Por Luisa Pernalete
Los niños desde los 0 a
los 7 años aprenden por imitación. Si ven que en su casa nadie grita, ellos no
gritarán. Si ven que en su casa el padre y los hermanos mayores cooperan poniendo
la mesa y lavando los platos, ellos también lo harán a su manera. Si ven una
rutina de levantarse, lavarse los dientes y recoger la ropa, ellos harán las
mismas acciones.
Igual pasa en la
escuela. Si desde que entran en educación inicial ven, y además se les dice que
los papeles se echan en la papelera y no en el suelo, así lo harán ellos. Si al
final de la jornada se organizan para que el salón quede limpio, se
acostumbrarán a cuidar lo que es de uso de todos, es decir, cuidar el bien
común.
Desde los primeros años
de estudio, en Fe y Alegría se orienta a los estudiantes para cuidar los
jardines, el mobiliario, cuidar lo que les sirve a todos. Por eso, al finalizar
el año escolar, el plantel no queda como que si hubiese pasado un tsunami. He
leído que también en Japón los estudiantes limpian sus salones y tienen
responsabilidades en el mantenimiento.
Ser ciudadano no es
asunto de mayores de edad. Se nace con derechos humanos, y a medida que se va
creciendo, se van asumiendo deberes y teniendo conciencia de la importancia de
la construcción del bien común, que es su bien y el mío. Educar para ser
ciudadanos no es algo para lo cual se deba esperar cuando se cumplan los 18
años. Se comienza ese proceso desde el principio, más en este país donde tenemos
déficit de ciudadanía.
Para comprobar lo
anterior solo salga a la calle, observe un rato el número de violaciones a las
leyes que cometen, no solo los que manejan vehículos, sino también los
peatones. No se respeta el semáforo —lo que ocasiona accidentes de tránsito y a
veces con víctimas mortales—, hay choferes que conducen y van hablando por
teléfono; hay gente que se estaciona en las esquinas, lo cual impide la visión
de los otros conductores; hay peatones que cruzan la calle en cualquier parte
poniendo en peligro su vida; hay gente que se traga las flechas… En fin, es la
ley del más fuerte en detrimento de los más débiles. Todo eso es falta de
ciudadanía.
Demos algunos ejemplos
de lo que se puede hacer en la escuela para formar ciudadanos, además de los apuntados
en relación con el cuidado del entorno: jardines, patios y salón de clases, con
sus paredes y mobiliario incluido.
La participación es un
derecho contemplado en la Lopnna (art.81) y en la Convención sobre los Derechos
del Ñiño, de aniversario en el mes de noviembre, por cierto. Se pueden hacer
ejercicios en el salón que promuevan la participación de los estudiantes: desde
la elección de los delegados de curso, o voceros, explicando en primer lugar
las funciones de los elegidos y sus responsabilidades. Conozco casos de niños
electos delegados de curso en esos grados iniciales y hay que ver con cuánta
seriedad lo asumen.
Se pueden establecer las reglas de convivencia del salón. Qué se considerará prohibido —por ejemplo, los insultos, los sobrenombres, los golpes y empujones— y qué es lo adecuado. Pero que sean ellos, los estudiantes, quienes lo digan primero y que digan por qué está mal y cómo se resuelven los problemas por vía pacífica. Y convendría entonces recordar o conocer ciertos artículos de la Lopnna: por ejemplo, el 91, que habla de los deberes de los niños, niñas y adolescentes; o el 32 A, que contempla el derecho al buen trato; o el art. 86, que contempla el derecho a defender sus derechos. Y comentar qué significan estos artículos, cómo se aplican y cómo se defienden.
De igual modo, se
podría hacer referencia a la situación de la comunidad y los derechos de los
niños, niñas y adolescentes según la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, la Lopnna y la Convención sobre los Derechos de los Niños. Esos
instrumentos se deben ir conociendo paulatina y progresivamente, porque los
niños están amparados hasta los 18 años; por lo tanto, es fundamental conocer a
qué instancia pueden recurrir en caso de que vean vulnerado algún derecho.
Cómo enseñar estos
instrumentos es tema para un taller, pero les adelanto que ayuda hacer estrofas
y/o cantarlas. Vean estas, por ejemplo:
La Convención es un
medio / de protección para los niños / por eso hay que difundirla / y ponerle
mucho cariño// Derecho a la identidad / y a tener sus documentos / eso para
muchos niños / es realmente un gran tormento (art. 7) // Los niños tienen
derecho / a expresar sus opiniones / eso debe de velarse / por las
organizaciones (art. 12) // La Convención establece / que se debe prevenir /
abuso sexual, maltratos / todo lo que pueda herir (art. 19) // El estado es
responsable / de pensión alimentaria / si familiares no pueden / ofrecer comida
diaria (art. 26) // No olvidemos el derecho / al juego, a la recreación / estos
no son privilegios / es parte de su formación (art. 31) // Esta Convención del
niño / es toda una bendición / por eso hay que apoyarla/ y ponerle corazón //
En fin, se pueden hacer
unos ejercicios con los estudiantes y ponerlos a que hagan sus estrofas.
Algo que yo haría
después de las elecciones sería detenerme en cuáles son las responsabilidades
de alcaldes y gobernadores, de concejales y legisladores regionales, en
relación con los niños. Que los estudiantes sepan, por ejemplo, que los
Concejos Municipales de Derechos dependen de las alcaldías y que ellos pueden
recurrir a esas instituciones. Imaginar que se reúnen con los alcaldes y
gobernadores electos y que expresen qué les dirían… Sería una buena actividad y
les permitiría hablar de la situación de su municipio y de su estado.
¿No creen ustedes que
se pueden formar ciudadanos desde pequeños?
21-11-21
https://elpitazo.net/opinion/educar-para-ser-ciudadanos-desde-ninos/
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