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miércoles, 11 de enero de 2017

Las estadísticas laborales de 2016 por @froilanbarrios


Por Froilán Barrios


Las recientes declaraciones del ministro del Trabajo, publicadas el Día de los Santos Inocentes, 28 de diciembre pasado, no sabemos si en chiste o en ironía para los trabajadores, nos habla de un país donde se recupera el poder adquisitivo y los contratos colectivos están a la flor del día, en el paraíso de la felicidad del socialismo del siglo XXI. Es evidente el grado de euforia ministerial tomado del tono de jerga del discurso presidencial en materia de guerra económica, o quizás bajo el efecto de la resaca navideña.

En definitiva, el país referido por el ministro Vera no es Venezuela, donde 35% de la conflictividad social es laboral, con más de 1.500 conflictos de ese género durante 2016, cifra que ocupa el segundo rango de protestas, ya que el primer lugar lo ocupa otro indicador muy relacionado con los trabajadores, como han sido las protestas por la falta de alimentos, la escasez y el desabastecimiento que agobian a todos los pobladores de esta nación.

Los desaguisados del Mintra continúan cuando se refiere al rescate del poder adquisitivo. Tocar este tema en medio de la inflación más devastadora que hayamos sufrido en toda nuestra historia económica no tiene parangón, cerramos 2015 con una inflación cercana a 300%, terminamos 2016 con una tasa próxima a 600%, y ya se pronostica para 2017 según agencias internacionales, indicadores cercanos a 2.000%, producto de la salvaje y errática política económica de la gestión Maduro.


En materia de contratos colectivos, el descaro ministerial no puede ser mayor, comenzando por el contrato marco de los trabajadores del sector público, rechazado por sindicatos independientes del sector, entre ellos Sunep-Inparques, que han denunciado el carácter ideológico de esa normativa en el que no se establecen beneficios socio-económicos evidentes, más bien es un documento en el que se privilegian las milicias obreras, el trabajo voluntario, el acceso a la asistencia médica, vivienda, vía misiones, y por ningún lado estipula el rescate del salario y el respeto al tabulador de la función pública.

En lo referente a los contratos colectivos aprobados unilateralmente por el patrono Estado, en el petróleo, magisterio, Sidor, Cantv y Corpoelec, han sido signados por el desmantelamiento de las conquistas alcanzadas en décadas anteriores por los trabajadores y sindicatos clasistas. Mas grave aún, en el sector público los trabajadores de alcaldías y gobernaciones, institutos autónomos han quedado por fuera como la guayabera.

La errática y fantasiosa declaración emitida culmina con el anuncio de los consejos productivos de trabajadores, como órganos impuestos desde el Estado para sustituir a los sindicatos, los verdaderos representantes laborales. ¿A qué trabajador en Venezuela se le solicitó su aprobación para pertenecer a estos organismos paralaborales del gobierno? Es evidente en las declaraciones del funcionario de Maduro, el trasnocho y el descaro de difundir una política económica y laboral fracasada que ha significado la destrucción del salario y del poder adquisitivo de los trabajadores en Venezuela.

11-01-17




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