Por Ramón Guillermo Aveledo
Por
razones de equilibrio prefiero el bicameralismo, pero hay democracias muy
respetables con parlamentos unicamerales, como Suecia, Israel o Costa Rica.
En
América Latina predomina ligeramente el legislativo de dos cámaras. Nuestro
unicameralismo ha tenido largamente su expresión más característica en América
Central. Subregión con vida institucional poblada de sobresaltos y paréntesis
dictatoriales en la que Costa Rica que debe considerarse excepción.
En
Cuba a raíz de la Revolución 1959, se instauró un Estado Socialista con partido
único. Recién en 1976, casi veinte años después, promulga su constitución, en
la cual el órgano parlamentario es la Asamblea Nacional del Poder Popular, de
una sola cámara. La vida política de la república iniciada en 1901, está
marcada por tres dictaduras. La de Machado (1925-33), la de Batista (1952-59) y
la más larga del Partido Comunista liderada por los hermanos Castro (1959 a
nuestros días).
En
las tres naciones sudamericanas que han reformado sus constituciones para
cambiar el Congreso bicameral por un órgano unicameral, habría que distinguir
el caso de Ecuador de los otros dos que son Perú y Venezuela.
Unicameral
en 1830, Ecuador pasa al bicameralismo en 1835 y regresa al parlamento de una
cámara desde 1979. En su institucionalidad de accidentada historia no han sido
raras las disoluciones de la legislatura por actos de fuerza. Al Congreso
unicameral de la ley fundamental redactada por la Primera Comisión de
Restructuración de la transición del régimen militar a la democracia en 1979 lo
sucedió en 2008 la Asamblea Nacional de la Constitución de Montecristi, en el
tiempo de la denominada Revolución Ciudadana de Rafael Correa, fue Presidente
por diez años en tres mandatos y aspirante a volver..
Perú
y Venezuela rompieron con sus tradiciones de congresos bicamerales,
respectivamente, en 1993 y 1999.
En el Perú, la constitución de 1823 establece un poder legislativo de una cámara e instituye un Senado similar al de la norma centroamericana de 1824. Reformada en 1828, se adopta el bicameralismo y tal era la estructura del Poder Legislativo cuando con su autogolpe de 1992, Alberto Fujimori lo disuelve, asume plenos poderes y a través de un denominado Congreso Constituyente Democrático convocado bajo su liderazgo, en 1993 se consagró el actual Congreso unicameral.
En
Venezuela la Asamblea Constituyente de 1999, episodio del proceso político
conducido por Hugo Chávez, constitucionalmente electo en 1998, rompe con una
tradición bicameral que data de la fundación de la República en 1811. El nuevo
órgano legislativo es la Asamblea Nacional, con lo cual la República Bolivariana
es, al mismo tiempo, federal y unicameral. Se iniciaba así el período de la
denominada Revolución Bolivariana.
Cuando
en 2010 la oposición logra elegir un número de Diputados que impide los dos
tercios por parte de la mayoría gubernamental, la Asamblea saliente se apresura
a elegir titulares de los poderes públicos, reformar su Reglamento Interior y
de Debates y aprobar una Ley Habilitante que faculta al Presidente para
legislar por decreto con vigencia de cinco años. En 2015, cuando la oposición gana
en el voto popular una mayoría superior a las dos terceras partes de los
miembros del cuerpo, se inicia desde el gobierno una escalada de acciones para
coartar sus poderes constitucionales.
No
deja de ser llamativo que estas dos naciones de América del Sur, rompen con el
bicameralismo e instauran parlamentos unicamerales en desarrollo de procesos
crecientemente autoritarios, marcados por el populismo y la antipolítica,
independientemente de su signo ideológico.
20-11-21
https://www.elimpulso.com/2021/11/20/opinion-parlamentos-de-una-camara-20nov/
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