Rafael Veloz 26 de noviembre de 2021
@Rafaelvelozg
Son
muchos los factores que hay que analizar para poder evaluar en su justa
dimensión lo sucedido con el evento electoral del pasado domingo 21 de
noviembre. Existen elementos informativos que nos permiten sacar importantes
conclusiones, como son las evidencias convertidas en las huellas de lo que nos
dejó en el terreno político el 21N.
Los aspectos más determinantes de resaltar son los concernientes a la participación de los ciudadanos en el proceso, que es lo que mide la abstención, la actuación del Consejo Nacional Electoral (CNE) el día de la votación, todo lo relativo a la instalación de las mesas y la presencia de los testigos, el papel jugado por el Plan República, el nivel de facilitación que se le brindó a los observadores internacionales, el ventajismo electoral del régimen y las irregularidades que se presentaron en los centros electorales y sus alrededores hasta el final del evento.
En lo
que respecta en concreto al 21N, lo primero es recordar que fue un evento
electoral sin condiciones, con los símbolos de varios partidos políticos
secuestrados, con dirigentes igualmente opositores inhabilitados; un CNE
parcializado que violó la Ley Orgánica de Procesos Electorales, como ocurrió en
el caso del estado Miranda a raíz de la renuncia de Carlos Ocariz a su
candidatura de gobernador. Igualmente, la manifiesta ceguera de los rectores del
ente comicial ante el ventajismo del régimen, que por ejemplo no se pronunció
contrario a la amenaza proferida por Nicolás Maduro contra los observadores de
la misión de la Unión Europea (UE). Tampoco podemos obviar la migración forzada
de electores, incluso fuera de la entidad en que residen, y la falta de
equilibrio de la propaganda electoral en los medios de comunicación del Estado
para favorecer a los candidatos del Psuv, entre otras irregularidades previas
al evento.
EL CNE
el 21N también se hizo el musiú con los Puntos Rojos que fueron colocados en
todo el país, en especial en los sectores populares; la presencia de grupos
motorizados de los llamados colectivos en las cercanías de los centros de
votación, la entrega de bolsas Clap y el escaneo del carnet de la patria
ofreciendo como beneficio un bono, en ambos casos para asegurar votos para los
candidatos del régimen. Y hay que incluir el tema de la gasolina, que la tienen
secuestrada, lo que permitió una mejor movilización a los sectores vinculados
al régimen.
Ante
todo lo anterior, el presidente del CNE, Pedro Calzadilla, tuvo el cinismo de
decir que “el proceso de votación se ha realizado sin tropiezos” y minimizó
todo lo ocurrido al agregar que “solo se han registrado algunos incidentes
aislados, como siempre ocurre”.
LA VOZ
DE LA UNIÓN EUROPEA
Lo que
hemos reseñado no pasó desapercibido, que era lo que aspiraba Maduro, al
presentar una falsa normalidad, pues la misión de observadores de la Unión
Europea (UE) concluyó que “en Venezuela no hay garantías electorales ni se
respeta el estado de derecho”.
La
jefa de la misión de observadores de la UE, Isabel Dos Santos, dijo que a pesar
de ver avances en el proceso de diálogo pudieron notar que en Venezuela no se
respetan los protocolos electorales. En el informe preliminar de la UE
divulgado aquí en Caracas este martes, se señala que en el país existe “falta
de independencia judicial, la no adherencia al estado de derecho y que algunas
leyes afectaron las condiciones, la igualdad y la transparencia de las
elecciones”. Además, resaltaron que el CNE pasó por alto y no emitió sanciones
por los excesos del régimen para financiar las campañas de sus candidatos. “La
campaña política estuvo marcada por el uso extendido de recursos del Estado” y
añadió que las leyes sobre medios de comunicación y sobre delitos de odio
“obstaculizaron la libertad de expresión y el derecho a la información”.
La
misión resaltó las denuncias de ataques violentos en varios estados del país
durante las elecciones, especialmente en el estado Zulia, donde un hombre de 38
años (de nombre Antonio Urdaneta) fue asesinado de un balazo por un escolta del
alcalde chavista del municipio San Francisco. Y también reportó la instalación
de puntos de control político por parte del régimen, conocidos como Puntos
Rojos, para incentivar el voto, en los 23 estados y en Caracas, a pesar de su
prohibición.
Ojo,
esto es solo el preámbulo de lo observado por la UE, porque Isabel Dos Santos
manifestó que regresará a Caracas para presentar de manera pública el informe
final, en enero de 2022.
LA
ABSTENCIÓN
Sobre
este punto se expresó de manera realista el Presidente (E) de Venezuela, Juan
Guaidó, quien dijo textualmente “que las elecciones regionales y locales de
este domingo mostraron un ‘silencio claro de los ciudadanos”’, para luego
afirmar que la dictadura de Nicolás Maduro no cuenta con la mayoría de los
votos en el país y reiterar que el evento electoral del 21N no lo legitima.
En
este sentido, hay que decir que la alta abstención tiene su carga más pesada en
el propio régimen, que es al único que le conviene que el ciudadano no se
exprese y elija como es el deber ser. Es simple, muchos no participaron al no
poder elegir con libertad, ante la falta de transparencia y de condiciones,
factores que ni siquiera deberían ser solicitados, porque están expresados en
la constitución y las leyes de la república.
Por
ello, compartimos el criterio de Juan Guaidó de que “no es momento de pelea
entre partidos o entre egos de liderazgos políticos, por el contrario, es momento
de reflexión, unidad y de trabajo para los venezolanos”. En otras palabras, no
es momento de repartir culpas sino responsabilidades.
Al
hablar de la alta abstención también hay que tomar muy en cuenta que el 21 de
noviembre no estaba en juego el cambio del poder, lo que hubiera movilizado a
más venezolanos porque es lo que desean, y que alrededor de 6 millones de
compatriotas se vieron forzados a migrar del país y no tienen la oportunidad de
votar. Ignorar esto al evaluar el índice de participación es un error.
UNA
NUEVA ETAPA
Podemos
decir que tras el evento electoral del 21N entramos de lleno en una nueva
etapa, en la que por encima de todo debemos defender y hacer valer la
constitución vigente, promulgada el 20 de diciembre de 1999.
Es
tiempo de reunificación para el fortalecimiento de la plataforma unitaria. Es
tiempo para que las organizaciones políticas que la conforman avancen sin
demora en los procesos de legitimación de sus autoridades, sin pasar por alto
que hay que hacerlo en dictadura, por lo que debemos estar prevenidos ante el
riesgo de la judicialización. No podemos olvidar lo sucedido con Copei, cuando
el régimen utilizó unas elecciones internas en su intento por liquidar a la
tolda verde.
Y
también es tiempo para ampliar la plataforma unitaria y reconocer a sectores de
la sociedad venezolana que quieren participar de manera activa en el rescate de
la democracia y en la reinstitucionalización del país, como es el caso del
Frente Amplio Venezuela Libre, que fue motor principal en la construcción del
Plan País.
El
escenario de lucha está bien definido, así como los objetivos. Lograr que el
régimen retorne a la mesa de negociaciones de Ciudad de México es la mejor vía
para alcanzar las elecciones presidenciales y a la Asamblea Nacional libres,
transparentes y verificables, lo cual es lo medular del Acuerdo de Salvación
Nacional, la propuesta del Presidente (E) de Venezuela, que apoyan diversos
sectores de la vida nacional y la ciudadanía en general.
Como
integrantes de los partidos políticos nos toca ahora afinar más las
maquinarias, tomando en cuenta sus bases, y redefinir estrategias. El momento
es el mejor ante la precariedad de un régimen que en muy poco tiempo ha sufrido
dos reveses muy fuertes, como lo son el pase a fase de investigación del caso
venezolano en la Corte Penal Internacional y ahora el pronunciamiento de la
misión de observadores de la UE, que dejó claro que en Venezuela no hay
garantías electorales ni se respeta el estado de derecho, condiciones básicas
de una democracia.
Visto
de esa manera, Maduro perdió el 21N, porque los objetivos que se trazó se le
derrumbaron. Que el mapa rojo no nos confunda, como tampoco pueden confundirnos
aquellos que como el alacranato lo hizo en su momento, se vistieron en esta
ocasión de oposición para participar en el evento electoral del 21N, pero sin
hacer siquiera una denuncia de corrupción o de la precariedad de los servicios
públicos, que afecta tanto a los venezolanos. En consecuencia, debemos hacer un
filtro para determinar quiénes son los actores de Maduro y cuáles son los
verdaderos compañeros en la ruta por la libertad y la democracia.
Para
concluir, valga nuestro reconocimiento a los demócratas que lograron ganar
nuevos espacios en el evento electoral del 21N, pero muy especialmente a los
venezolanos que llenos de entusiasmo, esperanza y voluntad entregaron todo su
esfuerzo en cada rincón del país, junto con los candidatos de oposición, para
alcanzar los mejores resultados posibles, así como también a aquellos que el domingo
como testigos y en cargos en las mesas de los centros electorales, se fajaron
duro para impedir las arbitrariedades del régimen.
¡De corazón, gracias a todos!
Rafael
Veloz
@Rafaelvelozg
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