Omar González Moreno 15 de julio de 2024
La
brutal agresión contra el Arzobispo Jesús González de Zárate, dentro de la
Iglesia de Cumanacoa, ha provocado una ola de indignación en Venezuela.
La
importante figura religiosa, Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana,
recientemente elegido por su santidad el Papa Francisco, fue atacado por
efectivos de la Guardia Nacional, dentro del templo en la ciudad de Cumanacoa,
estado Sucre..
Una rabia que podría describirse como intensa, justificada y llena de impotencia, pues la embestida militar contra el alto prelado se produjo dentro de la Iglesia, donde ofició Misa, luego de repartir ayuda a centenares de personas que resultaron damnificadas por el desbordamiento del río Manzanares.
La
violencia ejercida por el oficial que comandó el pelotón agresor llegó al
extremo de querer sacarlo de la Iglesia y expulsarlo de Cumanacoa.
La
única razón esgrimida por los uniformados para justificar tan vil agresión fue
que “El exclusivo ente autorizado para distribuir ayuda a los damnificados por
las recientes inundaciones que han afectado gravemente a la región, eran las
autoridades del régimen de Nicolas Maduro y más nadie”.
La
gente se sintió conmovida ante tanta arbitrariedad y comenzó a protestar y a
defender al Arzobispo, los derechos humanos y la integridad de aquellos que
estaban siendo agredidos.
Se
espera que este grave incidente ocurrido contra Monseñor Jesús González de
Zárate, Presidentede la CEV, dentro de la Iglesia de Cumanacoa sea condenado
por las instancias respectivas y, especialmente, por la Iglesia Católica.
Las
fuertes lluvias que azotaron el estado Sucre provocaron el desbordamiento del
río Manzanares, causando inundaciones que dejaron a muchas familias sin hogar y
en condiciones precarias.
Las
autiridades nacionales, regionales y locales han sido incapaces de prestar el
debido auxilio para atender la emergencia de la población.
En
respuesta a esta situación, la Iglesia Católica, bajo la dirección de Monseñor
González de Zárate, organizó centros de acopio y distribución de ayuda
humanitaria para los afectados.
Según
testigos presenciales, Monseñor González de Zárate se encontraba oficiando misa
en la Iglesia de Cumanacoa, después de supervisar la entrega de alimentos y
suministros a los damnificados.
En ese
momento, efectivos de la Guardia Nacional ingresaron al recinto y procedieron a
agredir verbal y físicamente al arzobispo.
Este
acto de violencia ha generado una fuerte condena por parte de la comunidad
local y de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Líderes
religiosos y civiles han expresado su repudio a este acto y han exigido una
investigación exhaustiva para sancionar a los responsables.
Además,
se ha resaltado la importancia de respetar los espacios religiosos y la labor
humanitaria que realiza la Iglesia en momentos de crisis.
Monseñor
González de Zárate, conocido por su dedicación y compromiso con los más
necesitados, ha instado a la población a mantener la calma y a continuar
apoyando a los afectados por las inundaciones.
A
pesar del incidente, la distribución de ayuda humanitaria no se ha detenido y
la Iglesia sigue siendo un pilar fundamental en la asistencia a las comunidades
afectadas.
Este
evento pone de manifiesto la necesidad de garantizar la seguridad y el respeto
hacia aquellos que, como Monseñor Jesús González de Zárate, trabajan
incansablemente por el bienestar de los más vulnerables.
La
solidaridad y el apoyo de la comunidad son esenciales para superar estos
momentos difíciles y para asegurar que la ayuda llegue a quienes más la
necesitan.
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