Fernando Luis Egaña 26 de septiembre de 2024
Hay
dictaduras que empiezan con un disfraz de democracia, luego se presentan como
dictablandas, y después se quitan todas las caretas y operan como dictaduras.
Sean convencionales o con «avances» despóticos.
Lo
acaba de afirmar el Papa Francisco a su regreso del histórico viaje por Asia y
Oceanía. Y comparto su afirmación como norma general.
Hay dictaduras que empiezan con un disfraz de democracia, luego se presentan como dictablandas, y después se quitan todas las caretas y operan como dictaduras. Sean convencionales o con «avances» despóticos.
Hay
dictaduras que se afincan en ideologías y se suelen justificar en supuestos
principios doctrinales, sean de extrema izquierda o extrema derecha. La violencia
destructiva, medio por excelencia de la dictadura, queda justificada por un
pretendido ideal. Pura basura…
Hay
dictaduras que en verdad sólo están interesadas en depredar los recursos
nacionales, y en tratar de garantizar el continuismo para seguir depredando.
Los mandoneros del poder acumulan riquezas siderales, y están dispuestos a lo
que sea para que ello se mantenga.
Delincuencia
organizada, fraudes colosales, autogolpes, represión de toda índole, acusar a
los demás de sus propias ejecutorias; nada escapa al repertorio vil de estas
dictaduras.
Tiene
mucha razón el Papa Francisco cuando afirma que las dictaduras terminan mal. Pasa
también que el país sojuzgado termina mal.
Por
eso es un deber patriótico y constitucional, luchar para que terminen las
dictaduras, para que impere la justicia sobre sus personeros, y para que los
países puedan renacer con fuerza y esperanza.
Fernando
Luis Egaña
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