Expediente Público 03 de febrero de 2023
@ExpePublico
*El
expresidente del gobierno interino de Venezuela, Juan Guaidó en entrevista con
Expediente Público, denunció que Daniel Ortega “sin abrir una sola mina” en
Nicaragua, aumentó en un 100 por ciento las exportaciones de oro.
***“Estaban
sacando oro de Venezuela a Nicaragua para lavarlo”, denunció Guaidó.
***Las
exportaciones de ese metal en Nicaragua pasaron de $370 millones en 2018, a
$846 millones en 2022.
****Guaidó
le recuerda a la oposición de Nicaragua: “no hay mejor herramienta en un país
en dictadura que la unificación de todos los sectores del país”.
En una
entrevista a Expediente Público, el expresidente del gobierno
interino de Venezuela, Juan Guadió, denunció una millonaria operación de
“lavado de oro” en la que Daniel Ortega usó durante años a la empresa estatal
minera de Nicaragua para sacar toneladas de oro de Venezuela y evadir las
sanciones internacionales que pesan contra el Gobierno de ese país por
reiteradas violaciones de derechos humanos.
En 2018, las exportaciones de oro en Nicaragua llegaron a $370 millones, pero para 2021 mágicamente y sin que se hubiera hallado o reportado algún yacimiento rico en este metal, las exportaciones superaron los $867 millones, es decir, $497 millones de dólares más.
Sin
embargo, en esto no había magia ni suerte. Ortega y el presidente venezolano
Nicolás Maduro, “estaban sacando oro de Venezuela a Nicaragua para lavarlo y
financiar todo este proceso. Afortunadamente, EEUU sancionó a la empresa minera
nicaragüense, y bloqueó ese lavado”, denunció Guaidó ante Expediente
Público, en referencia a la Empresa Nicaragüense de Minas (Eniminas) que
fue sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en junio de
2022.
Todavía
para noviembre de 2022, se reportaban exportaciones por el orden de los $846
millones de dólares, pero ya el negocio se les había acabado.
Guaidó
recibió a Expediente Público en las oficinas de Voluntad
Popular, el partido fundado por el exalcalde del municipio Chacao Leopoldo
López, ahora exilado en España. Son los mismos espacios que fueron objeto de
allanamiento por agentes del régimen madurista, en noviembre de 2019.
Esta
sede ubicada en un edificio del este caraqueño, es para él un punto de estadías
momentáneas. Llega, y se va apenas finaliza su actividad. La noción de saberse
perseguido le obliga a no ofrecer un blanco fijo.
Esta
es la segunda de dos entregas, de una entrevista exclusiva de Guaidó a Expediente
Público, una de las figuras más importantes de Venezuela durante los
últimos años, en las que habla sobre Nicaragua, su país y el futuro de la
democracia.
“Maduro
sigue siendo dictador”
-¿Cómo
evalúa la decisión del G3 (partidos políticos Primero Justicia (PJ), Acción
Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT) que impulsaron la medida) que llevó a
su destitución, la primera semana de enero?
-Es
una decisión del ejercicio parlamentario, derivado de una política tomada por
tres partidos que dominan la mayoría de la Asamblea Nacional. A Venezuela le
resta una herramienta de lucha. Maduro sigue siendo un dictador, señalado por crímenes
de lesa humanidad, con recompensa en EEUU de $15 millones por terrorismo y
narcotráfico.
Eso
(la destitución) no cambia esa situación. Varían las herramientas de lucha que
tomamos en estos cuatro años, basadas en la Constitución, para enfrentar a esta
dictadura. Seguimos siendo mayoría. Esta fue una decisión desacertada de tres
partidos, y debe ser recompuesta.
-¿Le
sorprendió?
-No.
Ya venía de un año en ciertas diferencias, empezando por la destitución por la
Asamblea Nacional de la junta directiva de un activo venezolano como es
Monómeros. Había ciertas diferencias, que deben resolverse no con tres o cuatro
personas, sino de cara a las fuerzas vivas del país, incluidos los partidos.
Monómeros
es una fábrica de insumos agrícolas ubicada en Barranquilla (Colombia). Es una
filial de Petroquímica de Venezuela (Pequiven), cuya administración fue
delegada por el Departamento del Tesoro estadounidense al gobierno interino. El
actual presidente neogranadino, Gustavo Petro, ha reconocido la importancia de
esta empresa, pues representa 40% del suministro de fertilizantes al agro de
ese país.
Con la
eliminación de la Presidencia Encargada, crece la incertidumbre sobre la
actitud que tomarán en Washington con respecto al futuro de Monómeros. Petro ha
manifestado su intención de adquirirla por completo, o asumir el control de
todas sus operaciones. Sería el primer activo entregado a la oposición
venezolana que pasa a manos de terceros.
-¿Cómo
analiza la posición del Gobierno estadounidense a propósito de lo ocurrido en
el Parlamento, en lo que fue la remoción de su cargo?
-Fue
respetuosa, como debe ser. Se puede o no estar de acuerdo con la decisión del
Parlamento. Muy bien, EEUU acompaña esta decisión, o más bien, la respeta.
Esta experiencia
de lucha ha sido muy importante y referencia para otros países del área, como
Nicaragua o Cuba. Pero también más allá, como en Bielorrusia o Myanmar. También
hemos conversado con los líderes de esos países.
La
importancia de tener un interlocutor
-Pero
estos países, que habían reconocido al Interinato, y hasta cierto punto habían
servido de sostén, ahora carecen de un interlocutor que consideren válido. Una
figura que se haga responsable ante ellos ¿Qué está pasando allí?
-Por
eso digo que fue una decisión desacertada. Bien quisieran nuestros hermanos en
Nicaragua tener esa interlocución y la posibilidad de frenar a Ortega en el
Fondo Monetario Internacional. Lo propio en Cuba, el movimiento San Isidro que
continúa con muchos presos políticos. Esto nos resta una herramienta que era
muy útil para la interlocución y el reconocimiento diplomático. La mayor
sanción a Nicolás Maduro era su desconocimiento, que radicaba precisamente en
la Presidencia Encargada.
-¿Ahora,
en perspectiva, ¿qué ve como lo más trascendente de su gestión en el Interinato
que comenzó en 2019?
-El
reconocimiento a la lucha democrática venezolana, no solo a Juan Guaidó. Y la
otra cara de esa moneda, que Maduro es un dictador que se robó una elección.
Caracterizar las cosas como son (…) Es lo que pasa con Putin en Rusia, que hoy
lo caracterizan como lo que es. Ya no es una aproximación amable a Rusia.
En
nuestro caso, hubo un reconocimiento de la emergencia humanitaria, para
movilizar recursos del mundo para atender a los migrantes o caminantes, como
los denominaron en América Latina. Pudimos detener el saqueo a los activos,
como Citgo o el oro en Londres.
También
pudimos atender a la población vulnerable en Venezuela directamente, con el
caso Héroes de la Salud, cuando la dictadura no tenía ni cómo entregar guantes
en la pandemia. También lanzamos el plan País y un relacionamiento
internacional para la reconstrucción de Venezuela. Son muchas aristas. Además,
los venezolanos nos reconocimos como una mayoría.
Nicaragüenses
deben unirse contra la dictadura
-¿Si
estuviese frente al liderazgo de la oposición nicaragüense, por decir alguna,
qué les recomendaría hacer o no hacer, para evitar llegar al punto en que Ud
está hoy?
-Lo he
conversado con ellos. La primera palabra que hablamos, previo a las detenciones
masivas de dirigentes en Nicaragua (…) fue unión. Dada nuestra experiencia, no
puede ser únicamente en el área electoral. No es suficiente, dadas la dictadura
que vive Nicaragua, o que vive Cuba.
Debe
tener patrones claros de toma de decisiones. La unidad no solo puede ser
política, sino social. Hay que ampliarla. No puede ser nada más de partidos.
Hay que incorporar a los gremios y a otros sectores en la toma de decisiones.
Canalizar el sentimiento de la gente, bombardeada sistemáticamente para
desmoralizarla y generarle miedo y evitar que se movilice. Son muchas las
lecciones aprendidas en esta etapa.
También
está el ejercicio de las sanciones. La efectividad y el período de eficacia de
una sanción; cómo utilizan a terceros países para saltarlas, en caso de Rusia e
Irán.
-¿Y
aquello de que iban a venir 5,000 soldados para llevarse a Maduro…eso no
desmoviliza a la población?
-Nunca
podemos delegar nuestra propia responsabilidad. La posibilidad de organización
y movilización a gran riesgo, como en Nicaragua y Cuba, Bielorrusia, es
costosa, dolorosa. Hay presos políticos, perseguidos, torturas, depresión,
muerte. Lo hemos vivido en carne propia. Yo mismo tengo heridas de la represión
de 2017. Pero nunca puedes delegar tu responsabilidad en terceros. Eso pudiera
tender a la desmovilización, cosa que no es buena ante una dictadura.
El
millonario negocio del oro entre Ortega y Maduro
-¿EE.UU.
pudiera aprender alguna lección de su experiencia también?
-EE.UU.
es la primera potencia, en PIB, capacidad militar, como lo veamos. Washington y
la comunidad internacional tienen varias cosas que aprender. Una de las
lecciones en este momento, cuando el autoritarismo gana terreno, es que no se
puede subestimar la maldad, un entramado muy intenso de intereses económicos,
de lavado de dinero, tráfico de armas, en esta red de países en autocracia.
Es el
caso de Venezuela y Nicaragua, o Cuba, con el financiamiento a estos países a
través del petróleo venezolano. Para hablar únicamente del continente.
Nicaragua
subió 100% su exportación de oro, o más. No abrieron ni una mina nueva. Estaban
sacando oro de Venezuela a Nicaragua para lavarlo y financiar todo este
proceso. Afortunadamente, EEUU sancionó a la empresa minera nicaragüense, y
bloqueó ese lavado.
Maduro
usó a Rusia antes de las sanciones para traficar. Hay muchas lecciones. De cara
al futuro cercano, el mundo libre debe pensar en qué herramientas está
dispuesto a utilizar para frenar, contener o derrotar a tiranos y autócratas.
Vale para Maduro, Ortega y Putin.
Lo
peor que pudiera pasarle al mundo libre es que Putin gane la guerra. Hay que
emplear todos los recursos para derrotarlo. Lo mismo pasa con Maduro. ¿Qué
pasaría si se invierte el flujo, y Rusia empieza a lavar dinero y petróleo con
Venezuela, o con Irán? Lo han intentado. No son pocos los retos como
latinoamericanos y defensores de la democracia global.
-¿Es
que los autoritarismos siempre encuentran un camino verde para eludir las
sanciones, aún más en este mundo globalizado?
-Lo
paradójico es que la democracia tiene sus tiempos, contrapesos y alcabalas. Los
autoritarismos, no. ¿Qué le cuesta a Putin la decisión de enviar dinero a
Venezuela? ¿Eso pasaría por el Congreso? No.
Pasaría
por una decisión. En cambio, en las democracias hay alternabilidad, controles
naturales. Hay un debate que tenemos en corto plazo de cómo la democracia puede
ser más ágil para protegerse. La democracia siempre está en riesgo. Hoy
deberíamos tener un continente libre. Pero hay un retroceso.
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