Freddy Núñez 04 de septiembre de 2024
Ya
pasó un mes desde el triunfo electoral irrefutable de la oposición venezolana,
que convirtió el 28 de julio en Presidente de la República de Venezuela a
Edmundo González Urrutia. Este pasado 28 de agosto cayó la última careta del
régimen al no poder presentar las actas y los escrutinios mesa por mesa, que
avalaran el fraude cometido.
La misma noche del 28 de julio sabían lo que ocurría en todo el país. Ante la evidencia de una derrota aplastante, pusieron en marcha un conjunto de maniobras, arbitrariedades e ilegalidades para producir uno de los actos más vergonzosos que se recuerde, el anuncio del triunfo de Nicolás Maduro.
Al
mismo tiempo, conscientes de que el país no podía tragarse un fraude tan
monumental, iniciaron un proceso de represión que ha dejado hasta hoy casi
treinta personas asesinadas y miles de presos que incluyen menores de edad,
discapacitados, mujeres, todo ejecutado en violación flagrante de la
Constitución y las leyes.
El
país es hoy víctima de un golpe de estado ejecutado a sangre fría.
El
régimen ha sido denunciado internacionalmente por practicar el terrorismo de
estado. Se ha extendido por el país una persecución signada por el odio y la
sevicia.
Pero
el régimen no ganará. Está sólo. Porque la mayoría aplastante de los
venezolanos se hartó de sus mentiras, de verlos enriquecerse mientras ellos
reciben la miseria de una degradante caja clap.
La
crisis económica producto del mortal coctel de corrupción e ineficacia, conduce
a la ingobernabilidad del país. Los problemas básicos de alimentación, salud y
servicios públicos, que requieren solución urgente para garantizar una mediana
gobernanza, se agudizan y no pueden ser resueltos por esta dictadura.
Los
recientes apagones son una pequeña muestra de la profundidad del drama a que ha
llevado esta gente al país. Este régimen no ha podido -y ahora menos- poner un
plato de comida en la mesa de los venezolanos.
El
régimen no ganará porque la gente tiene lustros oyendo las mismas promesas y lo
único que resulta cierto es que cada día que pasa viven peor. Porque sufren la
destrucción del país, de sus posibilidades de una vida decente y la fractura de
sus familias que han tenido que exiliarse para buscar el futuro que aquí se les
niega.
El
régimen no ganará porque esta vez no hay manera de que ni siquiera sus aliados
más cercanos en la región puedan negar la realidad, lo que contribuirá y mucho
a un aislamiento que pasará factura más temprano que tarde.
Porque
con este golpe se han convertido ya públicamente en una peste para la región
sin complicidades más allá de quienes siguen recibiendo beneficios de la exigua
teta petrolera, el borrachín Ortega y los zafios cubanos, que óigase bien, a la
hora de la definición final, los acompañaran hasta la tumba, pero no se
enterrarán con ellos.
Porque
en el tablero mundial sus apoyos reales tienen prioridades muy claras, Rusia,
ver cómo sale de lo que hasta ahora luce como un inmenso error, subestimar el
valor de los ucranianos y la solidaridad internacional que estos reciben
conscientes del claro intento expansionista de un régimen totalitario
absolutamente enemigo de la democracia dirigido por un asesino como Putin.
China
que ya conoce las características de este régimen maula no parece dispuesta a convertir
a Venezuela en el barril sin fondo donde se evaporen sus dólares gracias a la
corrupción, sin que se concrete algún proyecto a los que han destinado
recursos.
Pero
el régimen no ganará, fundamentalmente porque Venezuela es hoy un país
radicalmente distinto al surgido en diciembre de 1998. Hoy está unido, aquí
desapareció la polarización cuando la vulgar mentira del “socialismo del siglo
XXI”, quedó al descubierto y sólo queda de él, una mafia en el poder.
Porque
cada atropello contra la gente y sus dirigentes estimula la convicción
ciudadana de que hay que impedir que se consolide el régimen que acabaría con
la vida de todos.
Porque
todo ciudadano sabe que cada día que pasen en el poder, será peor para él.
Después de 25 años destruyendo a Venezuela, es una estupidez esperar que
resuelvan algo.
Los
resultados del 28 de julio no les dejaron escapatoria, el mundo no está
dispuesto a apoyar la dictadura, mientras que un gobierno democrático y
civilizado recibiría de inmediato todos los apoyos necesarios para salir de
esta terrible crisis.
El
régimen no ganará porque estamos unidos todos en torno a un liderazgo claro y
firme. Porque ese liderazgo no loquea, no dobla la cabeza, no se rinde y sabe
que es mucho aun lo que puede hacerse desde el punto de vista internacional y
nacional, para obligar a respetar los resultados del 28 de julio e iniciar una
transición.
Porque
en definitiva el pueblo venezolano no está dispuesto a dejarse doblegar y cree
en María Corina Machado, Edmundo González Urrutia y la dirigencia de la
Plataforma de la Unidad Democrática.
Freddy
Núñez
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