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domingo, 4 de abril de 2010

Solana y la barbarie a flor de piel


Por Miguel Ángel Santos

“La verdad es que el tema de Venezuela es un poco álgido, quizás por eso no te he contestado del todo bien”. Eso me ha dicho durante el receso Javier Solana, ex Secretario General de la Unión Europea (1999-2009) y actual Presidente del Centro de Economía Global y Geopolítica de ESADE, en Barcelona, España. La presencia de Solana como orador de orden en un congreso de investigación en finanzas de América Latina realizado aquí esta semana me tomó por sorpresa y no quise desperdiciar la ocasión.

Solana se ha referido en su intervención al cambio de balance de poder político y económico de Este a Oeste, de la transición de un mundo centrado en Estados Unidos a otro de carácter “multi-polar” (otra de esas palabras que hemos desgastado con el uso excesivo e inútil). Ese movimiento también trasladará el poder de una sociedad que hace énfasis en el individuo a otra en que prevalece el grupo y en donde el contexto en el que ocurren las cosas es más importante que las cosas en sí mismas. El “mercado” como concepto se ha desprestigiado un poco y, en el contexto de esa transición, la relación Estado-mercado será sometida a un nuevo escrutinio, del que resultará un arreglo inevitablemente diferente.

En ese nuevo orden los problemas serán cada vez más globales, y requerirán soluciones globales. ¿Y cómo se puede articular una respuesta global, en un mundo en donde el poder estará distribuido entre naciones independientes que defienden sus intereses y no necesariamente tendrán como prioridad la armonía global?. Ahí está el detalle. En esa instancia, ha dicho, se requiere de la existencia de una nueva ola de organismos multilaterales que, manteniendo el respeto a la legitimidad y la soberanía, sea capaz de operar como una suerte de veedor global.

Para Solana, la pobreza, la proliferación de armas nucleares y el cambio climático serán los tres grandes temas de los tiempos por venir. En la sesión de preguntas, no quise dejar pasar la ocasión para apuntar que, si bien toda su visión está basada en una concepción de “importancia poblacional”, en donde Brasil, Rusia, India y China serán los nuevos centros del poder, las amenazas nucleares y los conflictos podrían venir más bien de un conjunto de países relativamente pequeños. Me preguntaba yo qué tan contento estaba Solana con la forma en que el “multilateralismo”, tal y como existe hoy en día, ha lidiado con esos países y qué cambios cabe esperar en el futuro.

Su respuesta ha sido bastante vaga, políticamente correcta, dentro de lo que cabe esperar. Solana confía en las posibilidades diplomáticas siempre y cuando sean ejercidas de forma coordinada y cuenten con el apoyo de los cuatro nuevos grandes actores. Es una forma de verlo, bastante civilizada por cierto, bastante ajena a esa barbarie que ya uno trae a flor de piel. Esa misma cualidad, la ciudadanía, es quizás la que lo ha llevado a acercarse al final para disculparse por la evasión, y a ser tan cándido en relación con Venezuela en particular. “Hoy los líderes están surgiendo de canales muy distintos a los tradicionales. No siempre es fácil lidiar con algunos de ellos. Pero sí se puede”. Eso es algo que vamos a llegar a ver en nuestro horizonte de vida.

Publicado por:
El País Portatil

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