Articuló de Ariadna Romans - @AriadnaRmans
La deforestación ha sido uno de los retos más significativos en el sector ambiental en las últimas décadas. La tala ilegal, la roturación de terrenos y la destrucción de hábitats causan una pérdida global de alrededor de 6.600 millones de árboles anualmente. Los esfuerzos para mitigar sus efectos negativos y limitar la tala masiva de árboles han involucrado no solo a grupos de protección ambiental, sino también a muchos gobiernos y organizaciones internacionales.
Sin embargo, como ocurre a menudo con los conflictos ambientales, surgen dilemas sobre qué acciones tomar y cómo implementarlas para proteger tanto el entorno natural como la supervivencia de las poblaciones humanas. ¿Se debe limitar la deforestación aunque esto signifique la reducción de empleos? ¿Hasta qué punto podemos permitir que empresas extranjeras exploten los recursos madereros de un lugar a cambio de ayuda al desarrollo? ¿De qué forma se puede regular la tala de árboles, necesaria para la producción de productos diarios e infraestructuras, pero que a la vez destruye ecosistemas enteros? Estas preguntas reflejan la complejidad del problema. Por un lado, la conservación del medio ambiente es crucial para mantener la biodiversidad y mitigar el cambio climático. Por otro lado, muchas comunidades dependen económicamente de la explotación forestal. Encontrar un equilibrio sostenible que permita la conservación de los bosques y el desarrollo económico local es un desafío que requiere de soluciones innovadoras, cooperación internacional y políticas bien fundamentadas.
En este sentido, la reforestación es una estrategia que plantea recuperar las zonas que estaban anteriormente cubiertas por bosques. Es una parte fundamental de la restauración ecológica que permite no solamente devolver la vida a los bosques silvestres sino también a tierras intensamente gestionadas. En los últimos años, se han hecho esfuerzos numerosos para reforestar, desde plantar muchos más árboles en espacios deforestados hasta generar conciencia sobre la importancia de dejar de practicar actividades nocivas para los ecosistemas. Y, con los avances tecnológicos, también se han abierto nuevas posibilidades para la intersección entre el conocimiento forestal y el técnico para generar nuevas soluciones.
Una de las tecnologías que más se están usando para la reforestación son los drones. Tanto para revisar y analizar el estado de los bosques con acciones de monitoreo y mapeo como para realizar plantaciones de grandes extensiones de forma automatizada, estos dispositivos han devenido grandes aliados. Así, empresas como Drone Seed, ahora MastReforestation, o BioCarbon Engineering ofrecen también soluciones para alterar el proceso de plantación y repoblar áreas fundamentales para la sostenibilidad forestal.
Tecnologías como los drones se usan para el monitoreo y el mapeo automatizado de grandes extensiones de bosques
En esta misma línea, otra de las grandes aliadas es la inteligencia artificial, especialmente para las tareas de monitoreo y análisis. ReTree, por ejemplo, es un sistema que se usa para monitorear la absorción de CO2 a tiempo real a partir de algoritmos para analizar datos sobre los ecosistemas. Además de ser una herramienta altamente eficiente, también permite recuperar rápidamente bosques después de incendios y otros desastres ambientales, así como elaborar un seguimiento del progreso de la reforestación.
Entre estos sistemas de monitoreo también se usan a menudo sensores de Internet de las Cosas (IoT), tanto en forma de big data como de sistemas de información geográfica (llamados GIS, por sus siglas en inglés) en aspectos como la calidad del aire, la humedad del suelo o la temperatura ambiente. Uno de los centros que más progreso ha tenido en este aspecto es el EverGreen Ecology Ecosystem (E3) Lab en Colorado (Estados Unidos).
Por otro lado, otra tecnología que se ha mostrado altamente resolutiva en la reforestación son los sistemas de satélites y teledetección. Empresas como Planet Labs se dedican a monitorear cambios globales a partir de los datos recolectados por satélites de alta precisión. Esta información luego pasa a comités científicos que toman decisiones en función de dichos datos y elaboran estrategias de recuperación forestal.
En el caso del uso del blockchain, destaca la labor de la aplicación Regen.Network, donde una avanzada tecnología se usa para rastrear y verificar las diferentes iniciativas de reforestación, así como generar intercambios digitales de incentivos y certificaciones para una mayor transparencia en los procesos de restauración ecológica.
Un campo que ha crecido en los últimos años es la biotecnología y la ingeniería genética, y con proyectos como ArborGen ya encontramos sus primeras incursiones en el campo de la reforestación. Este tipo de aplicaciones modifica genéticamente los árboles y la vegetación replantada para aumentar su resistencia a plagas y condiciones adversas a la vez que captura carbono de forma más eficiente.
Finalmente, otro tipo de aplicación para la reforestación de los bosques son las iniciativas de conciencia y financiación, que van desde generar información y sensibilidad sobre la causa forestal hasta recolectar fondos para la plantación de árboles en zonas desertizadas. En esta categoría encontramos apps como Ecosia o TreeApp.
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