Luis Manuel Esculpi 07 de noviembre de 2017
@lmesculpi
Al
margen de la controversia actual en el campo opositor, la lucha por exigir
condiciones para la realización de elecciones verdaderamente libres, constituye
un elemento unificador de las diferentes posiciones presentes en la diatriba.
No
existe contradicción entre quienes participan en las municipales en levantar
las banderas exigiendo esas condiciones para este y los próximos procesos,
igual situación estaría planteada para los que han decidido no participar en
los comicios de diciembre.
A esta
altura del partido, tampoco tiene mucha pertinencia la polémica en torno a la
participación o no en la elección de Alcaldes, hay organizaciones políticas que
decidieron no concurrir y sin embargo no están llamando a la abstención.
Se
comprende perfectamente que los movimientos vecinales de municipios
emblemáticos de la oposición, se hayan activado para exigir la presentación de
candidaturas a sus respectivas Alcaldías.
En los
municipios de la Capital pertenecientes al estado Miranda ( donde la abstención
influyó decisivamente en los resultados para la Gobernación ) los vecinos -por
su mayor relación con las Alcaldías- se han movilizado para evitar que los
gobiernos municipales caigan en las desastrosas manos del oficialismo.
Como
declaró recientemente el Rector de la Universidad Católica José Virtuoso: “Con
mejores condiciones electorales 2018 puede ser un año para el cambio”. Esos
requisitos no se obtendrán como consecuencia de un acto de gobierno, será la
lucha, la presión tanto nacional como internacional la que podrá conquistarlos,
de allí que más allá de las actuales divergencias, la acción unitaria para
alcanzar condiciones que posibiliten conquistar ese objetivo el próximo año, se
convierte en un propósito con sentido estratégico.
La
necesidad del cambio político se hace cada vez más apremiante, la catástrofe
económica y social, solo se podrá contener y superar con un cambio de rumbo. La
camarilla gobernante esta imposibilitada para realizarlo. Su incompetencia,
apego a fórmulas fracasadas universalmente, la fabulosa corrupción y sus
compromisos con las poderosas mafias se lo impiden.
Una
adecuada lectura de la coyuntura política obligaría necesariamente a recomponer
la unidad y redefinir el comportamiento estratégico, para dotar a la oposición
de una ruta que despeje el rumbo, rescate la confianza y supere el escepticismo
reinante en importantes áreas del mundo opositor.
En ese
tránsito se inscribe la de diciembre como una estación importante, que
permitirá conservar posiciones en los municipios más poblados o situados
estratégicamente para continuar la lucha en las mejores condiciones.
Conscientes que la eventualidad de un desenlace para el año próximo, tiene que
plantear los requisitos para participar con equilibrio y con garantías que no
han existido desde la elección fraudulenta de la constituyente. Es mas, ahora
además de un nuevo CNE, observación de parte de organizaciones internacionales,
la limitación del uso de los recursos del estado y del espacio en los medios de
comunicación establecidos en la ley, el cumplimiento estricto del papel del
plan República en las elecciones deben ser elementos esenciales de nuestras
exigencias.
Concentrar
esfuerzo en una estrategia común, que puede ser adelantada aún mientras se
produce el reencuentro, la recomposición y redefinición de la plataforma
unitaria es imprescindible para poder avanzar.
En el
horizonte no se visualiza otra perspectiva en términos inmediatos. La opción
planteada no esta fácil, pero hay que intentarla. Ella supone redoblar esfuerzos
en todos los escenarios para poder ratificar la estrategia constitucional,
democrática, pacífica y electoral diseñada por la Mesa de la Unidad. La
retórica y la repetición de consignas que no ofrecen alternativas son simples
“cantos de sirenas”.
Luis Manuel Esculpi
@lmesculpi
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