Julio César Arreaza B. 09 de julio de 2018
Nuestra
vida republicana nació el 5 de julio de 1811, cuando fue declarada la
Independencia por nuestro primer Congreso; llevamos 207 años defendiendo la
República frente a quienes han osado destruirla. En la magna fecha decidimos
cortar con la Monarquía y nos declaramos republicanos; definimos así nuestro
rumbo hacia la República, dejamos de ser súbditos y nos convertimos en
republicanos. El 5 de julio comenzó también el ejercicio de ciudadanía.
La
República es la esencia de la convivencia política entre nosotros, la vida
republicana demanda intercambio, diálogo, comprensión y no la aniquilación y
desconocimiento de quienes sustentan ideas distintas a los que ejercen el
poder.
La
República sigue viva en los ciudadanos que la defienden, que no han dejado un
solo día en los últimos 20 años de protestar contra el régimen que usurpa el
poder y tuerce el concepto republicano con la fuerza.
La
República está en la sociedad y la gente defiende su derecho a vivir en
democracia. A los venezolanos nos mueve el espíritu democrático y contra todo
obstáculo afirmamos nuestro derecho a vivir en libertad.
La
historiadora Inés Quintero, a quien seguimos en su línea argumental, miembro de
número de la Academia Nacional de la Historia, es de opinión que el 5 de julio
es un hecho republicano, ciudadano, civil, deliberativo; entonces no tiene
ningún sentido que se siga celebrando con un desfile militar, ya que los
militares no tuvieron nada que ver con el origen de esa fecha, aunque luego
hicieron la guerra para defenderla.
En
cambio, si tiene que ver con los civiles, la gente de pensamiento, académicos,
profesores, Juan Germán Roscio, Francisco Isnardi, José Vicente Unda, Juan José
Maya. Hay que ponerle término al desfile celebratorio instaurado por la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez. No existe ninguna relación entre lo ocurrido
el 5 de julio que es un hecho plural, deliberativo e institucional con lo que
representan los militares que marchan con armas durante el desfile.
El
régimen ha tratado de reescribir y torcer la Historia, se ha valido de todos
los recursos, inclusive la educación, obstinados en caminar hacia esa
equivocada dirección, que no les deparará resultados perdurables.
La
República es irreversible, se ha establecido como un hecho histórico,
sociológico y forma parte de nuestro ADN político-cultural. No hay manera de
retroceder a la Monarquía ni a su sucedáneo: el personalismo criollo, mucho
menos a una dictadura corrupta como la que pretende instaurarnos esta ignominia
que tendrá fin.
La
sociedad venezolana tal como en otros procesos históricos complicados resolverá
este infausto tropiezo, que yacerá como un pie de página en nuestra gallarda
historia republicana.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso de los exiliados!
Julio
César Arreaza B.
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