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martes, 21 de noviembre de 2017

El candidato unitario por @jpaezavila


Por Juan Páez Ávila


Tal vez previendo que Nicolás Maduro y sus más altos colaboradores, resuelvan ordenarle a la mayoría del Consejo Nacional Electoral (CNE) que convoque por adelantado las elecciones presidenciales, algunos dirigentes de la oposición, e incluso algunos sub grupos que han surgido entre los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) han expresado públicamente sus opiniones, favorables a escoger en lo inmediato el candidato de la oposición en elecciones primarias, haciendo uso del derecho inalienable de expresar libremente sus puntos de vista, sobre el momento político que atraviesa el país, y en particular los adversarios del gobierno.

El planteamiento podría resultar, si no extemporáneo, por lo afirmado en el párrafo anterior, por lo menos inconveniente a los intereses de la propia unidad democrática, si no se han neutralizado, para no decir arreglado, las serias discrepancias que han surgido en el seno de la MUD, en los últimos días, con descalificaciones personales entre altos y prominentes dirigentes de varios Partidos Políticos.

En las condiciones políticas de la actualidad, aprobar un candidato supuestamente unitario, después de una campaña interna en la que la diatriba política se manifieste con más virulencia, para descalificar a unos y privilegiar a otros, podría no sólo dividir y perjudicar a la oposición que tiene apoyo de la mayoría de los venezolanos, sino también favorecer la política y los intereses del gobierno.


Si al ventajismo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por el apoyo que recibe del aparato del Estado madurista, el populismo que en las elecciones regionales pusieron en práctica, repartiendo neveras, que seguramente por el alto costo de la vida pueden permanecer vacías, lavadores, que por el inalcanzable precio del jabón, pueden estar inutilizadas; el abuso de algunos miembros de Plan República que no dejaban a los testigos ingresar a los centros electorales; más la represión violenta de los paramilitares llamados colectivos, del gobierno; la oposición se presenta con un candidato que no goza del respaldo entusiasta de quienes hoy insultan a algunos de sus compañeros, el gobierno puede encontrar la mesa servida, para permanecer en el poder tanto por el fraude cometido por sus secuaces, como por la pasividad e indiferencia de un sector de la oposición.

El momento parece indicar que los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática, deben sincerar la naturaleza de sus discrepancias, admitir que puede existir un programa de gobierno mínimo, de consenso, pero no un candidato que represente la ideología de todos los que lo apoyan, porque no existe un Partido Único. También hay que admitir, según la experiencia mundial, que el que gane la nominación presidencial, es mayoría, y debe gobernar con apego al programa mínimo, y no por lo que digan las minorías, frente a las cuales debe ser respetuoso, e incluso tomarlas en cuenta para la formación de su gobierno, pero no obediente.

Recomponer la Mesa de la Unidad Democrática debe ser, primero, una iniciativa de la mayoría, y luego una conformación de la totalidad que esté de acuerdo con el programa mínimo para gobernar. Todos pueden ser candidatos en las elecciones primarias, comprometidos a respetar a sus contrincantes, y al final el ganador debe recibir el respaldo, la solidaridad, de los demás participantes. Ello no excluye que alguien que no se sienta representado por la acción del gobierno, pueda abandonar la coalición.

20-11-17




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