Trino Márquez 02 de febrero de 2023
@trinomarquezc
Durante lo que va de 2023, la oposición –o para decirlo con mayor exactitud, el G3 conformado por Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo, con el apoyo de algunos otros pequeños grupos- ha tomado decisiones que me parecen desacertadas por la manera en que se adoptaron: sin rendir cuentas, sin realizar balances autocríticos, ni analizar el contexto global, ni formular planes alternativos. Voy a referirme a dos medidas que considero cruciales: eliminar la gestión de Juan Guaidó y sumarse al coro de voces dirigido por Nicolás Maduro, quien solicita el levantamiento de las sanciones internacionales, responsabilizándolas de todos los males que aquejan al país, como si su pésima gestión a lo largo de una década nada tuviera que ver con los enormes males que sufre Venezuela.
Haber
desmontado el interinato de Guaidó está teniendo consecuencias nocivas en
varios frentes. Para los millones de venezolanos que han huido en estampida de
nuestro país ha resultado calamitoso. En días recientes, Idania Chirinos
–periodista venezolana residenciada en Bogotá- denunciaba que los centenares de
miles de compatriotas que se han desplazado hacia Colombia, quedaron a la
deriva desde que cerró sus puertas la oficina que Guaidó mantenía en Bogotá.
Esa agencia recibía ayuda nacional e internacional que permitía apoyar los
venezolanos en distintos campos: orientarlos acerca de cómo legalizar su
situación; cómo podían sobrevivir y conseguir un empleo estable; hacia cuáles
regiones o departamentos debían movilizarse. Se trataba de una asesoría útil
para soportar las duras condiciones que les toca vivir. Ahora, la embajada de
Maduro dejó a ese enorme contingente a la intemperie. Que cada quien subsista
como pueda. Al fin y al cabo, como dijo Gustavo Petro en la reciente reunión de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el gigantesco
desplazamiento de venezolanos hacia Colombia no es responsabilidad de Maduro,
sino de los cambios climáticos producidos en el planeta, que han empobrecido a
Venezuela. ¡Vaya manera de convertirse en cómplice de la incompetencia y
la destrucción de una sociedad! La situación en el resto de los países de la
región donde Guaidó tenía sus representantes debe ser similar a la de Colombia.
La
otra área donde están viéndose las consecuencias de haber desmontado el
interinato, se conecta con la comunidad internacional. A los países amigos de
los demócratas nacionales lo que se les muestra es un conjunto de facciones y
sectores donde existe una enorme dispersión. Los puntos que aglutinan y
solidifican a los adversarios del régimen resultan escasos o inexistentes. Al
menos con Guaidó había un interlocutor que podía asumir la vocería del conjunto
opositor, aunque no todas las fracciones estuviesen de acuerdo, ni existiera
una sola estrategia frente al régimen. Ahora se oyen distintas voces y cada una
de ellas expresa su propio punto de vista. Para la comunidad internacional todo
esto debe resultar confuso e incomprensible. En la actualidad, una comisión
integrada por varios dirigentes opositores de los que se han reunido con el
Gobierno en México, anda en una gira por varios países europeos
explicando los alcances de las exigencias planteadas en esos encuentros.
Esperemos que tengan éxito, aunque la invasión de Rusia a Ucrania y la
debilidad de los demócratas criollos no permiten ser demasiado optimistas. Hoy,
el foco de atención se encuentra en Ucrania. Venezuela, en parte debido a la
propia oposición, salió de los reflectores.
Con
respecto de las sanciones, resulta incompresible que algunos gobernadores e
importantes dirigentes de la oposición estén acompañando la cantaleta de Maduro
acerca del levantamiento de los castigos. Sorprende que le hayan comprado ese
discurso mendaz a cambio de nada.
¿Qué
tienen que ver las sanciones con la destrucción sistemática y sostenida de
Pdvsa, causa de la caída de la producción de crudo y de la merma de los
ingresos petroleros de forma dramática, luego de haber sido esa empresa un
ejemplo mundial de eficiencia? ¿Qué tienen que ver las sanciones con la
hiperinflación y la ruina del aparato productivo nacional, la caída del PIB, la
desarticulación de la agroindustria, las expropiaciones y confiscaciones, y
todas las medidas disparatas que arruinaron la economía nacional? ¿Qué
tienen que ver las sanciones con el derroche del Gobierno cuando les regala el
petróleo a Cuba y a los países de PetroCaribe? ¿Acaso el abandono de la
provincia, la falta de inversión en vialidad, en servicios públicos y, en
general, en infraestructura, están determinados por la sanciones? Nada de eso.
El G3
acabó con el interinato de Juan Guaidó y, además, replica el llamado maniqueo
de Nicolás Maduro contra las sanciones. Es decir, trituró dos poderosos
mecanismos de presión, sin haber logrado ningún compromiso serio del régimen
para recuperar la democracia a través de la convocatoria en 2024 de elecciones
libres, equilibradas y supervisadas por los organismos internacionales.
La
representación democrática llegará a la nueva ronda de negociaciones en México,
si es que se da, blandiendo arcos y flechas, mientras el régimen mostrará sus
poderosos tanques blindados. Son generales que se desarman unilateralmente para
quedarse sin nada con lo cual poner en aprietos al adversario. Pésima
estrategia.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
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