Fernando Camino Peñalver 09 de julio de 2018
La
tragedia humanitaria que padece nuestro país, no ha sido ocasionada por un
enfrentamiento bélico o por una catástrofe natural. Asombrosamente ha sido
causada por la corrupción y la mala gestión de un régimen irresponsable, que se
empeñó en aplicarnos un modelo comunista fracasado disfrazado de socialismo. El
paquete económico de este régimen ha tenido como una de sus consecuencias la
destrucción del sector productivo de nuestro país, con notable ensañamiento en
el sector agroalimentario y con la catastrófica ruina de Pdvsa, empresa
generadora de más del 95% de nuestras divisas.
La
disminución de un ochenta por ciento de la oferta nacional de alimentos y la
imposibilidad del régimen de importar por falta de divisas, acrecienta día tras
día la emergencia humanitaria que azota a nuestra sufrida población. Esta
dolorosa situación ha sido plasmada por Cáritas de Venezuela en su último
comunicado donde señala que: “en este momento la dignidad humana está siendo
agredida e irrespetada, especialmente en aquellos que son los más vulnerables,
en los que se ha acentuado la fragilidad y dependencia por el déficit
nutricional y la falta de medicamentos”.
La
crisis que padecemos ha degenerado en una emergencia humanitaria compleja,
porque además de ser ocasionada por la corrupción y la ineptitud del régimen,
está siendo aprovechada políticamente por éste para intentar perpetuarse en el
poder. Esto constituye una violación múltiple de derechos fundamentales, como
el derecho a la vida, a la integridad personal, a la salud y a la alimentación.
Toda esta situación aberrante que ha convertido a la población en rehenes del
hambre, está tipificado en el derecho internacional como crímenes de
persecución por motivos políticos.
El
régimen está utilizando como arma política la emergencia humanitaria, la cual
es el resultado de su mala praxis económica y política, negando el acceso a los
pocos alimentos y artículos de primera necesidad disponibles, distribuyéndolos
entre sus partidarios y restringiendo su suministro a quienes no lo apoyan. Además,
a través de la hegemonía comunicacional implantada por el mismo, ha
desarrollado una campaña de propaganda sobre una presunta “guerra económica” y
la presencia de un “enemigo interno”, para justificar la militarización de las
actividades productivas del país y someter a más abusos y controles a
productores, emprendedores y empresarios del sector de alimentos.
La
emergencia humanitaria en nuestro país ha sido denunciada reiteradamente por la
Asamblea Nacional, por distintas instituciones públicas y por organizaciones no
gubernamentales nacionales e internacionales preocupadas por los derechos
humanos. Recientemente organizaciones como la ONU, la OEA, el Parlamento
Europeo y gran parte de la comunidad internacional han expresado su
consternación y se sienten alarmadas ante la desoladora situación humanitaria
de nuestra nación, donde se han producido numerosas muertes por desnutrición
debido a los niveles de pobreza, a la escasez y a la carestía de alimentos y de
medicinas. También es notable la preocupación internacional por la afluencia
sin precedentes en la región, de cientos de miles de refugiados y migrantes
venezolanos que huyen del hambre y de las enfermedades hacia distintos países del mundo.
Ante
el reclamo nacional e internacional, el régimen ha hecho caso omiso y se ha
dedicado a negar la crisis y a no permitir la ayuda humanitaria ofrecida desde
el exterior, lo que se considera también otro delito de lesa humanidad. Por lo
tanto, la comunidad internacional está exigiendo al régimen que permita la
apertura de un canal humanitario para socorrer a nuestra población. Voceros del
gobierno pretenden culpar a sectores políticos y de la sociedad civil de una
posible intervención internacional por razones humanitarias, cuando la realidad
es que si esto se lleva acabo es de su absoluta responsabilidad, por no
permitir la ayuda humanitaria, por manipular la crisis en su beneficio y por
condenar a nuestra población al hambre, a la desnutrición y al padecimiento de
enfermedades de todo tipo.
Es
necesario, es urgente salvar a nuestra Nación de esta inmensa tragedia que la
está devastando.
Fernando
Camino Peñalver
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