo puede afectar esto a especies marinas? Esta información ayuda a determinar la conectividad local y saber cómo fluye esta energía.

En mi investigación, me estoy enfocando en dos peces: uno de agua dulce hacía agua salada, otro que solo es agua salada. Lo que quiero saber es qué tan conectados están en los arrecifes de coral.

Mayra Núñez ha dedicado sus investigaciones principalmente al estudio de conectividad entre especies. Foto: Claudia Guerrero

— De todos sus hallazgos, ¿cuáles son los más especiales para usted?

— Sobre la especie que sigo investigando, Lutjanus synagris. Esta especie es importante para la pesquería de la costa norte, entonces al estudiar la conectividad de esta especie descubrí algo muy importante: es de alta dispersión, encontramos que se mueve y se mueve mucho.

La población está desde Florida hasta Brasil. Con un análisis genético pudimos determinar que existen dos poblaciones, una desde Florida hasta Colombia y la otra población desde Puerto Rico hasta Brasil. Esto lo determinamos a través de las corrientes. Hay barreras en el mar también aunque no las veamos. Entender que sí existen barreras necesarias en el mar como en la tierra me pareció algo muy importante en el tema de la conservación.

— ¿Se ha planteado formar más investigadores científicos en Honduras?

— Sí, lo tengo como meta. Con el doctorado estoy adquiriendo equipo pensando en formar un laboratorio de ecología no solo marino sino también terrestre. El primer paso es formar colaboraciones con las personas que están haciendo investigación en la zona. Quiero construir un lugar para acoger investigadores hondureños. Este laboratorio sería un lugar para aprender y dedicarse a esto.

Sigo intentando, sigo luchando para regresar a Honduras, no quisiera quedarme en Chile, quiero seguir intentando hacer investigación en Honduras porque allí es donde hace falta. Tengo que empezar de cero en algún momento.

Tomado de:

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