Por Daniel J. Santolo V.
Para aquellos que juegan al
todo o nada en la política, les recuerdo que en ese juego el único perdedor ha
sido el país. Los intereses de las grandes mayorías son en estos momentos más
urgentes que cualquier aspiración personal o grupal. El país en general
atraviesa una de sus peores crisis, tanto política como económica, y pareciera
que a una gran parte de la dirigencia no le importara esta situación, y se
mantienen en el juego suma cero, creyendo que con ello lograrán los objetivos
que se plantean, para unos mantenerse en el poder y para otros el asalto del
poder.
Aquellos que piensan en
sacar a Nicolás de Miraflores a empujones, se olvidan de algo sumamente
importante, la gobernabilidad
Será que creen que podrán
gobernar un país envuelto en la violencia política, es pensar que quienes
gobiernan se van a quedar de brazos cruzados mientras son perseguidos por los
que otrora fueron perseguidos, este juego perverso de la revancha y el pase de
facturas no permitirá que se logre sacar al país de este atolladero.
Pregunto, ¿con quién se
cuenta para mantener el orden interno, sino es con la Fuerza Armada?, quienes
están capacitados para desarticular las bandas armadas, no solo
delincuenciales, también políticas, que se han construido a lo largo y ancho
del país, es que de verdad se apuesta a una invasión de fuerzas extranjeras,
esa estupidez puede tener algún asidero lógico que dé como resultado que
encontremos una paz definitiva, que no sea la de los sepulcros, no se desataría
una tragedia mayor a todo nuestro pueblo.
Muchos se preguntan en medio
de esta crisis, que cómo es posible que no haya habido una reacción más fuerte
de reclamo por parte de nuestro pueblo ante lo que estamos viviendo, muy
simple, la gran mayoría de nuestro pueblo no ve una alternativa a lo que
ha representado por 20 años el gobierno que inició Hugo Chávez, un
gobierno que adoptó un discurso con una narrativa que fue dirigido a los
sectores mayoritarios de la población, a los más débiles y necesitados,
hablando de inclusión, de la lucha contra la pobreza, de igualdad, de paz a una
gran parte de la población que estuvo invisibilizada por largos años.
Negar esto es negar una
realidad, podremos discutir si en los hechos esto ha sido realidad o no, pero
lo cierto es que frente a ello lo que se ha puesto como contraparte, ha sido
solo la peor de la herencia de estos últimos años, el odio, el revanchismo y la
descalificación hacia esos sectores empobrecidos y desasistidos, que cada día
dependen más de una ayuda gubernamental.
Se ha construido la política
sobre la exclusión de un gran sector de la población, los ejemplos de
descalificaciones de lado y lado sobran, entramos en una espiral que nos lleva
solo a la confrontación, que pareciera que es la aspiración de algunos que no
ven otra vía para salir de quienes se aferran al poder.
En política hay que
aprovechar los momentos favorables para avanzar. Entrar aquí a detallar la cantidad
de errores que se han cometido por parte de la oposición por más de 15 años ya
se hace ocioso, pero en la actualidad cuando se ha diseñado una política que ha
devuelto el entusiasmos en los sectores que rechazan al Gobierno, la que ha
logrado arrinconarlo en la esquina contraria del ring, es el momento de
detenerse y pensar cómo obtener el objetivo buscado, cómo lograr el desalojo de
la casta gobernante, pero ojo, no para ser sustituida por lo que se ha dado en
llamar la “secta”, que son quienes en la actualidad juegan al todo o nada, lo
que nos termina como siempre llevando a la nada.
Todos los países que se han
preocupado, de buena fe por la situación de Venezuela, han planteado la
necesidad de una salida consensuada entre la partes en conflicto. La Comunidad
Europea ha propuesto la creación de un Grupo de Contacto que inicie una serie
de conversaciones en el país con los actores en pugna para ir explorando la
posibilidad de llegar a un acuerdo que culmine en un acto electoral, pregunto,
¿esto no es lo que se quiere? ¿Una salida pacífica, constitucional y
electoral?, iniciar este proceso poniendo por delante los intereses del país
sería lo lógico, que no es más que buscar la forma de que logre entrar la ayuda
humanitaria por los canales regulares, de mano de las instituciones de carácter
internacional que son las encargadas para ello.
Buscar asesoramiento en
materia económica para sacar al país de la crisis que está devastando nuestra
economía, un programa mínimo compartido por todos por el tiempo que sea
necesario, para luego seguir con un cronograma que nos devuelva parte de la
institucionalización, hoy más necesaria que nunca, como el devolver sus
competencias a la Asamblea Nacional para que inicie la escogencia de un nuevo
CNE plural e independiente, que con ayuda de la comunidad internacional nos dé
a todos las garantías de un proceso electoral que sea creíble para las partes
que pretendan competir en lo electoral, y después de esto acordarnos en una
fecha para que el soberano decida el destino de nuestro país, con la elección
de una nueva Asamblea Nacional y una elección presidencial que cese, no solo
con la usurpación, sino también con la confrontación que ha hundido al país en
esta tragedia.
¿El tiempo para la
negociación?, algunos niegan esta posibilidad y alegan que se agotó el tiempo.
Todo lo contrario, debemos usar todo el tiempo que sea necesario para
devolvernos la paz y la tranquilidad a los venezolanos, otras voces dicen que
no podemos esperar, pues si hay que esperar, porque primero están la inmensa
cantidad de venezolanos que atraviesan por una crisis existencial, y ese debe
ser el objetivo principal en cualquier negociación.
Qué bueno sería que se
aprovechara este momento y, sin mezquindades, nos pusiéramos de acuerdo para
enrumbar el país hacia mejor destino, no vayamos a perder nuevamente la
oportunidad en estos momentos que la casta gobernante siente la necesidad de
negociar, no sea que se pase el momento, y volvamos a cómo iniciamos, con un
país desesperanzado y sin una ruta que nos indique el camino.
La única manera es que
comprendamos la necesidad de un gobierno que surja de una negociación política
tutelada por organismos internacionales imparciales, y que este gobierno que de
allí surja electoralmente, será de transición por necesidad, y en él deben
estar representados todos los intereses, y sobre todo de quienes sean
derrotados electoralmente para garantizar la paz y la estabilidad de la nación,
de todas las instituciones que están llamadas a cooperar para superar esta
tragedia, una de ellas, en la actualidad, es la Fuerza Armada Nacional, como
garante de estabilidad y paz para poder iniciar los cambios necesarios para
salir de la crisis que nos agobia, y en un gobierno de transición estoy seguro
que tendrán mucho que aportar.
21-03-19
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