Daniel Lozano 06 de marzo de 2019
"¡Qué
fue menor!". Un día después del regreso triunfal a Venezuela , Juan Guaidó
mantiene el estado de gracia y las ganas de bromear. El presidente encargado
contesta con la expresión que él mismo viralizó en las redes sociales y que se
usa entre los jóvenes venezolanos. Una expresión que resume una de las grandes
claves de su éxito en un país cansado de políticos de toda la vida y escéptico
a golpe de propaganda gubernamental.
Guaidó
habla directo, sin circunvalaciones pero sin insultar en el país de los gritos.
Siempre empeñado en sumar nuevos adeptos a su causa. Y con la fuerza de la
pasión, la misma que ayer lo encaramó sobre el capó de un vehículo o que lo
hizo escalar con agilidad a varios metros de altura por el andamiaje del
escenario de su mitin, en evidente contraste con el pesado paso marcial que
Nicolás Maduro impone en los trotes junto a su generalato.
El
factor personal sorpresa se sumó a la fórmula unión, presión popular y apoyo
internacional, que trajeron hasta aquí al líder opositor cuando se cumplen dos
meses de su acceso a la presidencia del Parlamento, el mismo día que el
chavismo intentaba celebrar el sexto aniversario de la "siembra" de
Hugo Chávez , fallecido en 2013 víctima de un cáncer.
Una
fórmula que sorprendió al país y también al mundo y que lo llevó a unas cotas
de reconocimiento impensables hace 60 días. De celebrarse hoy unas elecciones
presidenciales, el "desconocido" Guaidó barrería al todopoderoso
Maduro del escenario político: 77% contra 23%, según Datanálisis.
-Un
día después, ¿han vuelto a recuperar la iniciativa pese al traspié del 23-F y
tras el éxito de anteayer?
-Sin
duda, pero considero que nunca hemos perdido la ofensiva en esta etapa. Esta
estrategia ha sido determinante para construir capacidades y aglutinar a todos
los sectores de la sociedad venezolana. Creo que ya no sólo es un tema de
políticos, sino de la sociedad, de los estudiantes, de los gremios, de los
sindicatos, de la Iglesia Católica y de todos los que quieren un cambio en
Venezuela, incluso desde el chavismo disidente. Hasta mantuvimos reuniones con
los exministros [de Chávez].
-¿Cómo
percibe al país en su regreso, tras 10 días de cumbres y gira en la región?
-Lo
que domina hoy en Venezuela es la idea de cambio. Por eso es importante
mantener esa ofensiva, aunque es difícil cuando tenemos 20 años intentándolo,
cuando hemos sufrido frustraciones y hemos cometido errores. Lo determinante es
una estrategia, una visión y la construcción en paralelo de un plan país para
el futuro.
-Tras
el golpe que significó su regreso, el chavismo se mueve entre el silencio y las
quejas ante su entrada al país pese a las amenazas previas.
-El
día de ayer denota lo que ha sido la fractura en el régimen. Que me amenazaran
con cárcel, desde quien usurpa hoy funciones, Maduro, hasta su segundo,
Diosdado Cabello. Que no hayan ejecutado esa amenaza los deja en una posición
de evidente debilidad.
-¿Cómo
fue su paso por migración y su conversación con el policía migratorio? Usted
mismo reveló que uno de ellos le dijo "bienvenido, presidente".
-¡Fue
reveladora! Y no sólo con él, sino con todos los que estaban allí. Ojo, para
poder salir de Venezuela hacia Cúcuta tuvimos conversaciones con militares en
el camino y la sensación es de hastío con lo que pasa en Venezuela, como la
tiene el 90% de la población. Ya no es un tema de una fracción, es un tema del
país, el país está enfocado en el cambio y los que están bajo presión son los
funcionarios. Pero la atención ayer fue de bienvenida al país.
-¿Qué
sintió el lunes cuando la gente de su tierra natal (Vargas, colindante con
Caracas) se abalanzó a la autopista para frenar la caravana en la que usted
salía del aeropuerto? Ese momento ha dejado algunas de las imágenes más
poderosas del desafío contra el chavismo.
-Sentí
el reconocimiento que ya nos habían dado en otros países. Pero más en el caso
venezolano, donde está secuestrado el Estado. Esos fueron los honores. Pero a
la vez una gran responsabilidad, un gran compromiso para nuestra gente, que lo
está pasando muy mal en las calles de Venezuela, y que nos compromete mucho
más. A pesar de que la están pasando tan mal hay un intangible poderoso que es
la esperanza de poder cambiar, que nuestros familiares vuelvan a Venezuela, son
más de cuatro millones los que se han visto forzados a emigrar. Esa emoción que
sentimos ayer los venezolanos es determinante en nuestra lucha.
-Pasaron
dos meses desde su toma de posesión como presidente de la Asamblea, dos meses
que parecen varios años. ¿En qué ha cambiado el Guaidó de entonces con el que
ahora acaba de regresar a su país?
-Más
compromiso y más responsabilidad, mucha más. Esa esperanza que nació para no
morir no sólo debemos mantenerla, también materializarla. Hemos logrado mucho
reconocimiento, muchas acciones específicas, pero lo vamos a lograr cuando cese
la usurpación. La victoria será completa cuando empiece a entrar la ayuda
humanitaria de manera constante, cuando detengamos la emergencia humanitaria,
cuando empecemos a reconstruir el aparato productivo y cuando se reencuentren
las familias en Venezuela al acabar la dictadura. ¿Qué no ha cambiado? Que
seguimos enfocados en el objetivo, no podemos distraernos ni un segundo y no
podemos cometer errores en un momento tan trascendental de la Historia de
Venezuela.
-¿Cuál
es la fórmula mágica para alcanzar el "cese de la usurpación", primer
punto que antecede al "gobierno de transición" y a "elecciones
libres" que tantas veces ha repetido en estos días?
-Tenemos
todos los elementos, pero ¿cuál va a ser el "ingrediente X" que va a
desencadenar los tres puntos? Hemos visto muchos: cómo se decantan las fuerzas
armadas, hemos visto cómo ayer no actuaron, tampoco el 23-F cuando no actuaron
pero sí dejaron que actuaran los colectivos (paramilitares chavistas). Ahí
hicimos un llamado importante [exigió ayer a los militares que detuvieran la
represión a tiro limpio de los colectivos]. Hemos visto la cooperación
internacional y la atención del mundo, hemos visto la movilización social y la
incorporación de la ciudadanía. Tenemos los principales ingredientes para la
transición. ¿Cómo fue en el caso de Alemania cuando cayó el Muro de Berlín? Fue
un "ingrediente X", como en Chile, donde hubo un referéndum y la
Concertación. ¿Cómo pasó en Venezuela en el 58? Llegaron los militares y
dijeron hasta aquí llegaste [al dictador Marcos Pérez Jiménez] después de todo
un proceso.
-¿Cuál
puede ser ahora en Venezuela ese "ingrediente X"?
-Pueden
ser muchos, cualquiera de los citados: alguien a lo interno de la revolución
que diga ya basta, una gran movilización de nuestro lado, que las fuerzas
armadas digan que hay que tener una elección libre. Hay muchos. Pero la clave
es que nos mantengamos unidos y movilizados.
-¿Cómo
ha sido el reencuentro con sus aliados internos tras 10 días fuera del país?
-He
tratado de rendir cuentas de lo que fue la gira por Sudamérica, muy productiva
y positiva de cara al cese de la usurpación y también de cara a la transición y
la recuperación económica en diferentes áreas, como la electricidad y con
empresas que fueron expropiadas y pudieran regresar para generar empleo. Es
algo que también están viendo las fuerzas armadas: mientras a Maduro se le
cierran las puertas, a una transición se le abren.
-Cuentan
los emigrantes venezolanos presentes en la Plaza San Martín de Buenos Aires que
en aquella noche lloró todo el mundo.
-Todos
lloramos. Es conmovedor ver a tantos connacionales por el mundo, de esa
magnitud, con esa energía y gritando "Queremos regresar". Es muy duro
ver a tu familia, allí también estaba mi tía, amigos de la universidad, amigos
de toda la vida de la cuadra en La Guaira. Pero también es muy bonito que
mantengan la esperanza, que mantengan el nombre del país muy alto y tatuado en
el pecho, en el corazón. Están muy pendientes de regresar, de lo que pasa en el
país. También han sido embajadores por la vía de los hechos en todos estos
países, lo que ha facilitado el proceso en Venezuela. Es imposible
invisibilizar la crisis, pese a que el régimen de Maduro pretende hacerlo,
cuando tienes a todos esos venezolanos que tienen amigos argentinos a quienes
cuentan lo que de verdad pasa en Venezuela. Un venezolano es de pleno derecho
esté en donde esté y nosotros debemos velar por sus intereses y derechos. En
Paraguay logramos que aceptaran los pasaportes vencidos, también otros países
se están plegando a esta iniciativa. La burocracia está todavía secuestrada por
la dictadura y es imposible sacar un pasaporte que cuesta miles de dólares si
quieres hacerlo por una vía distinta a la normal.
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