Ángel Rafael Lombardi Boscán 08 de febrero de 2023
@LOMBARDIBOSCAN
“Siempre creí funesto que los militares en servicio activo
y en funciones de mando intervinieran a la vez, en la política activa”.
Eleazar López Contreras (1883-1973)
Tenía razón Mariano Picón Salas, Venezuela entró al siglo XX luego del fallecimiento del tirano Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935. Aunque hay que agregar, que el principal artífice de éste muy venturoso suceso, fue el general Eleazar López Contreras y su presidencia amable de apertura democrática entre los años 1936 y 1941. Algo inesperado ya que López Contreras fue el Ministro de la Guerra de Juan Vicente Gómez.
Los
caminos humanos son siempre sinuosos. Y la rectitud no se muestra en el
acontecimiento aislado sino en la suma silenciosa de toda una obra en conjunto.
López Contreras fue un venezolano con integridad de principios y básicamente
humanidad. No es el padre de la Democracia, hoy otra vez suspendida, aunque sí
el padre de su Transición entre los años 1936 y 1958.
Sin
poder probarlo ya que en la Historia nada se puede probar: ni siquiera el mal.
López Contreras fue un híbrido entre el bárbaro y el civilizado. Al final,
pienso que prevaleció el civilizado. Tampoco creo que fue un gobernante
corrupto y ya esto no es poca cosa en una Venezuela acostumbrada a confundir la
toma del Poder con los privilegios mal habidos.
López
Contreras arrastró consigo el pecado de origen de colaborar con la tiranía
gomecista hasta un punto en que pudo actuar con manos libres y reivindicar una
personalidad independiente y de carácter propio. Evitó la Guerra Civil en el
año 1936 y acabó con la política represiva de su antecesor. Fue un político
práctico. Entendió que el poder sin contrapesos implicaba la inmolación en
manos de sus adversarios y enemigos políticos. Razón por la cual permitió una
apertura sana para cerrar las muy duras heridas de la dictadura gomecista. No
apoyó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958) y en el año 1961 el
Congreso le otorgó el gran honor de ser Senador Vitalicio como símbolo de una
Venezuela reconciliada.
“Al
iniciarse mi gobierno, uno de mis primeros actos en busca de la armonía y
conciliación de la familia venezolana fue dictar una amnistía general para los
adversarios políticos del régimen anterior. Al efecto se ordenó la libertad de
todos los detenidos por diversas causas en los Castillos y Cárceles de la
República, que no hubiesen estado sometidos a los Tribunales de Justicia o
cumpliendo condena. Así también fueron transmitidas las instrucciones
del
caso para que nuestros representantes consulares en el exterior pudieran
expedir pasaportes a todos los exilados que estuvieran dispuestos a regresar al
seno de la Patria. Tanto a los detenidos políticos como a los exilados, se les
proporcionaron los recursos necesarios para sus gastos de viaje a sus
respectivos hogares, exceptuándose a las personas que manifestaran sus deseos
de no aceptar la protección económica del gobierno de Venezuela”.
López
Contreras nadó entre dos aguas tormentosas y en conflicto: la Venezuela gomecista
de prácticas políticas primitivas y la Generación del 28 que hizo alarde de
querer meter al país dentro de los códigos de la modernidad política. Como
presidente a caballo entre esas dos tendencias apeló a formas civiles
sustentadas en los acuerdos y la conciliación. Su apego a la institucionalidad
fue su norte y procuró lavarle la cara sucia a un Ejército que mancilló su
prestigio arrodillándose y mal sirviendo a una tiranía oprobiosa y cruel.
“El
mundo está constituido por una serie de paradojas que desgraciadamente no
comprendemos. López Contreras podrá haber sido un entusiasta admirador de
Gómez; pero con los hechos demostró que más que a Gómez admiraba la dignidad
humana. López Contreras acabó, no solamente con los grillos de Gómez, sino que
lleva ya quince años la República sin la amenaza de los grillos, caso único en
nuestra vida pública”. Carlos Brandt
Si
algo le preocupó a López Contreras fue la memoria histórica: el juicio póstumo
que tendríamos de él. Nosotros, quienes nos dedicamos a comprender el pasado,
preferimos no juzgar. Lo que sí es evidente es que la presidencia política de
Eleazar López Contreras entre los años 1936 y 1941 permitió a Venezuela
construir una Democracia de cuño progresista que hoy en el país echamos en
falta.
Ángel
Rafael Lombardi Boscán
@LOMBARDIBOSCAN
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