Por Jesús Alexis González, 12/03/2017
Formular un análisis coherente sobre las perspectivas económicas de Venezuela 2017
apegado a la ortodoxia, supone estar en capacidad de visualizar en el horizonte
inmediato un punto de inflexión en el agotado
“pensamiento” (¿?) socialista-comunista, y muy especialmente en la etapa
del actual mal gobierno, con miras a
evaluar la potencialidad de una reversión
hacia la instrumentación de algún modelo económico de probado éxito en la
generación de Bienestar; en el
entendido que ello les exigiría sacrificar (renunciar) al deseo soterrado que
persiguen de permanecer “eternamente” en
el poder, para lo cual han venido procurando una escalada antidemocrática y por ende anticonstitucional, al extremo
que en el presente están, por una parte, en complicidad con otros “poderes” (como el
judicial y el electoral), impulsando estrategias en pro de suspender indefinidamente todo tipo de elección popular que permita
al pueblo expresar su voluntad, y por otra parte con su aspiración de
“construir” un partido único (armonizando con entes encubiertos), previa “invalidación” del resto de las
instituciones partidistas. Siendo así, y asumiendo como en efecto es, que la incertidumbre es el mayor enemigo de la
inversión nacional y extranjera, cabe preguntarse si con las dificultades
fiscales de Venezuela aunado al terco empeño del chavismo-madurismo de
continuarinmersos en su modelo de
economía socialista gatopardiana, ¿será posible
desviarse de la irreversible hecatombe
socioeconómica?
El gatopardismo
en el contexto político-económico venezolano, hace referencia a una apariencia de cambio en “revolución” con
la intención soterrada de auspiciarque
todo permanezca inalterable, hasta enfilar su actuación hacia propugnar una
modificación de nombres que no persigue en esencia transformar la realidad como p.ej. “Democracia corrupta e
ineficiente por Socialismo del siglo XXI” o “Puntofijismo oligárquico por En
Venezuela manda el pueblo”; adornando
su mentirosa propuesta con una vulgar substitución del histórico norte
constitucional de nuestra democracia por una engañosa “Democracia participativa
y protagónica, como una sutil
diferenciación en pro de capturar la
esperanza del pueblo bajo el criterio según el cual “Si la esperanza es el
camino de la felicidad, vivir no es más que estar en camino” (J. Selgas);
lapidaria afirmación que a decir de ciertos connotados analistas (que
enteramente compartimos) explica en mucho que los pueblos sean como los
riachuelos, mansos y tranquilos al extremo de no representar peligro alguno,
hecho que facilita se les trate mal e inclusive se les ofenda atropellando su dignidad. En lo que a
Venezuela se refiere, se continua, con manifiesto cinismo, haciendo uso del enfoque gatopardiano iniciado por H.
Chávez quien en temeraria comparación con el ilustre Simón Bolívar se atrevió a señalar que el proceso socialista que
estaba adelantando se correspondía con lo expresado por el Libertador al momento del Discurso de Angostura (15/02/1819): “El
sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad
posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
A la luz del presente, resulta una perogrullada
afirmar que el desastre de país al cual
nos ha llevado el socialismo-comunismo “revolucionario”, que entre otros hechos,
ha inducido una brusca caída del PIB ante una persistente recesión que ya
abarca 12 trimestres consecutivos a sabiendas que una recesión que supere
los 3 trimestres consecutivos equivale
a entrar en el umbral de colapso que experimentó EEUU en la denominada Gran Depresión de 1929. En nuestro
caso, es el resultado dela aplicación de un enfoque ideológico obsoleto y de
ineficiencia demostrada, que permanentemente intentan “ocultar” bajo un continuo
gatopardiano; al extremo que la
presunta revolución chavista-madurista ha conducido a Venezuela hasta la mayor
crisis experimentada en la historia republicana, al punto de haberla “arrastrado”
a la peor ubicación en los principales indicadores internacionales. En tal
sentido, resulta pertinente citar al Fondo
Monetario Internacional quien afirmó que las economías de América Latina y
el Caribe se expandirán un 1,2% en 2017 y
un 2,1% en 2018, con excepción de
Venezuela que continuará sumida en una profunda crisis económica en camino
hacia la hiperinflación, impulsada
dicha crisis por una contracción de la actividad económica que pudiera ubicarse
en –6% en 2017 hasta inducir un
crecimiento negativo acumulado superior al 30%.
Tan indeseable comportamiento, es en mucho producto
del aumento del tamaño del Estado dentro
del contexto económico que “encendió sus motores” en un momento (que
pensaron infinito) cuando el precio promedio de nuestro crudo oscilaba unos $ 132/barril en 2008 el cual descendió
hasta $ 49/barril desde mediados del
2015para una caída del 169,3 % que
puso al “descubierto” la debilidad e imperfección del modelo socialista populista profundamente gatopardiano que nunca
fue orientado a suplantar el perfil
rentista de la economía (¡y de la población extensivo hasta gran parte del
sector empresarial!); y muy por el contrario se amplió el radio de acción
de la dependencia hacia el Estado y un mal gobierno. Vale acotar, que de las 511 “empresas” que en la actualidad son
propiedad del Estado, 359 de ellas (70,2%) fueron creadas o
expropiadas entre 2001-2016, siendo que en el lapso 2006-2010 187 (52,1%) de esas 359 surgieron en
esa etapa de recrudecimiento del socialismo-comunismo; y de igual modo 370 de ellas (72,4%) ¡¡generaron pérdidas
durante 2016!! por un monto superior a Bs
1.290.000 millones al tiempo de haber recibido más de Bs 500 millardos por concepto de Transferencias, en conjunto con un financiamiento del BCV a PDVSA
que superó los 5 billones de bolívares;
escenario que facilita “comprender” algunas de las múltiples formas como el
“proceso revolucionario” ha dilapidado más de $ 900.000 millones en su nefasta, corrupta y gatopardiana gestión.
En fin, ha de quedarnos suficientemente claro que la sobrevivencia de Venezueladepende
exclusivamentede una salida constitucional del actual “equipo de gobierno”
impulsada por una masiva y continua
presión de calle. En tal sentido, alcanzar el logro dependerá tanto de una
superación de la sumisión ciudadana,
como que la reestructurada MUD no
haga galas de un desenvolvimiento
gatopardiano.
Economista Jesús Alexis González
@JesusAlexisGon10
jagp611@gmail.com
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