Ismael Pérez Vigil 31 de agosto de 2024
@Ismael_Perez
A
pesar del lapso que establece la ley y el “exhorto” de la Sala Electoral (SE)
del TSJ en su sentencia # 31, de publicar los resultados, hasta el día de
escribir este artículo, aún no sabemos cuáles son las cifras en que se
sustentan el par de boletines con base en los cuales el CNE proclamó un
ganador. Cabe quizás la pregunta: ¿Por qué la SE solo “exhorto” a la
publicación y no “ordenó” que lo hiciera? Así las cosas, aun rodeados de la
incertidumbre, pongamos por el momento este tema de lado y pasemos a
reflexionar sobre las lecciones que nos dejó el 28 de julio y que resumo en:
Unidad, valor del voto y verdadera oposición, sin pretender que estos tres
puntos agoten el tema.
La unidad
En
realidad, la unidad no es una lección que hayamos aprendido ahora; esa la
aprendimos hace mucho tiempo; por lo menos en lo electoral, desde 1998 la
oposición democrática ha presentado un único candidato para oponerse al
candidato oficial. Esa unidad, lección aprendida, está sólidamente arraigada en
el corazón del pueblo venezolano; nadie duda qué esa es la vía para enfrentar
la situación política que vivimos desde 1998 −qué en realidad comenzó en 1992−,
y a quien la ignora el pueblo le pasa factura; sino que lo digan los
candidatos, supuestamente “opositores”, que quedaron desdibujados en la
elección del 28 de julio. Yo exceptúo de la calificación de “supuesto opositor”
a Enrique Márquez que creo que es genuinamente de oposición.
Esa
Unidad como objetivo y estrategia siempre ha sido la misma, sólo ha ido tomando
diferentes formas organizativas, porque son muchos partidos de diferente
ideología y con raigambre histórica y liderazgos diferentes y es preciso
ponerlos de acuerdo para sortear esas diferencias ideológicas y diferentes
historias de organización y liderazgo.
En
unas ocasiones esa forma organizativa se llamó Coordinadora Democrática (CD) y
tuvo en ella mayor preeminencia la sociedad civil; es decir, las organizaciones
de ciudadanos dedicados a la política y que fueron surgiendo en la medida en
que se fue configurando la inconformidad y resistencia al sistema político que
se nos trataba de imponer desde 1998; la CD tuvo sus aciertos y sus desaciertos
y se terminó convirtiendo en la Mesa de la Unidad Democrática, MUD, creada en
enero de 2008 y formalizada como partido en 2012; diga lo que se diga resultó
ser la opción electoral más exitosa de la historia electoral venezolana y lo
pudimos comprobar ahora, el 28 de julio, cuando nuevamente fue la opción
política en la que votaron, mayoritariamente, los venezolanos por Edmundo
González Urrutia. Por diferentes circunstancias y con algunas amargas
experiencias, la MUD le dio paso a la Plataforma Unitaria Democrática (PU) que,
superando agudas diferencias surgidas en 2019, con dimes y diretes, condujo a
la elección Primaria del 22 de octubre de 2023 y con el liderazgo político, o
la líder política, surgida de esa Primaria, condujo al 28 de julio.
Es la
misma “Unidad”, es la misma estrategia, sólo fueron adaptaciones organizativas
diferentes, con lideres diferentes; adaptación que sin duda habremos de tener
ahora, dependiendo de lo que ocurra en los próximos días y semanas.
El
voto y la vía electoral
También
dependiendo de lo que ocurra en las próximas semanas, la vía electoral, sigue
siendo la opción fundamental que puede esgrimir la oposición democrática y
acompañar, con relativa eficacia y seguridad, el pueblo venezolano. El voto, y
en particular, el voto electrónico, quedó también reivindicado en este proceso.
Sin las actas emitidas por las máquinas de votación, en donde se registran los
votos de los venezolanos, hoy la oposición no tendría las pruebas, que ha
publicado y que nos tienen en está situación política, con unas cifras, que no
han podido ser rebatidas.
Quedó
demostrado que el supuesto “fraude electrónico” siempre fue una entelequia,
debidamente estimulada por los interesados en desmotivar y estimular la
abstención. Se pueden hacer muchas trampas y cometer toda clase de abusos, que
bien conocemos y no dedicaré tiempo a recordarlos; pero, el sistema electrónico
de votación, debidamente auditado y teniendo testigos en las mesas −sean
acreditados o no por el CNE− que recojan las actas que emitan las máquinas de
votación, estas dan resultados que no son fáciles de modificar o alterar; se
puede detener la trasmisión, no publicar resultados, desconocer y ocultar las
actas; pero las actas y los datos están allí, son recogidas y conocidas por
testigos de todos los partidos y no pueden ser alteradas con facilidad, sin
dejar rastros.
La
verdadera “oposición” y los “creadores de contenido”.
Incluso
en los resultados parciales del CNE, con base en los cuales dio dos boletines y
proclamó un “ganador”, se evidencia de manera contundente que la única
oposición que hay en el país es la oposición que representa la PU y que la
“otra” oposición, esa oposición ad hoc que se ha creado, a duras penas −y en
buena medida por confusión de los electores− apenas sobrepasa el 5%. Esa es su
significación y la representación que puede reclamar esa “oposición” y es algo
que se tiene que considerar a la hora de pensar en una negociación. Esa
“oposición”, que presentó varios candidatos y que tiene una “fracción
parlamentaria”, el resultado electoral dejó en entredicho su eficacia y valor
de representación. La evidencia de las cifras, incluidas las que presentó el
CNE, también muestran cual es la oposición y el liderazgo que el pueblo
venezolano valida, acepta, aunque algunos persistan en dar “vida” a
aspiraciones personales, propias, o de algunos opositores.
Merece
también una mención la actitud de lo que hoy conocemos o algunos denominan como
“creadores de contenidos” en el ámbito electoral y político, que otros llaman
analistas, periodistas especializados, asesores, consultores o con el
anglicismo de “influencers” y que actúan en el medio político. Algunos son
sinceros en su propósito, no lo dudo, y quieren evitar que sigan los
enfrentamientos desgastantes, de los cuales culpan en partes iguales a la
oposición y al gobierno; pero, hasta allí llega el acuerdo, pues no es cierto
que la oposición tenga la misma responsabilidad. No se puede ir con ese
chantaje por delante a pedir diálogo y negociación.
Otros,
sin embargo, desde una posición supuestamente opositora, lo que pretenden es
mantener el estatus quo, a cambio de alguna prebenda o posición de influencia;
entre esos podemos incluir a esos empresarios “optimistas”, que adoptan también
la posición de repartir responsabilidades por igual entre las opciones
políticas, las oficiales y las de oposición. Pero hay un tercer grupo que lo
que intentan es medrar, posicionarse o recuperar posiciones políticas perdidas
dentro de la oposición, a partir del trabajo político que hacen los demás y
esperan que les “cedan espacio” que les “compartan” la posición política que
otros han logrado.
Conclusión.
Aunque
no se publiquen oficialmente los resultados, mesa por mesa, o detallados, como
es la obligación legal, todos sabemos lo que ocurrió el 28 de julio: Los
electores, los testigos, de cualquier opción, los funcionarios del CNE, los
soldados y oficiales del Plan República y la comunidad internacional que al
unísono pide que se publiquen cifras verificables de los resultados detallados
de la elección del 28 de julio.
Ismael
Pérez Vigil
@Ismael_Perez
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