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viernes, 9 de abril de 2010

La revolución del recogelatas


Por Noel Alejandro Leal Rojas

A principios del siglo pasado, Vladimir Ilich Ulianov "alias Lenin" siembra y cosecha la semilla de la revolución del proletariado, donde el obrero gracias a la fuerza de su trabajo transformaría el imperio Zarista y lo convertiría en el imperio rojo comunista. Un poco mas adelante el tiempo nos trae otra sorpresa, y el gran timonel Mao Tse-tung se alza a la cabeza de otra matriz revolucionaria, nace la China comunista que, a diferencia de la versión soviética, el papel preponderante lo lleva el campesinado el cual era mal visto por los socios de Lenin y lo calificaban como una clase social degradada y con escasa capacidad.

Tomando estos aspectos como principios de una teoría de degradación social, económica y cultural cortesía de la revolución, debemos entonces establecer una línea en caída libre desde la etapa de la Ilustración del siglo XVIII a la porqueriza de la revolución del "recogelatas" que nos ofrece Hugo I y el socialismo del siglo XXI.

Como una muestra mas de esta teoría, vale al pena traer parte de un encendido discurso de la Pasionaria en 1936 antes de la guerra civil española, "Sres. Ministros!: ni los ataques de la reacción, ni las maniobras, más o menos encubiertas, de los enemigos de la democracia, bastarán a quebrantar ni a debilitar la fe que los trabajadores tienen en el Frente Popular y en el Gobierno que lo representa", y compararla con una de los acostumbrados berridos de Lina Ron, una mujer que se dio a conocer quemando la bandera de los Estados Unidos en plena plaza Bolívar, que dice "ningún partido político había concedido antes el poder tan extraordinario que tiene el pueblo en estos momentos", y, "si el pueblo no se arrecha regresa la derecha", es fácil distinguir como la forma cambia y se degrada pero se conserva su revolucionario fondo.

La revolución del recogelatas o socialismo del siglo XXI, no sólo somete al mayor productor de petróleo de América Latina a un futuro inmediato de inflación descontrolada, su capacidad destructiva abarca mucho mas de lo material y hace énfasis en minar la moral y la identidad del venezolano, buscando convertir a la mayor parte de su población en un colectivo sin lógica ni esperanza, donde la superación sea tratar de sobrevivir y la meta sea medrar en el partido.

El constante proceso involucionarío al que ha sido sometida nuestra población ya ha dejado una profunda y dolorosa huella que sobrepasa los niveles de lo que seria escandaloso para convertirse en algo que para mí resulta imposible de calificar, y para muestra un botón, es realmente increíble que a un hombre de la calaña de Hugo Chávez le quede bien ridiculizar a Rosales tildándole de "el filosofo del Zulia", esta frase, que ya ha sido dicha en anteriores oportunidades, siempre me causa la misma reacción que va desde una gran carcajada a un dolor inmenso al pensar que mi país se dirime entre estas dos opciones.

Me niego a aceptar que la tierra que parió a Bello y Vargas, a Fernández Moran y Gallegos, a Uslar Pietri y Convit se convierta en una país donde la palabras burusa o bojote sean las mas altas expresiones de su léxico y donde Mercal y la tarjeta mi negra sean su mayor avance productivo, donde el socialismo sea considerado como única opción y la mentira, el discurso populista, la degradación de los valores y la ausencia de principios marque el futuro de nuestros hijos.

Publicado por:
Diario de América

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