Ivan Reyes 15 de noviembre de 2021
@IvanEReyes
Un
criollo cambió la calurosa Cagua por la gélida Ushuaia y se llevó la receta del
patacón
Ushuaia es reconocida como una de las ciudades más australes del mundo. En esa ciudad de más de 50.000 habitantes y a escasos kilómetros del Polo Sur de la Tierra hay un venezolano que hace patacones. Por increíble que parezca, los patacones criollos de Ronald Iriarte se atrevieron a llegar a la ciudad argentina que lleva por apodo el “Fin del Mundo”.
El
venezolano Ronald Iriarte es ingeniero civil. Nació en la calurosa ciudad de
Cagua, en el estado Aragua y, en lugar de pasar por otros puntos de la
geografía sudamericana, Ronald se fue directo de Venezuela a Ushuaia. Es decir,
del norte del sur, hasta el sur del sur. La principal motivación de Ronald era
ayudar a su familia. “Me dijeron que en Ushuaia se ganaba bien”, dice entre
risas antes de presentar la receta de los patacones más australes del mundo.
Este
platillo especialmente típico del Zulia se une a otros tantos agrupados
en Sabor Migrante, un esfuerzo editorial de Venezuela
Migrante y Efecto Cocuyo, que cuenta la migración
venezolana desde otra perspectiva.
Patacones
criollos en la ciudad más austral del mundo
Aunque
eso de “la ciudad más austral del mundo” se lo disputan tres lugares, Ushuaia
es ampliamente reconocida a nivel mundial como la ciudad más al sur.
Mediáticamente, la ciudad argentina le gana la partida a dos chilenas: Puerto
Williams y Punta Arenas. En Ushuaia, al sur de la isla Grande de Tierra del
Fuego, vive un muchacho oriundo de Cagua que cambió el calor de su ciudad natal
por el frío de la ciudad que ahora lo abriga en calidad de migrante.
Ronald
Iriarte se ríe cuando habla sobre su llegada a Ushuaia. “Me dijeron que la
ciudad era bonita”, cuenta, pero también recuerda que le dijeron que se ganaba
buen dinero, pues, esta ciudad tiene mucha actividad turística y portuaria,
además representa uno de los puntos más estratégicos en la geografía argentina.
Ronald no lo pensó tanto y se fue para el sur. El ingeniero civil venezolano se
estableció en la ciudad y se enamoró de Natalia Pereyra, oriunda de Córdoba.
Ronald y Natalia se conocieron a través de amigos y al pasar el tiempo se
casaron. Ahora viven juntos en el “Fin del Mundo” y, cocinan patacones
venezolanos.
El
patacón venezolano se diferencia del colombiano en varios aspectos. Mientras el
colombiano solo tiene un piso de plátano y el relleno se pone encima, el
venezolano funciona más como un sándwich que, en lugar de usar pan, usa
plátanos fritos. El relleno puede variar: desde pollo, carne mechada hasta
pescado y vegetales. Esta receta requiere, entre otras cosas, que el plátano
esté sumamente verde y sumamente duro, para poder darle la consistencia
necesaria y que no se deshaga en cada mordisco.
Aunque
pudiera parecer increíble, Ronald y Natalia se las ingeniaron para replicar la
tradicional receta venezolana, la que se hace normalmente al occidente del
país, en la ciudad austral de Ushuaia y ahora llenan de olor y sabor uno de los
puntos más recónditos del continente y del mundo entero.
Para conocer la historia de Ronald y sus patacones, vea el siguiente video:
Tomado
de: https://venezuelamigrante.com/noticias/los-patacones-venezolanos-que-llegaron-al-fin-del-mundo/
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