José Luis Farías 05 de marzo de 2019
@fariasjoseluis
El
regreso del presidente Juan Gerardo Guaidó ha sido un duro golpe al Pranato
madurista. Andan turulatos. Se quedaron engatillados con la represión, el único
campo donde pueden desarrollar alguna iniciativa con cierto margen de utilidad
política. ¿Por qué no lo detuvieron como habían anunciado? Sin duda, Maduro lo
pensó, lo evaluó y concluyó que el daño para sí habría sido mayor.
Apresar
a Guaidó en pleno aeropuerto internacional de Maiquetía ante una representación
diplomática de 12 países encabezados por EE.UU., más Alemania, Francia,
Holanda, Canadá, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Rumanía, incluidas un par de
naciones cercanas al régimen como España y Portugal, y después de una intensa
gira internacional por Latinoamérica acompañado por Kimberly Breier, sub
secretaria de Estado de USA para el Hemisferio Occidental, era un costo
político mucho más elevado que dejarlo entrar.
¿Significa
esto que han renunciado a detener a Guaidó en cualquier momento? Evidentemente
que no, como lo dijo el propio senador Marco Rubio advirtiendo que ese riesgo
“sigue siendo muy real”. De hecho, Delcy Rodríguez ya adelantó que el régimen
“tomará medidas”. Maduro ha pasado, declarativamente, de pedir su
encarcelamiento a decir que “no le paren bolas”, pero no hay que confiarse, él
es un embustero compulsivo
Guaidó
en la calle, desplegando activismo y movilización, desarrollando sin descanso
la estrategia política en pro del cese a la usurpación es un reto permanente a
la dictadura que acelera su caída. Una situación que no están dispuestos a
tolerar.
PD: Se
profundizan las diferencias entre Maduro y Diosdado. Saben que el fin está
cerca y quieren salvarse de cualquier forma. Por tanto, crece la paranoia, se
acusan mutuamente de querer traicionar al otro para salvarse. No es fácil que
se acuerden. Dicen que en el avión solo hay cupo para uno de los dos.
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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