EFE 25 de septiembre de 2024
Los
presidentes de Panamá, José Raúl Mulino, y de Colombia, Gustavo
Petro, acordaron este martes trabajar en una estrategia conjunta
contra la migración ilegal por la selva del Darién, frontera
natural con el país suramericano, en una reunión bilateral sostenida al margen
de la Asamblea General de la ONU.
En este sentido, Mulino y Petro coincidieron en su interés por programar una reunión trilateral que incluya a Estados Unidos, debido a que “el problema de la migración ilegal tiene como destino el país norteamericano”, indicó un comunicado del Ejecutivo panameño.
Mulino
afirmó en el encuentro que este problema, cuyo origen es “ajeno a ambos
países”, le está causando a Panamá “fuertes daños económicos y ambientales”, y
apuntó que es una “tragedia humana” que incluye a niños que han perdido a sus
padres en la travesía por la selva darienita.
Petro
a su vez propuso definir tres rutas para desincentivar el paso de migrantes en
otras partes del trayecto que no pueden ser controladas, señala la información
oficial.
Además
de los gobernantes, por Panamá participaron en la bilateral el canciller,
Javier Martínez-Acha; el ministro de Seguridad, Frank Ábrego; y el ministro de
Comercio, Julio Moltó.
Por el
lado de Colombia, participó el canciller, Luis Gilberto Murillo.
Mulino
tiene programado hablar el miércoles sobre el combate a la migración irregular
y el rechazo a las listas fiscales discriminatorias en las que está incluido su
país, entre otros temas, en su primer discurso en la Asamblea General de la
ONU.
Desde
el 1 de julio pasado, cuando asumió su mandato, Mulino situó como uno de los
principales frentes de su política el “problema de la crisis humanitaria” en la
frontera de Panamá y Colombia, la densa y peligrosa selva del Darién, que cada
año es atravesada por miles de viajeros irregulares procedentes de decenas de
países del mundo, en su mayoría venezolanos, que se dirigen hacia Norteamérica.
Las
autoridades panameñas calculan que en 2024 unos 320.000 migrantes atravesarán
la selva, un 38 % menos frente al récord histórico de 520.000 que lo hicieron
en el 2023.
El
Gobierno que preside Mulino estableció nuevas políticas de control de migración
implementadas, como el cierre de caminos en la jungla.
Panamá
también suscribió un acuerdo con EE.UU. que implica un apoyo estadounidense
valorado en 6 millones de dólares, para reducir el flujo de personas que
atraviesan la selva del Darién, la frontera natural con Colombia, en su camino
hacia Norteamérica.
En el
ámbito de este acuerdo, Panamá deportó durante el último mes a más de 400
migrantes en 12 vuelos, el último de ellos esta madrugada con 40 ciudadanos
colombianos.
El
director del Servicio Nacional de Migración de Panamá (SNM), Roger Mojica, dijo
la semana pasada que el flujo de migrantes irregulares por Darién ha disminuido
en unas 100.000 personas, frente a la misma fecha del año anterior, y recordó
que con estas deportaciones se busca disuadir a estas personas a cruzar la
selva para tener “una migración segura, ordenada y regular”.
Según
los últimos datos disponibles del Gobierno panameño, más de 244.200 migrantes
cruzaron la selva del Darién en lo que va de 2024, una disminución de 110.056
en comparación con el mismo lapso del año pasado, lo que supone una caída del
31 %.
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