Aunque no hay cifras fiables
de todos los países, también en América Latina la COVID-19 se ensaña con la
gente mayor. «El mensaje es que se priorice a los ancianos, a los mayores de 80
años, porque, como todos hemos visto, la gran mortalidad se da en este grupo
etario», dice a DW el doctor Marcos Espinal, director del Departamento de
Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud, de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional para las Américas
de la OMS. Y subraya: «El mensaje es siempre la preservación de vidas».
Salud: un derecho humano
«Vemos que en unos países la
mortalidad alcanza al 5 por ciento, lo cual es reflejo de que los sistemas de
salud tienen que seguir preparándose mejor, y demuestra que la inversión en
salud tiene que ser constante, ya que la salud es un derecho humano».
Proteger a los ancianos es
un imperativo en medio de esta crisis del coronavirus. ¿Se están tomando las
medidas adecuadas para ello en América Latina? El doctor Gerardo Fasce,
presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, se muestra en
términos generales conforme con lo hecho en su país. «Se podrá discutir acerca
de si la oportunidad, la velocidad o la organización es la más apropiada, pero
eso es difícil de responder, porque esta es una enfermedad nueva. No tenemos
ninguna experiencia en ninguna parte del mundo», dice a DW.
Face explica que están en
contacto con colegas de Europa, de Estados Unidos y de otros países
latinoamericanos, como Argentina, Uruguay y Colombia, para intercambiar
experiencias. «Pero hay muchos matices que hacen que tengamos diferencias en la
aplicabilidad de potenciales estrategias», aclara. Además, lamenta la «escasa
calidad de los datos que se obtienen, lo que complejiza el proceso de
comparaciones».
Medidas adoptadas en Chile
Ambos expertos son
categóricos en afirmar que la mejor forma de proteger a los mayores del
coronavirus es aislarlos. En Chile, una de las primeras medidas aplicadas fue
suspender las visitas a los «establecimientos de larga estadía», como hogares o
residencias de ancianos. Otra fue facilitar el proceso de vacunación contra la
gripe estacional. «Normalmente se hacía a fines de marzo y se adelantó; se
definieron estrategias para los grupos más vulnerables, que son, dentro de las
personas mayores, los mayores de 80 años. Por ejemplo, se posibilitó que se los
vacunara en sus domicilios en muchas comunas», dice el presidente de la
Sociedad de Gerontología y Geriatría. Algo relevante ahora especialmente en el
Cono Sur, donde los expertos prevén un invierno complejo, con la aparición de
los trastornos respiratorios típicos de la temporada y las complicaciones de
otros virus. «Se trata de cuadros infecciosos diferentes, pero una persona le
va a ser mucho más fácil combatir una infección, que dos al mismo tiempo», dice
el Dr. Fasce, subrayando que también el control de las enfermedades crónicas es
de suma importancia.
Adicionalmente, las
autoridades chilenas decidieron establecer un cordón sanitario para las
residencias de ancianos, con protocolos mucho más rigurosos para el personal
que allí trabaja.
«Se necesitan test, se
necesitan equipos de protección para personal de salud. No sacamos nada con
recomendar medidas para los ancianos, si nuestro personal de salud no está
protegido; ellos son los que cuidan a nuestros ancianos cuando están
hospitalizados», subraya por su parte el Dr. Espinel.
Los problemas del
aislamiento
Las cuarentenas y el
distanciamiento social son las estrategias más utilizadas para frenar el avance
del coronavirus y «aplanar la curva» de contagios. El especialista de la OPS lo
considera necesario, pero recuerda también los problemas que eso supone en
muchos países. Recuerda que «Latinoamérica es la región más inequitativa en el
mundo» y alude al hacinamiento en las favelas brasileñas o los barrios
marginales de México, al igual que a los problemas sociales en lugares donde
muchas personas viven de la economía informal y se ven forzadas a conseguir a
diario su sustento. «Todo hay que ponerlo en la balanza. Lo que se pide son
paquetes de medidas. Pero tampoco se debe caer en el pánico, porque el pánico
crea más problemas», afirma.
Los problemas de la sociedad
se reflejan también en el grupo de los mayores. Y, para ellos, el aislamiento
social conlleva una carga adicional, en el plano psicológico: «Es muy complejo.
Porque uno de los elementos más importantes para el buen envejecimiento de una
persona es la participación social. Y la gran medida que se aplica contra el
coronavirus pasa por restringir eso», indica el Dr. Fasce. Por eso, al igual
que el Dr. Espinal, llama a la creatividad, para mantener el contacto, con
llamadas telefónicas, grabaciones, videos, mensajes. También recomienda a las
personas confinadas en su casa mantenerse activas, no exponerse en exceso a las
noticias sobre la pandemia, y hablar de lo que sienten, para liberar la carga emocional.
Al especialista no le agrada el concepto de «distanciamiento social». Y aclara
que lo importante para los mayores es «el distanciamiento contacto físico, pero
no el social». (few)
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09-04-20
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