Laureano Pérez Izquierdo 25 de septiembre de 2024
El
dictador venezolano casi no sale del Palacio de Miraflores, por temor a las
traiciones internas. A eso le suma el repudio y los pedidos de captura
internacional
La Justicia argentina ordenó la captura internacional del dictador Nicolás Maduro y el oscuro jerarca Diosdado Cabello, acusados de ser responsables de un plan sistemático de torturas, secuestros y ejecuciones en Venezuela, que se multiplicaron luego de las últimas elecciones presidenciales donde el oficialismo se autoproclamó ganador pese al abrumador triunfo de Edmundo González Urrutia, desterrado a España. La resolución judicial se tomó tras escuchar los testimonios de víctimas refugiadas en el país sudamericano, que describieron los abusos cometidos por el régimen chavista.
La
decisión la adoptaron los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo
Bruglia y Mariano Llorens, quienes afirmaron que las
pruebas son suficientes para proceder con la detención internacional vía Interpol,
con fines de extradición a la Argentina. El objetivo es evitar que
la dictadura continúe violando derechos humanos y detener el aumento de
víctimas. El fallo también solicita que se investigue a otros funcionarios
venezolanos involucrados en estos crímenes.
Las
pruebas fueron contundentes. La Cámara Federal no tuvo dudas
al emitir el fallo: “Corresponde disponer la inmediata detención de Nicolás
Maduro Moros y Diosdado Cabello con fines de extradición”, dice el escrito.
En su resolución, los magistrados afirmaron que el plan sistemático de
represión perpetrado por las más altas esferas del Estado venezolano “amenaza
con seguir cometiendo violaciones a los derechos humanos si no se detiene”.
Bajo esa premisa, ordenaron que Interpol active las alertas rojas para llevar a
los responsables ante la Justicia argentina.
La
orden de captura emitida por la Justicia fue promovida por el Foro
Argentino por la Dedefensa de la Democracia (FADD) y respaldada por
la Fundación Internacional para la Libertad, liderada por Mario
Vargas Llosa.
“La
Justicia argentina realmente se ha puesto al frente de los derechos humanos al
ponerle nombre y apellido a lo que pasa en Venezuela, que hoy realmente es la
peor dictadura cívico militar de la historia de Latinoamérica, por la cantidad
de desplazados, por la cantidad de torturados, por la cantidad de homicidios
que se han producido. Es un día de júbilo para todas las democracias
republicanas del mundo y un día de preocupación para los dictadores”, dijo
el abogado Tomás Farini Duggan, representante legal del FADD y
querellante en la causa.
Maduro
es un dictador acorralado, pero aún cuenta con refugios seguros en
un mundo que parece girar en su contra. Rusia, Irán, China, Cuba, Nicaragua y Turquía son
sus puertos seguros. Esos países son los poquísimos que visita. Es en ellos
donde se le garantiza la impunidad que tanto necesita. Sin que resulte una
sorpresa, ninguno de los autócratas que comanda esas naciones posee compromiso
alguno con los derechos humanos ni con los valores democráticos.
Tanto
es así que el régimen chino lo defiende ante el mundo. “China y Venezuela
son buenos amigos y socios, e independientemente de cómo cambien las
circunstancias internacionales, China continuará apoyando a Venezuela en la
defensa de su soberanía y dignidad nacional, así como en el desarrollo
económico y social del país”, aseguró el canciller chino Wang
Yi en la reunión con el ministro de Relaciones Exteriores
chavista Yván Gil, en Nueva York, en el marco de
la Asamblea General de las Naciones Unidas. Algún malpensado podría
pensar que Beijing continuará exprimiendo los recursos
naturales de los venezolanos y ahogándolo con su inconmensurable deuda.
También Maduro ha
perdido la posibilidad de visitar antiguos aliados, aquellos que por diferentes
simpatías preferían mirar para otro lado cuando se explicitaban -desde hace
muchos años- las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
Ellos son Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés
Manuel López Obrador (AMLO), ya de salida. Sobre todo los dos primeros
quedaron muy mal posicionados, a la intemperie, luego del megafraude del 28 de
julio. Confiaban en alguna fibra democrática por parte del herederos de
Hugo Chávez.
Sin
embargo, Maduro rara vez viaja. El miedo lo tiene atrapado en
el Palacio de Miraflores, en Caracas. Ya no solo teme
ser arrestado en algún destino internacional, sino traicionado por los suyos.
En Venezuela, la conjura es algo tan común como el hambre que azota
al pueblo y la falta de garantías mínimas para levantar la voz. Hasta en los
círculos más íntimos del poder, la deslealtad se ha vuelto una moneda de
cambio.
Mientras
tanto, como si se tratara de una escena pugilística, el Tribunal
Supremo de Justicia emitió una solicitud de medidas preventivas contra
funcionarios argentinos, acusándolos de delitos relacionados con el decomiso de
un avión iraní-venezolano en 2022, bajo un gobierno de otra bandera política.
El pedido del régimen es contra el presidente Javier Milei, su
hermana Karina Milei -secretaria general de la Presidencia-
y Patricia Bullrich, ministra de Seguridad.
Los
tres participan de la Asamblea General de la ONU. Caminan
tranquilos por Nueva York y el mundo. Maduro, en
cambio, se ausentó nuevamente a la cumbre global. Fue únicamente su canciller,
un paria en aquella ciudad sólo frecuentado por socios que piden recursos a
cambio de apoyo. El chavista es consciente de que todos los países le darían la
espalda. El repudio sería casi unánime. Pero además sabe que las autoridades
norteamericanas podrían detenerlo: además de la Justicia argentina la DEA también
lo busca. No por violación a los derechos humanos, sino por narcotraficante.
Otro de los motivos por los que el dictador prefiere refugiarse en el palacio.
Tomado
de: https://www.infobae.com/venezuela/2024/09/24/maduro-el-encierro-y-un-punado-de-amigos/
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