Andrés Cañizález 22 de marzo de 2023
@infocracia
El
estudio del FMI sobre el impacto positivo de la migración venezolana en el PIB
de los países de acogida exige políticas públicas adecuadas | Por Andrés
Cañizález y Miguel Ángel Valladares
n reciente estudio del Fondo Monetario Internacional reveló el impacto positivo que la migración venezolana está teniendo en las economías de los países de la región. Las estimaciones del ente multilateral indican que la mano de obra venezolana podría incrementar en un 4.5 el PIB de los países de acogida para 2030, todo esto a pesar de que en ellos se requieren adecuadas políticas de inserción y condiciones favorables para la mano de obra migrante.
Estas
cifras se toman del estudio titulado «Regional Spillovers from the Venezuelan
Crisis» (Efectos colaterales regionales de la crisis venezolana) desarrollado
por economistas del Fondo Monetario Internacional. En el mismo, se asegura que
el gasto para atender las necesidades de los migrantes venezolanos oscila entre
0,1% y 0,5% del PIB, dependiendo del país, pero se espera que ese impacto se
vaya reduciendo con el tiempo en la medida en la que esos migrantes se vayan
integrando a la economía local de cada país.
Las
estimaciones no sorprenden a Oscar Javier Calderón, director regional del
Servicio Jesuita a Refugiados para Latinoamérica y el Caribe, quien aseguró a
la cuenta @migramonitor,
que la cifra evidencia una realidad que ellos han podido constatar en su
trabajo de campo, aún cuando siguen existiendo retos para dar oportunidades a
los migrantes e insertarlos a las actividades productivas.
“Estas
estimaciones nos animan y cotejan lo que hemos visto en nuestro trabajo en la
región y es el impacto de la mano de obra migrante venezolana. En Colombia,
según un estudio del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social
de la Universidad Externado de Colombia, que data del 2020, se indicó que la
población venezolana que llegaba al país era mayoritariamente joven y con nivel
educativo. Un 18% tenía titulación e incluso posgrado, mientras que un 74%
tenía la posibilidad de realizar actividades laborales”.
La
cifra cobra mayor importancia si se toma en cuenta que la internacionalista
María Clara Robayo le aseguró a @migramonitor que hay casi 2,9 millones de
venezolanos en Colombia. Este número representa una importante mano de obra que
está aportando a la economía local, todo eso a pesar de los obstáculos.
“Es
cierto que estamos en una era postpandemia, los países de la región están
teniendo dificultades, hay desempleo y alta inflación, eso juega. Pero hemos
estimado que hay asuntos que deben atenderse de forma prioritaria, uno de ellos
es acabar con esa narrativa, que va tomando fuerza, de que los migrantes ponen
en riesgo la mano de obra local y no se toma en cuenta las oportunidades que
nos habla el FMI”.
Calderón,
abogado de profesión, con una gran trayectoria en la atención de los migrantes
en la zona del Norte de Santander, califica estas narrativas como grandes
retos. “Son xenófobas y excluyentes. A falta de regularización, los migrantes
van a trabajar en peores condiciones que la población local y con peores
salarios, eso sí afecta a las economías locales. Tenemos que permitir que los
migrantes y locales compitan en igualdad de condiciones”.
El
defensor de derechos humanos puntualizó que los migrantes en Perú y Colombia
enfrentan barreras a la hora de buscar la regularización. “En Colombia, quienes
tengan salvoconducto con solicitud de refugio no pueden firmar un contrato
laboral, es decir, necesitan refugio pero no pueden trabajar”.
En
Perú sucede algo similar. “Allí las personas solicitantes de refugio pueden
trabajar por 60 días con un carnet provisional, pero en 60 días no se soluciona
su solicitud de refugio y eso crea incertidumbre en las empresas a la hora de
darles trabajo. Tenemos que buscar la forma de que esa solicitud no sea
incompatible con la posibilidad de trabajar en el mercado formal”.
La
migración como palanca de crecimiento
El
estudio del FMI sobre el impacto positivo de la migración venezolana en el PIB
de los países de acogida exige políticas públicas adecuadas, si se piensa que
nada indica que la misma se pueda detener en los próximos años.
“Es
necesario que los países vean estos datos del FMI para que visualicen la
migración como fuente de crecimiento económico para sus naciones, pero necesita
políticas incluyentes, perdurables, con rutas de acceso claras para la
regularización. Debemos repensar la migración en asuntos de género, cambio
climático, derechos humanos”.
El
director regional del Servicio Jesuita a Refugiados para Latinoamérica y el
Caribe, Oscar Javier Calderón, destacó que, a pesar de las oportunidades
económicas de las que hablan los organismos multilaterales, las políticas de
las naciones siguen siendo restrictivas.
Se
identifica un excesivo énfasis en la seguridad como parte de las políticas
migratorias. Debemos hablar y tomar acciones sobre las condiciones laborales de
las mujeres migrantes, que son altamente vulnerables y con una tasa de
desempleo mayor que los hombres.
El
abogado sostiene que le alientan “estos estudios como el del FMI, pero
requerimos más políticas para que los talentos y la vocación productiva de los
venezolanos puedan integrarse a los mercados en igualdad de condiciones para
evitar la explotación”.
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