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sábado, 29 de agosto de 2009

Richard Blanco, otro preso político

El 22 de Agosto pasado, a consecuencia de la marcha convocada por la oposición, con el respaldo multitudinario de cientos de miles de caraqueños que alzaron su voz en contra de la Ley de Educación, definitivamente logramos colocar al régimen rojo en una posición defensiva.

Ante esta espectacular marcha, al gobierno le quedaban pocas alternativas, bajaban la cabeza y entraban en un proceso de diálogo, que hubiera culminado en al menos la reforma a la Ley de Educación, ó arremetían contra factores de oposición e iniciaban un etapa de represión brutal para callar a la disidencia política, para infundir miedo, para evitar que la gente, el pueblo se siguiera manifestando.

Ojala hubieran optado por bajar la cabeza, dialogar, reformar o anular la Ley y partir del proyecto de Ley de Educación del año 2001, en el cual se logro consenso del país, pero no, empeñados en su proyecto autoritario, unipersonal y militarista, empiezan a suceder una serie de acontecimientos que nos colocan en un escenario de guerra de baja intensidad, es decir el régimen rojo le ha declarado la guerra a la sociedad venezolana.

Primero condecoran al Coronel Benavides Torres con la Orden Simón Bolívar en su segunda clase, por los servicios prestados a la revolución rojita, al cometer el atropello contra los ciudadanos que marcharon el 22 de Agosto. Al ocurrir este vergonzoso episodio, nos dimos cuenta de cuáles eran las intenciones del gobierno.

Inmediatamente los acontecimientos se atropellan, represión con mucho gas del bueno contra los pobladores de Timotes, estado Mérida, por reclamar sus derechos y las promesas incumplidas del gobierno regional rojo, decenas de heridos, reporteros atacados, 6 detenidos. Represión brutal contra un grupo de vecinos en Antimano que decidieron trancar la autopista Francisco Fajardo, pues llevan mas de un año en un refugio del gobierno y no se les resuelve su problema de vivienda, a pesar de las promesas ofrecidas, resultado, hombres, mujeres y niños, golpeados, maltratados, señoras y jóvenes madres embarazadas revolcadas por el piso y pateadas vilmente. Después ocurre la mas insólita al reprimir brutalmente una marcha pequeña de trabajadores de la Alcaldía Mayor que pretendían llegar al TSJ a introducir un recurso de amparo por su derecho al trabajo, a consecuencia de la nueva ley de Régimen Municipal que le da otro zarpazo a la Alcaldía Metropolitana, resultado 11 detenidos acusados de rebelión civil, privados de su libertad y desde ayer inquilinos del penal de La Planta, a estos trabajadores le esperan condenas de 12 a 24 años de cárcel.

La captura de Richard Blanco Prefecto de Caracas designado por nuestro Alcalde Antonio Ledezma, detenido en sus oficinas en el Centro Financiero Latino, en la Avd. Urdaneta de Caracas, es un episodio de retaliación política como nunca habíamos visto, característico de un régimen fascista. Tuve la oportunidad de hablar con un marchista amigo que por pura casualidad presencio los hechos de los que se le acusa al comienzo de la marcha del 22A, y efectivamente esta persona amiga me garantizo que Richard Blanco protegió al PM de inteligencia, al infiltrado (el sapo, para que no quede dudas) y lo entrego a otros sapos amigos del sapo golpeado, si Richard no hubiera estado allí, tal vez estuviéramos hablando del muerto de la marcha del 22A, pruebas sobran, los testimonios fotográficos y la grabación extraída del comando central de la PM y presentada por Ismael García a los medios, son más que elocuentes. Por último la orden de captura contra Oscar Pérez remata el escenario violento que nos presenta el gobierno.

Ya llegamos al escenario del que habíamos alertado varias veces en nuestros escritos y los de muchos otros analistas, cuando un gobierno pierde popularidad, se encuentra en minoría evidente y pretende afianzarse en el poder indefinidamente, no le queda más remedio que arremeter brutalmente contra el pueblo que lo eligió, para que doblemos las rodillas, nos escondamos y no nos atrevamos a seguir protestando. Pero se equivocaron.

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