CARACAS, Venezuela — A pesar de las repetidas negativas del Presidente Hugo Chávez, los funcionarios venezolanos han continuado asistiendo a los comandantes del grupo rebelde más grande de Colombia, ayudándolos a arreglar compras de armas y hasta a obtener cédulas de identidad para moverse con facilidad en suelo venezolano, de acuerdo con material de computadoras capturado a los rebeldes en meses recientes y bajo revisión por las agencias de inteligencia de gobiernos de Occidente.
Los materiales apuntan a colaboraciones detalladas entre las guerrillas y los funcionarios de inteligencia y militares de alto rango en el gobierno del Sr. Chávez, hace sólo pocas semanas, contradiciendo las frecuentes afirmaciones del presidente de que su administración no ayuda a los rebeldes. “No los protegemos,” dijo a fines del mes de Julio.
La nueva evidencia –tomada de material de computadoras capturado al grupo rebelde Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia o FARC- llega en un punto bajo para las relaciones entre Venezuela y Colombia. El Sr. Chávez congeló las relaciones diplomáticas a fines de Julio, ardido por las afirmaciones del gobierno colombiano de que unos lanzacohetes suecos vendidos a Venezuela terminaron en las manos de las FARC. La reacción de Venezuela también fue alimentada por los planes de Colombia de aumentar los niveles de tropas estadounidenses allí.
“El gobierno de Colombia está tratando de armar un caso en los medios contra nuestro país, que sirve a su propia agenda política,” dijo Bernardo Álvarez, el embajador de Venezuela en Washington, describiendo la última información de inteligencia como “sin corroborar.”
El Sr. Chávez ha disputado las acusaciones de colaboración de su gobierno con los rebeldes, desde que las fuerzas colombianas incursionaron en un campamento de las FARC en Ecuador el año pasado. Durante la incursión, los comandos colombianos obtuvieron los computadores de un comandante de las FARC con mensajes de correo electrónico cifrados, que describían una historia de nexos cercanos entre el gobierno del Sr. Chávez y el grupo rebelde, que desde hace tiempo ha cruzado hacia el territorio venezolano cuando busca refugio.
Las últimas comunicaciones, circuladas entre los siete miembros del secretariado de las FARC, sugieren que no ha cambiado nada en relación con la ayuda venezolana desde la incursión. El New York Times obtuvo una copia del material de computadora de una agencia de inteligencia que lo está analizando.
Un mensaje de Iván Márquez, un comandante rebelde que se creía que operaba principalmente desde territorio venezolano, describe el plan de las FARC para comprar misiles tierra-aire, rifles francotiradores y radios en Venezuela el año pasado.
No está claro si las armas a las que se refiere el Sr. Márquez terminaron en manos de las FARC. Pero él escribió que el esfuerzo fue facilitado por el Gen. Henry Rangel Silva, el director de la agencia de policía de inteligencia de Venezuela hasta su remoción el mes pasado, y por Ramón Rodríguez Chacín, un ex-ministro del interior venezolano que sirvió como emisario oficial de Chávez a las FARC, en unas negociaciones para liberar rehenes el año pasado.
En el mensaje, el Sr. Márquez discute un plan del Sr. Rodríguez Chacín de llevar a cabo el negocio de las armas cerca del Río Negro, en el estado Amazonas en Venezuela. El Sr. Márquez va mas allá, explicando que el General Rangel Silva le dio a los negociantes de armas documentos que podían usar para moverse libremente mientras estuvieran en Venezuela.
Este tipo de inteligencia ha sido una fuente de tensión entre Colombia y Venezuela, y el gobierno venezolano reclama que la información es falsa y es usada para adelantar ciertos fines políticos. Los funcionarios colombianos, en contraste, argumentan que la inteligencia prueba que las FARC sobreviven en parte debido a su capacidad de operar desde las regiones fronterizas de Venezuela.
La última evidencia, que sugiere que las FARC operan fácilmente en Venezuela, puede poner a la administración Obama en una posición difícil. El presidente Obama ha tratado recientemente de reparar las relaciones de Washington con Venezuela, adoptando un enfoque no polémico hacia el Sr. Chávez, que contrasta con la respuesta, a menudo agresiva, de la administración Bush a sus insultos y burlas.
Pero los Estados Unidos y la Unión Europea todavía clasifican a las FARC como una organización terrorista. El Departamento del Tesoro acusó al General Rangel Silva y al Sr. Rodríguez Chacín el año pasado de ayudar a las actividades de tráfico de drogas de las FARC, exponiendo a esos funcionarios al congelamiento de sus bienes, a multas y a penas de prisión de hasta 30 años en los Estados Unidos. Venezuela ha dicho que esos hombres no son culpables de esos cargos.
“No hacemos comentarios sobre asuntos de inteligencia,” dijo Noel Clay, un portavoz del Departamento de Estado, en relación a las últimas comunicaciones capturadas. Un portavoz del Ministerio del Exterior de Colombia rehusó hacer comentarios sobre la materia.
Los registros de computadoras obtenidos en la incursión colombiana en el Ecuador el año pasado parecen corroborar que Venezuela ayudó a las FARC a adquirir los lanzacohetes suecos, mientras estaba en el medio de la última disputa diplomática entre los dos países. Los lanzacohetes fueron comprados por el Ejército de Venezuela a finales de los 1980s, pero fueron capturados por Colombia en operaciones de combate contra las FARC el año pasado.
El uso de armas suecas por las FARC ha añadido una dimensión: los rebeldes secuestraron a un ingeniero sueco en el 2007, manteniéndolo cautivo por casi dos años –durante ese lapso se informó que él había sufrido daños cerebrales y parálisis como consecuencia de un derrame cerebral- antes de liberarlo en Marzo pasado.
“La cuestión de estas armas es extremadamente seria para nosotros,” dijo Tommy Stromberg, el funcionario político de la Embajada de Suecia en Bogotá, Colombia, que también supervisa los asuntos de Suecia en Venezuela. El Sr. Stromberg dijo que Venezuela había comprado armas suecas hasta el 2006. “Le solicitamos una aclaración al Ministerio del Exterior de Venezuela sobre cómo sucedió esto, pero no hemos tenido respuesta.”
Los registros de computadoras de la incursión en el Ecuador el año pasado también parecen cuadrar con algunas informaciones en las nuevas comunicaciones bajo revisión de los funcionarios de inteligencia de Occidente.
Por ejemplo, un mensaje obtenido en la incursión en Ecuador y escrito en Septiembre del 2007, contenía una referencia anterior al negocio de armas discutido recientemente por las FARC. En el mensaje anterior, el Sr. Márquez, el comandante rebelde, se refirió a unos vendedores que describió como australianos, y habló en detalle sobre las armas que ellos estaban vendiendo, incluyendo rifles Dragunov, misiles SA-7 y radios HF-90M, los mismos ítems que él discute en las comunicaciones más recientes.
Otro archivo de la incursión en Ecuador mencionando una oferta de las FARC para dar instrucción a funcionarios venezolanos en guerra de guerrillas cuadra con material obtenido recientemente de un comandante rebelde, Timoleón Jiménez, que dice que el curso ya tuvo lugar. Otras comunicaciones se refieren a los esfuerzos de las FARC para asegurarse cédulas de identidad venezolanas en un plan supervisado por el General Rangel Silva, el antiguo jefe de inteligencia venezolano.
En otro material capturado recientemente en Mayo, el Sr. Márquez, el comandante rebelde, dice que el Sr. Chávez había hablado personalmente con el Sr. Jiménez, expresando solidaridad por la lucha de las FARC. Luego el Sr. Márquez trata asuntos más mundanos, refiriéndose a problemas sin especificar que las FARC habrían tenido recientemente en La Fría, un área en Venezuela cerca de la frontera con Colombia.
Traducción libre del equipo productor.
El artículo original lo puede encontrar en:
http://www.nytimes.com/2009/08/03/world/americas/03venez.html?_r=4&hp
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