Por Marino J. González R.
La noticia fue tan grata como
sorprendente. Paraguay es el primer país de América del Sur en alcanzar la
certificación de “libre de malaria”. Se une a Cuba, declarada “libre de
malaria” en 1973 (casi medio siglo atrás). Siendo que en muchos países de
América del Sur están las condiciones ecológicas propicias para que la malaria
se mantenga como endemia, es altamente aleccionador que un país haya
alcanzado un logro de esta magnitud. Conviene, entonces, conocer las
razones que han fundamentado este extraordinario éxito.
La primera condición que se
puede señalar es la disposición política e institucional para lograr esta meta.
Luego de un sistemático esfuerzo de control, el último caso de malaria en
Paraguay fue reportado en 2011. A partir de ese momento se elaboró un plan
de cinco años para lograr la certificación de eliminación. Para ello se
desarrollaron actividades de vigilancia epidemiológica, información a las
comunidades y el mejoramiento de los procedimientos de diagnóstico y
tratamiento en zonas de alto riesgo.
En 2016 se inició un programa de
formación para trabajadores de salud en las 18 regiones del país, con el
propósito de desarrollar las destrezas que se requieren para el sistema de
seguimiento de la enfermedad en los próximos años. Con este fin se obtuvieron
recursos del Fondo Global para el Control de SIDA, Tuberculosis y Malaria. Al
mismo tiempo, el Congreso de Paraguay acordó asignar los recursos necesarios
para mantener la eliminación de la enfermedad en el mediano plazo
A partir de la certificación
ya obtenida, se requiere la mayor exhaustividad en las actividades de
mantenimiento y de alerta. La eliminación de la enfermedad indica que no se
deben producir nuevos casos, con el consiguiente ahorro de recursos que pueden
ser dirigidos a otros problemas de salud. También implica que las actividades
de control de las personas que ingresan a Paraguay de países vecinos deberán
ampliarse, y especialmente colaborar con estos países para que se amplíe el
área de eliminación. Por otra parte, la experiencia acumulada por los servicios
y especialistas paraguayos estará al servicio de muchos países que también se
han propuesto la eliminación de la enfermedad.
La experiencia de la
eliminación de la malaria en Paraguay demuestra muy claramente que la primera
fase de las políticas exitosas es reconocer el problema y decidir enfrentarlo. La
forma en que las sociedades asuman el objetivo irá marcando la evolución de las
etapas y la solución de los obstáculos que se irán presentando. Es por ello
fundamental identificar los problemas públicos y diseñar las estrategias. Solo
se obtienen éxitos cuando se han imaginado previamente. Las lecciones de
Paraguay son extraordinarias para una América Latina esperando por políticas
exitosas para sus problemas.
11-07-18
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