Orlando Viera-Blanco 28 de marzo de 2023
@ovierablanco
Víctor
José López, nacido en Caracas el 2 de agosto de 1940, comenzó a escribir en
1967 en el Diario Nacional. En 1968 junto a Carlitos González y
Apolinar Martínez funda el Diario Meridiano, donde escribe en su
sección de toros hasta el año 2006, y lo dirige por más de cuatro décadas. El
Vito es sin duda, uno de los periodistas más cultos, universales y versátiles
de Venezuela. Su marcha deja una huella indeleble de sabiduría, humanidad y
calidad intelectual, como pocos.
El
toro por los cachos…sin cursilismos.
Conocí al Vito en víspera de graduarme [abogado] en 1986. Trabajaba en el Bloque de Armas como pasante, y al final de la tarde, antes de ir a clases, pasaba por la redacción en el piso 3 para testimoniar “la rueda”. Parecía un tercio de lidia. El Dr. Andrés de Armas, amante incurable de los deportes, esperaba con ansiedad bajar de su faena ejecutiva a Meridiano, su oasis. Ver “debatir” la agenda deportiva Venezolana día a día, era un privilegio. El Vito dirigía la redacción, junto a periodistas de la talla de Humberto Galarza, Peggy Quintero, Pedro Ramón Romera y Apolinar Martínez [prestados a Meridiano/ Romera y Martínez migraron a 2001].
De esa
“rueda” salían los más geniales titulares. Presencié la génesis de
varios apodos en esa chispa e ingenio. El “Gato” Galarraga, El Rey Hernández
[cuyo sobrenombre convivía con el Rey David o el Gocho Santana. Pero hay mucho
más que llenaban los vivos titulares de Meridiano como el “Comedulce”
(Bob Abreu), Aníbal Sánchez, el “Caníbal”, o Carlos Zambrano “El Toro”. Nos
dice el Vito en su Blog infatigables: “Además, seamos honestos, es
mucho más divertido hablar de “El Torpedo”, “El Kid” y “El Panda” que decir
García, Rodríguez o Sandoval”.
El
Vito era un periodista crítico y sesudo. En su fascinante y denso libro Infatigables,
nos escribe: “¿Por qué infatigables? Cuando los venezolanos declaramos
la independencia y nos propusimos erigir una República en 1811, iniciamos una
ruta cuya intención y meta era la cimentación de un país en el que ondeará una
bandera hinchada con aires de igualdad y de libertad. Nos exige no declinar y
jamás entregarnos. Debemos ser infatigables, como mil veces lo ha reclamado
Leopoldo López”.
Con más
de cincuenta años en la profesión a sus espaldas, El Vito se
convirtió en uno de los mejores cronistas taurinos de América, colaborando en
diversos medios nacionales e internacionales. Publicó con prosa impecable, diez
libros dedicados a la fiesta brava, entre los que se encuentran ‘Fragua
de toreros’ o ‘Solera brava’ […] La memoria del toreo le llevó a ser
un profesional muy respetado a ambos lados del Atlántico, con un estilo ameno y
sencillo y un especial don de gentes derivado de su bonhomía. Su
obsesión por el correcto uso de la palabra y la certeza de sus conceptos, la
compartía con su generosa disposición a revisar y corregir textos de los
periodistas de la redacción. Qué maravilla poder interrumpirle sin reproche,
porque su vocación docente y sanadora era infatigable. Este
servidor, también “abusaba” de su don paternal. Mi primer artículo lo titulé “La
lid” [Diario 2001], referido a Bolívar. Al leerlo me contestó con su
mirada gacha a medio reír: “Bolívar merece todo lo que escribes, sin
cursilismos…”[sic]. El Vito fue digna representación de una corrida de
toros: Vibrante, apasionado, febril, alucinante. Hablaba con mirada fija y
profunda respiración. Taconeaba las frases para sentenciar, como el toro que
embiste y no perdona errores…
Un
toro llamado Manzanero
El campo tuyero de Ocumare del tuy vio nacer a Luis Sánchez Olivares, El
‘Diamante Negro’. Sus caminos en España-nos relata el Vito, ”abrió los
senderos que muchos venezolanos emprendieron destacándose, entre todos, la
dinastía de los hermanos Girón fundada por el maestro César Girón y que
integraron sus hermanos Rafael, Curro, Efraín, Freddy y Pepe Luis, cada uno de
ellos autor de una página importante en los anales del Nuevo Circo de
Caracas. Para El Vito escribir “Entre
Toros” era narrar la vida de un país de lo rural a lo urbano, de la
Maestranza de Maracay a Granada. Del Nuevo Circo a las Ventas o La Alternativa;
a Azpeitia, San Sebastián o Sevilla.
Su
fascinación por la tauromaquia era hechizo puro por el linaje de toreros
Venezolanos. De Ali Gómez “el León de Camoruco”, pasando de José
Nelo, “Morenito de Maracay” o Rafael Orellana “El
Tovareño” a los hermanos Girón, El Vito irradiaba admiración por la
casta de entusiastas novilleriles imbatibles, cortando rabos y orejas con
orgullo en las arenas del mundo.
En memoria
de arena vale la pena destacar: “La primera actuación de “El
Diamante Negro” como matador de toros en Venezuela fue el 28 de noviembre de
1948, mano a mano con Raúl Acha “Rovira”, lidiando toros de Vistahermosa. La
corrida tuvo que celebrarse a las dos de la tarde, porque la situación política
de la ciudad era muy confusa como consecuencia del derrocamiento del presidente
Gallegos y de la instauración de un régimen militar. “El Diamante Negro” toreó
mano a mano con Luis Procuna. Cada uno cortó tres orejas y rabo y salieron a
hombros”. Esa es la memoria de nuestra sangre y nuestras lágrimas,
donde entre toros y poder, brotaba una nación, aunque al decir del Curro
Romero, “los toros han sido, son y serán cultura no política…”
Reseña
el Vito: “Los hermanos Rafael y Curro Girón debutaron en Caracas una
tarde de apoteosis para la dinastía el 3 de febrero de 1957, cuando abrieron la
puerta Grande del Nuevo Circo luego de triunfar con toros de Santo Domingo.
Curro Girón cuatro orejas y un rabo, Rafael una y César Girón una oreja. El 10
de noviembre de 1957 un toro de Peñuelas hirió a ‘Diamante Negro’ al entrar a
matar. La oportuna e inteligente intervención de don Ángel Peralta
le salvó la vida al ídolo nacional. ‘Manzanero’ fue el nombre del toro heridor
y sus orejas le fueron llevadas al torero a la enfermería”. Una épica
donde se enaltece al toro montés-indomable, salvaje y fragoso-el arrojo del
torero y la nobleza del galeno, sin cuyas manos la vida se marcha en una
embestida, en un regato…Representación ardorosa de la pluma del Vito, de un
pueblo al que amaba con pasión taurina.
Una
camaradería ejemplar
Con su fraternal amigo Apolinar, coincide por primera vez el 3 de noviembre de
1969. Más nunca se separaron. Hicieron vida en el Bloque De Armas. Como subraya
Apolinar [y lo suscribo], entre El Vito, Meridiano y el doctor de Armas, se
formó una camaradería que fue más allá de la esfera de las relaciones
Director-Jefe, propietario y periodistas.
No
frecuenté al Vito tanto como hubiese querido. Pero mi afecto y admiración por
él [y Apolinar], son genuinos. Así se lo expresé en una misiva a propósito del
día del periodista [1987] que más o menos decía: “Quiero reconocer el
gentilicio periodístico de dos gigantes de los medios impresos. Su labor
quijotesca detrás de su redacción, son un faro de inspiración a las nuevas
generaciones, entre ellas un aprendiz de escribidor”. Con leve tesitura,
trato de seguir el rigor de vuestras plumas.
Alza
vuelo querido Vito, como Toro de Miura: Invencible, místico, de
casta cabrera, colorado y ojo de perdiz como Perdigón. Rindo tributo a
quien jamás tuvo miedo de nada. Ni el Espartero contigo podía. Dios me dio la
dicha de conocerte y reencontrarnos hace poco, en una nostálgica conversación.
Estabas feliz por la presentación de tu libro, Infatigables, y
nuevos retos…El Infatigable fuiste tú. Ahora en el cielo, de paseíllo por esa
plaza, te reencontrarás con grandes figuras. Y seguirás alzando banderillas,
espadas, capotes y muletillas por tus hijas, por tus seres queridos, por los
hijos de la patria.
Así
despediste nuestra conversación. “No sueltes el capote Orlando. A
Venezuela le vienen luces y trajes de majos después de la lidia…” Toca
ahora un lance de navarra y porta gayola de rodillas…Con
capote en el suelo, realzando la bravura de tu vida, como Chocolatero el
toro que después de soportar 22 varas y desplazar 10 caballos fue indultado, os
despido parafraseando a Carlos Fuentes: “Viendo entre toros al Vito me
di cuenta [como a Manolete], que todo es vida, incluso su partida” Descansa en
paz querido Vito. ¡Olé infatigable…!
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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