La hiperinflación le sirvió al gobierno para recomponer la riqueza y dejar de financiarse como lo venía haciendo. Hay una nueva élite que ha sido eficiente para mantenerse en el poder, más allá de la crisis generalizada y la migración de siete millones de venezolanos, que al gobierno le importan poco o nada. El sistema multimonedas ha servido para que los venezolanos hagan sus transacciones, tanto en efectivo como en transferencias bancarias. Entonces, el bolívar no es el culpable de todos los males.
Las líneas de arriba son una pequeña muestra de la conversación que sostuve con Ronald Balza*, a propósito del libro que coeditó la Universidad Católica Andrés Bello y el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), titulado Después de la hiperinflación, estudios sobre el dinero en Venezuela. Quizás algunos taciturnos no se han enterado, pero la percepción que tenemos del dinero ha cambiado radicalmente a partir de 2018.
¿Por qué publicar un libro sobre el dinero en este momento? ¿Qué reflexiones pudiéramos hacer luego de una experiencia tan determinante como la hiperinflación?
A los venezolanos nos toca pensar cómo concebimos el dinero antes y después de la inflación. Especialmente, para entender por qué surgió y por qué se detuvo en 2021. Hay diferentes opiniones. Unos piensan que se produjo porque el bolívar no vale nada. Otros porque hubo dolarización. Pero yo creo que hubo hiperinflación porque el gobierno se financió deliberadamente metiendo bolívares en la economía. Esos bolívares se gastaron porque eran dinero. De forma tal que el bolívar tenía -y tiene- poder de compra. Antes y después los podías cambiar por bienes, cuyos precios se expresaban en bolívares. Y cuando una persona decidía comprar dólares, era porque había otra persona que necesitaba los bolívares y los iba a recibir. El hecho de que hubiera muchos bolívares circulando, presionó el dólar al alza. De pronto, la hiperinflación se detuvo en 2020. Y todo esto ocurrió con el mismo gobierno, con el mismo BCV, mientras PDVSA no rendía cuentas, y no dio información de ningún tipo.
Ningún vocero del gobierno habló de cambios en la política económica. Fue un momento muy curioso. De pronto, las cosas funcionaban de otra forma. ¿Cuál su hipótesis?
Todo eso me hace pensar que el gobierno dejó de financiarse con la emisión de dinero del Banco Central. Por esa razón los precios dejaron de subir como venía ocurriendo.
En los ensayos que reúne el libro se hace una comparación de la hiperinflación de Venezuela con respecto a otros países de América Latina. ¿Cuáles son esas particularidades?
Una. Mientras hubo hiperinflación en la región en los años 80, en Venezuela no. Dos. Referirse al tema de la dolarización, en todos los casos, fue importante. Pero hay una diferencia en el origen de los dólares; ninguno de los países de América Latina exportaba petróleo, Venezuela sí. Tres. El ingreso de dólares, tanto a finales del siglo XX como en los años que van de 2006 a 2013, permitió hacer un ahorro importante en dólares. Sin embargo, el control de camio impuso un riesgo para quienes tenían dólares. En consecuencia, no se podían usar. El gobierno y la legislación cambiaria no lo permitían. La caída del ingreso petrolero y la necesidad del gobierno de financiarse en bolívares (del BCV) fue lo que generó la hiperinflación. Cuatro. En el 2018, cuando el gobierno decide levantar el control de cambios, ya se podían hacer transferencias electrónicas, cosa que no existía en los años 80. Eso permitió que los dólares que estaban en cuentas en el exterior se empezaran a usar para hacer pagos y comprar bienes. Al mismo tiempo, había dólares (debajo del colchón) en el país.
¿Se puede hablar de una repatriación de capitales, tal como la conocíamos en los años 80?
No, porque eso implicaría que los dólares volvieron al país. Y eso no sucedió. Pero sí hubo transferencias bancarias entre cuentas que los venezolanos tienen en el exterior. Por ejemplo, remodelabas tu cocina y de tu cuenta en dólares le transferías el pago correspondiente a la cuenta de quien te prestaba ese servicio. Los dólares no entraban al país, pero te permitían hacer una transacción dentro del país. Por otra parte, los dólares que estaban debajo del colchón se empezaron a usar. Yo creo que el fin de la hiperinflación (en parte) y el aparente crecimiento económico, que hubo entre 2021 y 2022, tiene que ver con el uso de esos recursos, que hasta 2018 estaban fuera de circulación.
¿Cuántos dólares tenían los venezolanos guardados en el colchón?
Hasta 2019, el Banco Central estimaba que los venezolanos tenían cuentas en el exterior por casi 140 millardos de dólares. Pero no sabemos cuántos dólares había debajo del colchón. Al parecer el monto es considerable. Por esa razón, yo creo que además de los dólares que pudieran haber ingresado empresas extranjeras, o por acuerdos entre empresas petroleras y PDVSA, o de nuevas deudas lo que pudiera haber en las reservas internacionales, la estabilidad del tipo de cambio obedece al uso de los dólares que se guardaron debajo del colchón; o de los que estaban en cuentas en el exterior. Se cumplió una vez más la ley de Gresham, según la cual el dinero bueno (el dólar) expulsa al dinero malo (el bolívar). ¿Pero que pasa cuando estalla la hiperinflación, cae la producción y se produce un empobrecimiento generalizado de la población? Bueno, que el dinero bueno tiene que salir, porque ya no lo puedes seguir guardando.
¿En Venezuela se puede concretar la dolarización con los dólares que hay en el país?
Yo creo que no tiene sentido hacerlo. No es necesario. Tenemos distintos medios de pago y eso favorece que se hagan las transacciones en el país. Lo importante no es en qué moneda pagas o te pagan, sino qué puedes comprar tú con ellas. Si a una persona le dan muchos bolívares (lo que generó la hiperinflación) podía comprar lo que quisiera. El precio del dólar subió tanto, que los demás no lo podían comprar. Uno podría preguntarse: ¿Necesito eliminar una de las monedas para mejorar las condiciones del país? No. Crearía un problema mayor. Si eliminas el bolívar, tendrías que darle dólares a toda la población que tiene bolívares, lo que te lleva a definir un tipo de cambio. ¿Para qué vas a hacer eso, si ya está definido?
¿Viviríamos como en Turquía, donde el euro convive con la lira turca?
Viviríamos como en el aeropuerto de Inglaterra, donde tienes dólares, euros y libras esterlinas. Viviríamos como en la frontera con Colombia, donde tienes pesos y bolívares. Viviríamos como lo hacemos hoy en Venezuela. Lo que tenemos es un sistema multimonedas.
Ambos signos monetarios están circulando, pero el dinero tiene otras funciones: el valor de cambio y el valor de reserva. Tenemos, además, otro asunto pendiente: el crédito. Los negocios están otorgando créditos para que puedas comprar un bien de consumo (un teléfono celular, por ejemplo), pero no hay créditos para que te compres un carro o un apartamento.
¿No tienes créditos en bolívares porque el bolívar no sirve para nada? No, es porque hay un encaje legal altísimo, lo que impide que los bancos presten dinero. El bolívar sí tiene reserva de valor, porque de lo contrario no podrías comprar dólares con bolívares. Lo que ocurre es que el bolívar te sirve para hacer transacciones inmediatas. Y eso permite que las personas adquieran bienes y servicios utilizando bolívares. El que quiere ahorrar, lo hace en dólares. Entonces, la reserva de valor me va a durar más tiempo. Pero esa es la historia de Venezuela desde 1983. Desde el viernes negro para acá, todo el que quería ahorrar compraba dólares. Por eso, el impuesto a las transacciones en dólares (para supuestamente estimular el uso de los bolívares) no tiene sentido, porque los bolívares los usas más rápido ¿Para qué? Para guardar los dólares. Cuando ya tienes un tipo de cambio, como el que tenemos en Venezuela, que permite que circulen las dos monedas dentro del país y te permite comprar dólares para gastarlos afuera, ¿Por qué tendrías que dolarizar o desdolarizar la economía? Quedan asuntos pendientes y una de ellas es mejorar el sistema multimonedas. ¿Hablas del crédito? Bueno, que se den en dólares, que se den en bolívares, en una moneda que se pueda usar en el país. Y para eso, necesitas regulaciones con el fin de evitar problemas de moratoria, riesgos de quiebra, corridas bancarias. Pero eso es así, en todos los países del mundo, incluida Venezuela antes de esto.
¿Usted no ve nada nuevo?
¿Con respecto a? Para escribir mí ensayo, como no tenía suficientes datos, yo me fui más lejos que Adam Smith, más de 200 años, 300 años atrás, porque los problemas relacionados con la cantidad de dinero y los precios están documentados desde el descubrimiento de América. Digamos, cuando llegó el oro a España y los precios subieron muchísimo. O el desastre que ocurrió en Francia, a raíz de la emisión de papel moneda, por los 70 años de la revolución francesa. Hay como unos eventos que son recurrentes en la historia. Gobiernos que, por alguna razón, utilizan más dinero del que estaba circulando, hacen que los precios suban. Eso está documentado.
¿Qué diría del caso Venezuela?
El gobierno hizo lo mismo. Algo que se ha hecho desde el siglo XVI a la fecha. Aumentó sus gastos, con el dinero que él mismo estaba emitiendo. Entonces, eso tuvo esas consecuencias. Ahora, ¿Por qué se detuvo la hiperinflación? ¿Porque el gobierno venció al Imperio? ¿Porque derrotó a la inflación inducida? ¿Porque permitió la dolarización? ¿Y todo sería mejor si se elimina el bolívar? No, el gobierno dejó de financiarse como lo venía haciendo.
Cuando dice que el gobierno dejó de financiarse, ¿A qué se refiere? ¿El gobierno decidió hacer recortes en el gasto? ¿Qué hizo? ¿Cómo lo hizo? ¿Podemos hablar de disciplina fiscal?
No… recortes me gusta más. El gobierno, con la emisión de dinero que hizo, pudo recomponer la riqueza, pudo comprar cosas. Activos (tanto monetarios como físicos), por ejemplo, que cambiaron de manos en ese tiempo. Una vez que la recomposición se hizo, deja de emitir dinero. El gobierno no publica el presupuesto desde 2016 y del Fonden no se sabe nada desde el 2005, año en que Chávez lo creó. El gobierno ha tenido la capacidad de comprar cosas, lo que ha querido y como lo ha querido. Cuando se dice que el gobierno necesita recursos, uno no sabe ni qué necesita ni para qué. Lo único que está a la vista es que el salario y las pensiones de la administración pública están en un estado lamentable, así como el estado de los servicios públicos. No sabemos que ha pasado con la inversión en petróleo desde 2016. No sabemos que recortes se hicieron y en qué dirección van. No sabemos cómo utilizó los recursos durante el COVID y en medio de las sanciones. Cada vez que a mí me dicen que el gobierno está quebrado, que no tiene recursos, mi pregunta es: ¿Para qué los necesita? Los demás, alrededor, sí estamos quebrados.
Su planteamiento va en sentido contrario, contraviene, muchas de las cosas que se han dicho, por ejemplo: el gigantismo del Estado y su ineficiencia, el apagón estadístico, la caja negra del negocio petrolero, las inversiones y los gastos en cosas que no están a la vista. Pero hay una coincidencia. Un hecho incontrovertible. El gobierno no le rinde cuentas a nadie.
Para conservar el poder, parece que el gobierno ha sido eficiente. El gobierno decide cobrar una contribución para mejorar las pensiones. Yo me pregunto. ¿Habrá que cobrar una contribución infantil para mejorar la planta física de las escuelas? ¿O para mejorar el funcionamiento del metro? Para eso está el presupuesto. Para que uno pueda ver, en la unidad del Tesoro, cuáles son los recursos y en qué se pueden destinar. Se anuncia la medida para mejorar las pensiones, pero sobre todo lo que hay alrededor, no se dice nada. Lo que puedo decir es que hay un grupo que ha conservado el poder en unas condiciones de deterioro generalizado, de la hiperinflación, de la caída, muy importante, del Producto Interno Bruto, de una migración de siete millones de venezolanos. ¿Qué es lo relevante? ¿Si el Estado es grande o pequeño? ¿Si es ineficiente o no? Para mí, lo relevante es que conserva el poder. La hiperinflación, la caída en picada del PIB, se lo atribuye luego a las sanciones.
¿Los venezolanos vamos a tener, en algún momento, la posibilidad de tener acceso a esa institución que se llama el crédito? ¿Usar el dinero para el ahorro y la inversión?
Sí, pienso que sí. Las consecuencias de no hacerlo son destructivas. Lo sabemos no porque nos lo contaron, sino porque lo hemos vivido. El consumo, la producción y el crédito son variables que se dan simultáneamente. El hecho de que aparezca iniciativas privadas de crédito demuestra que hay un espacio de negocio importante, porque hay personas que tienen capacidad para pagar en un lapso determinado, pero no tienen los recursos en el presente.
¿Cambió totalmente la percepción que tenemos del dinero? ¿Lo podemos ver como algo positivo?
No sé si para todos cambió, pero para mí sí. A mí me tocó vivir esa etapa en que el aumento de los precios del petróleo estaba asociada a un aumento de la producción. Aumentaba el PIB, aumentaba el empleo, el consumo… cuando caía el precio del petróleo todo el mundo estaba asustado. O, cuando había un exceso aparente de bolívares, la recomendación era comprar dólares porque venía la devaluación. Pero en un momento pensé que, si había exceso de bolívares, yo podía comprar todo y aún así me quedaba algo. La capacidad de ahorro era la que me llevaba a comprar dólares. Y como todos estábamos en ese ecosistema, unos más y otros menos, la demanda de dólares iba a subir. Siempre había demanda de dólares para guardar, por la reserva de valor.
Más allá de la diatriba política, de la polarización, del ansiado cambio político, ese era el escenario en que vivíamos desde 1983.
Sí, hasta el momento en que estalló la hiperinflación. Por eso creo que alrededor de ese proceso (antes y después) la idea de la dolarización fue tan recurrente. Dolarizarse era tener la pata del conejo. Eliminar el bolívar, que era el culpable de todos los males. Opción que fue reforzada por gente como Hanke, que atribuía todos los males porque tienes el bolívar, por eso tienes al Banco Central, que se financia con bolívares y por eso tienes hiperinflación. La solución es… quitar el sofá. El problema per se no es que el gobierno se financie con bolívares, sino que lo haga para cosas que no sirven. El gobierno se puede endeudar en dólares, que fue lo que hizo Chávez y puso como garantía a Citgo, por ejemplo. Entonces, el problema no es cómo se financia el gobierno, sino para qué lo hace y cómo se garantiza que va a pagar. En nuestro caso, la idea de que dolarizar era resolver el problema, se llevó demasiados años como discusión y la idea de que hay que desdolarizar, porque hay que tener el bolívar, que es la moneda nacional y soberana, también me parece un despropósito. El problema no es en qué moneda te pagan, sino cuánto puedes comprar con lo que tienes.
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* Economista egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Magister en Teoría Económica de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Profesor Investigador del IIES-UCAB desde 1993. Profesor de la Cátedra de Microeconomía en la Escuela de Economía de la UCV desde 1994. Profesor de Microeconomía y materias relacionadas en la Escuela de Economía de la UCAB desde 1994. Profesor de Microeconomía y Técnicas Cuantitativas (Matemáticas) en el Postgrado de Ciencias Económicas de la UCAB desde 1996 hasta 2004. Profesor de Microeconomía en la Maestría en Teoría Económica de la UCV desde 2003. Autor y coautor de diversos trabajos publicados por el IIES-UCAB y el IIES-UCV. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCAB
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