Yralis Pinto 27 de marzo de 2023
Desde
el pasado mes de diciembre, un grupo de 30 compañeros del área de Formación del
Centro Gumilla, tanto de la sede principal como de las regiones Sucre,
Anzoátegui, Caracas-Miranda y Aragua-Carabobo, iniciamos un diplomado acerca de
la Enseñanza Social de la Iglesia. Dicho espacio formativo se desarrolla bajo
la modalidad mixta, es decir con jornadas presenciales y virtuales, abarcando
un total de dieciséis temas ampliamente desarrollados por el P. Pedro Trigo,
s.j., teólogo interdisciplinar e investigador del Centro Gumilla, quien además
es el autor del libro base de esta formación.
No es
doctrina…
La
reflexión en la que nos adentramos está planteada no como doctrina, entendida esta
como un conjunto de pautas que se dan para ser asumidas conductualmente, sino
para comprender el cristianismo como acontecimiento abierto en el que Papá
Dios, a través de su hijo Jesús, nos llama a participar. Este modo de discernir
está animado por las palabras del papa Francisco quien nos invita a dejarnos
mover por los impulsos del Espíritu: “No será posible comprometerse en cosas
grandes sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin unos móviles
interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y
comunitaria” (Laudato Sí 216).
Es enseñanza…
Una
enseñanza cuya fuente es el Evangelio. Se trata de dejarnos
enseñar el mismo modo de Jesús, lo que hizo y enseñó, Él es nuestro
referente; nuestro camino, verdad y vida. Por ello, el corazón de los temas es
la Palabra de Dios, para que sea ella la que ilumine nuestro entendimiento.
Precisamente, lo que buscamos en este espacio es ver la realidad con los ojos
de Dios, siguiendo el criterio del Evangelio, para poder incidir en ella con
miras a transformarla superadoramente. Es enseñanza porque al ser dinámica la
realidad, nuestra mirada necesita ser siempre nueva, aprender constantemente de
ese mensaje de Jesús, para ir dejándonos transformar y responder con fidelidad
creativa.
Actitud
discipular
Si lo
que propone este diplomado es discernir la realidad desde el Evangelio, la
actitud que necesitamos quienes estamos en él es la de discípulos: atentos y
abiertos a lo que esa palabra nos quiere comunicar, para que alimentemos nuestro
cristianismo como seguimiento, es decir, para que hagamos hoy el equivalente de
lo que haría Jesús en su realidad.
Ciertamente,
sería más sencillo una doctrina, un conjunto de ideas ya formuladas para
aplicar, que nos ahorre el trabajo de discernir, pensar, escuchar,
confrontarnos, ver al Señor, vernos y ver la realidad… Es claro que, aunque más
sencillo, no tiene vida, no hay cabida al Espíritu de Dios, no hay desarrollo
humano ni construcción del Reino de esa forma.
Por el
contrario, la experiencia que vamos teniendo nos sacude internamente, nos ayuda
a reconocer las falsas imágenes de Dios, los introyectos religiosos, las
visiones distorsionadas de nuestro ser Iglesia y nuestras
opciones vitales que no siempre están en el horizonte de la propuesta cristiana.
Si los
equipos regionales del Gumilla queremos que el servicio ofrecido a las
comunidades donde estamos presentes sea verdaderamente fecundo, si queremos que
nuestro pequeño aporte al país contribuya a producir alternativas superadoras,
necesitamos conocer profundamente la realidad, afinar el discernimiento
–siempre nuevo– que sólo se da si hay apertura al Espíritu de Dios.
Contenidos
y metodología de trabajo
Los
temas que componen el diplomado están ampliamente desarrollados en el libro
“Enseñanza Social de la Iglesia”, que comprende un total de tres capítulos
acerca de la vida, tres capítulos sobre las dimensiones del ser humano, seis
capítulos acerca de las relaciones sociales y cuatro capítulos que tienen que
ver con el desarrollo humano.
El
método de trabajo asumido bajo la modalidad mixta (presencial-virtual),
comprende un total de tres encuentros presenciales con jornadas completas el
fin de semana y nueve encuentros virtuales. En los presenciales, la dinámica
comienza con la exposición del tema, por parte del P. Trigo, seguido por
reuniones en subgrupos para recoger dudas e inquietudes acerca del tema,
compartir resonancias y disonancias, lo cual implica que, a través de una
visión nueva y aún más personal, podemos ver en dónde nos encontramos de manera
individual y colectiva respecto a lo reflexionado como propuesta de vida.
Luego, nos integramos nuevamente y en plenaria es posible compartir lo
trabajado en los subgrupos para su ampliación–profundización por parte del
profesor encargado. También, dentro de la dinámica contamos con un momento de
oración comunitaria que da el tono contemplativo y dispone a las personas para
la jornada del día siguiente; finalmente, el sábado por la noche, se realiza la
celebración de la Eucaristía donde compartimos lo que la palabra de Dios nos ha
estado diciendo a lo largo del encuentro de modo muy personal.
Por
otro lado, en los encuentros virtuales la dinámica consiste en una exposición
inicial del tema y, posterior a ello, un conversatorio entre el profesor y los
estudiantes con preguntas claves acerca del tema.
Un
aprendizaje comprometido
El
compromiso de los participantes exige la lectura de cada tema previo a los
encuentros, acompañada de preguntas formuladas que nos ayuden a encontrar las
claves en el contenido propuesto. Asimismo, la participación activa en las
reuniones grupales, entrega de trabajos posteriores a cada tema y, desde lo
experiencial, el compartir genuino de lo que vamos aprendiendo, ya sea un tema
completo o tópicos de bloques de temas, a través de réplicas en las comunidades
o grupos donde hacemos vida, la cual también es recogida en un informe que se
entrega posteriormente. La actividad de réplicas es clave en el proceso
formativo porque al dar lo que recibimos, vamos extendiendo esta Buena noticia
a otros y seguimos profundizando nosotros, mientras vamos sacando mayor provecho
a lo recibido.
Espíritu
fraterno
Todos los
implicados, tanto del equipo organizador y el profesor como los participantes,
tenemos la oportunidad de encontrarnos como hermanos y juntos entrar en esa
enseñanza que Jesús, nuestro hermano mayor, nos quiere transmitir… En este
espacio nos escuchamos, nos ayudamos, nos enriquecemos con el don que Dios ha
puesto en cada uno y afirmamos el camino sinodal por el cual nos invita a ir
juntos desde donde cada uno está.
Para
los equipos regionales esta formación ilumina nuestro servicio y confirma
nuestro horizonte institucional, que no es otro que aportar a la construcción
del Reino de Dios, en la concreción de una sociedad justa, humana y
fraterna.
El
diplomado es también un encuentro de alegría, cantos y celebración del don
sagrado de la vida y la fraternidad. Por ello, es necesario seguir extendiendo
esta propuesta formativa sobre la Enseñanza Social de la Iglesia, para que los
cristianos, como cuerpo de Cristo, movidos por el Evangelio, avancemos en ser
una Iglesia encarnada en el mundo, en nuestra Venezuela.
Agradecemos
a Papá Dios, al Centro Gumilla, a los colaboradores y a todos los participantes
por esta maravillosa y exigente experiencia, que nada tiene que ver con
“tallerismo” ni con recibir contenidos para luego ser certificados, como dijo
un compañero participante, esto es un Diplomado Orante del Evangelio.
Dios
quiera que esta propuesta pueda seguir llevándose a cada vez más personas a lo
largo y ancho del país.
Tomado de: https://revistasic.org/una-ensenanza-que-nos-invita-a-encarnar-el-modo-de-jesus/
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